Tegucigalpa.- El analista político Rodil Rivera Rodil, refiere que al partido de gobierno le conviene una campaña fundada no tanto en postulados meramente ideológicos, como lo han acostumbrado algunos de sus funcionarios y dirigentes.
Considera que los discursos de índole extrema no únicamente suelen ser contraproducentes, sino que no corresponden a la realidad del plan de gobierno de la candidata Rixi Moncada.
Y, concluye, que las posibilidades de que Libre conserve el poder dependerán, fundamentalmente, de su esfuerzo para persuadir a la ciudadanía de que su proyecto de transformación social continúa firme y que se aplicará de manera flexible e inteligente.
Entrevista a Rodil Rivera Rodil sobre las Elecciones de Honduras 2025
Por: Glenn Flores*
El abogado Rodil Rivera Rodil es un intelectual de obligada consulta para conocer la realidad de Honduras. En un diálogo franco con el articulista Glenn Flores para Criterio.hn nos compartió las siguientes impresiones sobre las próximas elecciones y el panorama político del país.
P. Abogado Rivera, después de tres años y medio de gobierno de Xiomara Castro, ¿considera que Libre tiene las condiciones políticas para garantizar su continuidad en el poder en 2025?
R. De acuerdo con un estudio, muy profesional, por cierto, preparado por el distinguido maestro, economista, abogado y político don Darío Hernández sobre los resultados de las pasadas elecciones primarias de marzo proyectados hacia las generales de noviembre, hace más o menos un mes Libre ganaba la presidencia de la República por un pequeño margen, perdía un número significativo de diputados al Congreso Nacional y desplazaba al tercer lugar al Partido Liberal en las corporaciones municipales.
No obstante, dos acontecimientos han puesto en precario el pronóstico de la mencionada proyección: el primero, el escándalo de corrupción en la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), que, a su vez, ha reactivado el impacto del video del hermano del ex presidente Manuel Zelaya, y el segundo, y más importantes quizás, la cancelación del Estatuto de Protección Temporal (TPS) para los hondureños, a partir del 8 de septiembre del corriente año, por parte del gobierno del presidente Trump con el abierto propósito de afectar a Libre en los próximos comicios.
Por lo anterior, y sin perjuicio de otros sucesos que pudieran sobrevenir en el tiempo que falta para las elecciones, ya sean favorables o desfavorables a Libre, sus posibilidades de conservar el poder dependerán, fundamentalmente, de su esfuerzo para persuadir a la ciudadanía de que su proyecto de transformación social continúa firme y que se aplicará de manera flexible e inteligente. Y con cuya finalidad su candidata deberá, igualmente, transmitir al electorado la seguridad de que su gobierno llevará su propia impronta y el relevo de los principales funcionarios.
De otra parte, conviene a Libre, en mi criterio, desarrollar una campaña fundada no tanto en postulados meramente ideológicos, como lo han acostumbrado algunos de sus funcionarios y dirigentes, como en una mayor consonancia con los puntos torales de su programa de gobierno. Los discursos de índole extrema no únicamente suelen ser contraproducentes, sino que no corresponden a la realidad de su plan de gobierno, que de ninguna manera contempla medidas radicales contra la propiedad privada de nadie, y abonan muy poco a la causa de Libre. Si se me permite la comparación, lucen más cercanos a la enfermedad infantil del izquierdismo de que hablaba Lenin que a otra cosa.
P. ¿Qué factores internos del partido Libre podrían ser determinantes para su éxito o fracaso electoral?
R. Será determinante que el partido mantenga la cohesión y la disciplina política en torno a la candidata y a su plan de gobierno. Dicho de otra manera, Libre no puede darse el lujo de volver a sufrir un brote de disidencia como el que experimentó en la misma instalación de su administración en enero del 2022 y que tanto daño le ha causado en el transcurso de su mandato.
P. Desde su perspectiva jurídica y política, ¿cómo evalúa la consolidación institucional del proyecto de Libre en estos años de gobierno?
R. Tomando en consideración que se trata de su primera vez al frente del gobierno; que no alcanzó en las pasadas elecciones ni siquiera la mayoría simple de diputados en el Congreso Nacional; la feroz campaña desatada en su contra por la derecha y la extrema derecha del país, y los muchos errores cometidos, creo que puede afirmarse que, a pesar de todos estos obstáculos, con los programas sociales que ha puesto en práctica, la derogación de la Ley del Empleo por Hora, la Ley especial de la Energía Eléctrica, que considera la electricidad como un bien público de seguridad nacional y un derecho humano, y sobre todo, con su proyecto de Ley de Justicia Tributaria, que cuenta con la aprobación del propio Fondo Monetario Internacional (FMI), Libre ha podido lograr, si no propiamente la consolidación institucional de su proyecto de cambio, como lo dice su pregunta, si ha podido instalar en la realidad jurídico política nacional y en el imaginario colectivo de los hondureños una clara idea de los cambios concretos con que puede iniciarse en Honduras la lucha efectiva contra la terrible pobreza y desigualdad que nos agobia.
P. ¿Existe realmente un proyecto de izquierda consolidado en Honduras o estamos ante un gobierno de transición?
R. Cuando Hablamos del gobierno de Libre como uno de transición nos estamos refiriendo a que esta constituye su primera experiencia en el poder, a que no alcanzó la suficiente representación en el Congreso Nacional para imponer su agenda y porque los cambios que demanda la sociedad hondureña no pueden realizarse en un solo período, ni mucho menos.
P. Pregunta directa, Abogado Rivera: ¿existe todavía la posibilidad real de un golpe de Estado en Honduras?
Por supuesto que sí. Vea, si no, los intentos de muy conocidos políticos, diputados y empresarios de inducir a varios de los ex oficiales responsables del golpe del 2009 a que presionaran a los altos mandos del ejército para que dieran otro golpe de Estado o forzaran a la presidenta Castro a renunciar. Lo que, como vimos, fracasó estrepitosamente. Y, sin embargo, los golpistas no cejan en su empeño y ahora están incitando a un golpe de barracas para destituir a la actual cúpula militar de las Fuerzas Armadas. Y es que la derecha y, en especial, la extrema derecha son golpistas por naturaleza, lo llevan en la sangre.
P. ¿Qué actores internos o externos tendrían la capacidad de promover o ejecutar una ruptura institucional?
R. Tradicionalmente, esta capacidad la han tenido, en lo fundamental, el ejército nacional, la embajada de los Estados Unidos y las élites económicas del país. No obstante, dada la proximidad de los siguientes comicios y la desmedida percepción triunfalista que se aprecia en la oposición, pienso que pesará más en su ánimo el trauma económico y social que le causarán a la nación que su afán de derribar al Libre del poder a tan corto plazo de los comicios y que, al menos en esta ocasión, se abstendrán de recurrir a la violencia, aparte de las dificultades para hacerlo con que han ido tropezando.
P. ¿Considera que las instituciones democráticas hondureñas son lo suficientemente sólidas para resistir intentos desestabilizadores?
R. Definitivamente no. Aún falta mucho para que tengamos una institucionalidad con esa capacidad de resistencia. Recuerde que formamos parte del mundo subdesarrollado, y la extrema fragilidad institucional es una de las características más reveladoras del subdesarrollo.
P. Desde su experiencia como exdiputado y analista político, ¿cuáles son las señales de alerta que debemos monitorear?
R. Las señales de alerta de que la derecha y la extrema derecha de Honduras no le iban a permitir a Libre sacar adelante su proyecto de cambio, y más todavía, de que iban a tratar de expulsarlo del poder a como diera lugar, ya fuera mediante un golpe de estado, golpe de barraca o asegurándose de que pierda las próximas elecciones, las empezamos a ver, querido amigo, con total claridad, a los pocos meses de haber asumido el poder, y más exactamente, desde que se aprobó la ley especial de la energía eléctrica en mayo del 2022. Y ello, con la despiadada campaña contra el gobierno de la presidenta Castro que ha involucrado a las élites empresariales, a los principales medios de comunicación, a la oposición política, a varios conocidos periodistas y presentadores de televisión, a diversas organizaciones de la sociedad civil, a jerarcas de las iglesias católica y evangélica, a la ASJ, al CNA, y a diversos líderes de otros tantos gremios, sin olvidar, desde luego, al Consejo Hondureño de la Empresa Privada (COHEP), cuyos dirigentes, sencillamente, no pueden tolerar la existencia de un partido de izquierda, como lo hacen los empresarios del resto del mundo. Aún viven en una especie de edad de piedra hondureña.
REFLEXIONES FINALES
P. ¿Qué escenarios considera más probables para el futuro político inmediato de Honduras?
R. Optimista como generalmente soy, percibo como el escenario más probable que la clase política superará, aunque no sin cierta dificultad, la crisis que aqueja al
proceso electoral. De lo contrario, un primer escenario negativo podría ser el ya mencionado de un apretado triunfo de Libre en el nivel presidencial con una aún menor representación en el Congreso Nacional de la que actualmente tiene, lo que podría acarrear una grave ingobernabilidad para el país, que puede ir desde la destitución de magistrados de la Corte Suprema de Justicia para que el Partido Nacional pase a controlarla hasta la separación de la presidenta Moncada de su cargo mediante un juicio político. Y en un segundo escenario, la victoria del Partido Nacional en los tres niveles, en cuyo caso, lo que le espera al país dependerá, en buena medida, del grado de injerencia que el empresario Nasry Asfura le permita en su gobierno a la facción juanorlandista de su instituto político. Así, podríamos tener desde un gobierno de franco continuismo neoliberal y mayor desigualdad económica y social, hasta uno de corte neofascista en el que, de nuevo, se imponga la suprema corrupción y narcotráfico que imperó en el régimen que presidió el abogado Juan Orlando Hernández.
P. Como testigo de seis décadas de vida política nacional, ¿cree que Honduras está viviendo una transformación real o solo un cambio superficial?
R. Me parece que la respuesta correcta a esta pregunta se halla en que los hondureños estamos inmersos desde el golpe del 2009 en una de esas cruciales etapas de convulsión política y social -por momentos más profunda y por momentos menos- que siempre precede a los grandes cambios que la historia trae consigo antes de asentarse en períodos de prolongada estabilidad y de verdadero avance en lo económico y en lo social. Y que tal destino no nace solo de nuestros conflictos internos, sino que también está influenciado por lo que está ocurriendo en el resto del mundo como consecuencia directa o indirecta del enfrentamiento global que se está dando entre los Estados Unidos y China en el marco del parto de un nuevo orden mundial. El que, expresado en términos más explícitos, no es más que la continuación en otro nivel histórico de la confrontación que protagonizaron los Estados Unidos y la Unión Soviética a lo largo de casi todo el siglo pasado.
P. ¿Cuál es el mayor riesgo que enfrenta la democracia hondureña en la actualidad?
R. Yo reiteraría que en estos precisos momentos el mayor riesgo que enfrentamos estriba en que nuestra clase política no pueda conciliar sus diferencias, particularmente en lo que se refiere al proceso electoral, en las que, por lo visto, no solo está presente el componente político, sino también intereses y pleitos personales y económicos, por lo que este podría salirse de su cauce y desembocar en otro rompimiento del orden constitucional, lo que podría acarrear un retraso simplemente intolerable para nuestra democracia y desarrollo.
*Articulista e investigador
