Por: Redacción CRITERIO.HN
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Tegucigalpa.- Este tres de mayo se conmemora el Día Mundial de la Libertad de Prensa y la Relatoría Especial reafirma su compromiso de apoyar al periodismo por la centralidad que tiene en los sistemas democráticos del continente.
La Relatoría Especial aprovechó esta oportunidad para presentar su informe anual 2020 que recopila los hechos más relevantes relacionados con la situación del derecho a la libertad de expresión en el hemisferio. Su propósito es establecer un diálogo constructivo con los Estados Miembros de la OEA que visibilice los avances reportados, pero también los problemas y desafíos enfrentados durante el período.
La pandemia COVID-19 ratificó la importancia del acceso a información de calidad y el papel fundamental del periodismo como trabajo y como método de convivencia democrática. Como señaló recientemente la UNESCO, en tiempos de crisis como este, la información puede ser una cuestión de vida o muerte.
Ante el creciente fenómeno de la «infodemia» que advirtió la Organización Mundial de la Salud, que dificulta que las personas encuentren fuentes y una orientación confiable cuando la necesitan, el periodismo profesional y particularmente el que se ha esforzado por la calidad de la información ha hizo una contribución esencial a la comprensión pública de una pandemia mundial sin precedentes. Los tiempos actuales exigen que las democracias cuenten con una oferta periodística diversa y plural, en constantes procesos de profesionalización y búsqueda de la excelencia. Asimismo, la Relatoría Especial invita a los Estados a prestar atención y brindar recursos para la alfabetización digital y las medidas educativas que contribuyan a un uso autónomo, independiente y responsable de los contenidos.
El informe anual 2020 de la Relatoría Especial destaca cómo la pandemia afectó y puso en riesgo al periodismo en las Américas, agravando desafíos y problemas preexistentes. Muchos periodistas y trabajadores de la prensa perdieron la vida en el ejercicio de su profesión a causa del COVID-19 y, en algunos países, los periodistas perdieron sus trabajos. La pandemia también acentuó las condiciones de empleo informal para los trabajadores de los medios de comunicación.
La crisis económica de los medios en los meses de cuarentena desencadenó drásticas medidas laborales, como despidos de periodistas, cierre total de medios, o suspensión de ediciones impresas. La pandemia también representó una amenaza para la independencia editorial de los medios de comunicación porque aumentó la vulnerabilidad a las presiones económicas o al uso de sistemas de “recompensas y castigos”, tanto por parte de los gobiernos como de los anunciantes.
A lo largo de 2020 se incrementaron algunas tendencias autoritarias en la región, que coinciden con un momento crítico para el periodismo tanto por razones de seguridad como de sostenibilidad económica. Algunos de los países del hemisferio han sido escenario de constantes hostigamientos y persecuciones por parte de policías y parapoliciales contra comunicadores y líderes sociales, quienes incluso han sido literalmente encerrados en sus casas por policías que les impiden salir a la calle a denunciar. lo que pasa en el país. Esta violencia desplegada por el Estado contra la prensa no es solo física sino también legal y simbólica, y confirma el temor de la autoridad estatal de la verdad y el disenso.
La prensa independiente, que registra y difunde diversos hechos y opiniones, en contextos de grave deterioro de las instituciones democráticas e intensificación de la represión, es un insumo insustituible. El periodismo está diseñado para ser ejercido de acuerdo con la democracia y los derechos humanos, tanto como la democracia debe buscar ir acompañada del periodismo profesional. Para esta Oficina, recuperar y ampliar la capacidad del periodismo profesional es una tarea central de nuestro tiempo.
Detrás de estos sesgos autoritarios que aparecen, existen y persisten graves patrones de violencia e impunidad por los delitos contra la prensa en las Américas. Al menos 19 reporteros fueron asesinados durante 2020 por motivos presuntamente ligados al periodismo, cifra que se mantiene dentro de la tendencia creciente de la última década.
Además, las amenazas e intimidaciones y discursos estigmatizantes de líderes públicos contra periodistas son de especial preocupación para la Relatoría Especial, especialmente quienes investigan temas de alto interés público como corrupción o irregularidades en el manejo de fondos públicos en el contexto de la pandemia. Este tipo de acusación fomenta un clima de hostilidad hacia la prensa y contribuye a la autocensura.
Adicionalmente, la Relatoría Especial continuó recibiendo información sobre una tendencia en la región en el uso de diversas tecnologías para monitorear a quienes se manifiestan a través de las redes sociales, afectando especialmente a los periodistas. Además, se informó sobre la activación de mecanismos judiciales para violar la reserva de fuentes periodísticas y la protección de fuentes y denunciantes.
La Relatoría Especial reconoce que existe resiliencia en el periodismo en las Américas al respecto, el Presidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha resaltado que “el periodismo independiente construye memoria que, como todos los periodistas y trabajadores de medios de la región, es resistente a la censura y resiste los ataques. Y dicha memoria constituye una base fundamental para la democratización y justicia que demandan los estándares internacionales vigentes en la actualidad”.
El continente y sus desafíos en materia de Derechos Humanos requieren protecciones especiales para el trabajo de la prensa.
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Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas