El gobierno impone medidas restrictivas como el teletrabajo y las clases virtuales, en medio de la circulación de la variante ómicron XFG. Sin embargo, especialistas en salud advierten que no existen datos transparentes ni evidencia científica suficiente que justifique el estado de alarma
Tegucigalpa, Honduras. – El miedo ante un nuevo repunte de COVID-19 ha vuelto a instalarse en Honduras. La Secretaría de Salud emitió alertas por el aumento de enfermedades respiratorias y la circulación de la variante ómicron XFG, reinstaurando el uso obligatorio de mascarilla en espacios cerrados, así como el teletrabajo para empleados públicos y las clases virtuales. Estas acciones, consideradas por las autoridades como preventivas, han generado preocupación y debate entre la ciudadanía y la comunidad científica.
El científico Marco Tulio Medina señaló que la decisión de regresar al teletrabajo y a la virtualidad escolar en Honduras carece de respaldo técnico: “No hay sustento desde el punto de vista científico porque falta una cantidad de datos que nosotros lo llevamos durante la pandemia”, afirmó.

Medina subrayó, además, que “no contamos con información suficiente” para justificar medidas tan restrictivas, y enfatizó que “no hay sustento científico suficiente, ni datos certificados que justifiquen el regreso masivo al teletrabajo o a la virtualidad escolar en Honduras”. Por ello, el grupo de expertos del que él forma parte solicita a las autoridades hondureñas que presenten datos transparentes y fidedignos antes de tomar decisiones que afectan a toda la población.
INCREMENTO DE PRUEBAS NO EQUIVALE A ALERTA SANITARIA
En respuesta al repunte de casos, el gobierno dispuso la adopción obligatoria del teletrabajo para empleados públicos por una semana, con el fin de “frenar el ciclo de incubación y contagio”, medida que se complementó con el uso obligatorio de mascarilla en espacios cerrados y la recomendación para el sector privado de tomar medidas similares
El exministro de Salud y especialista en enfermedades respiratorias, doctor Carlos Aguilar enfatizó que para activar una alerta sanitaria por covid no basta únicamente con registrar un aumento en los casos positivos.

“Solo conozco el aumento del número de casos, y esto no es una razón contundente para medidas extremas como enviar al teletrabajo a cientos de empleados públicos, mientras el resto de la población no pasa nada”, remarcó el exministro.
En los últimos reportes oficiales se observó un incremento de casos positivos, pasando de 343 en la semana epidemiológica 28 a 1,247 en tan solo una semana. Para el doctor Aguilar, esto obedece principalmente a la ampliación en la cantidad de pruebas realizadas. “Cuando se hacen más pruebas, lógicamente se detectan más casos. No significa que el tener más casos implique un estado, digamos, de alerta como para tomar medidas tan drásticas como el teletrabajo”, recalcó.

Según explicó Aguilar, el verdadero criterio para escalar las restricciones debería estar ligado a un “aumento en el número de hospitalizaciones, especialmente en terapia intensiva, o bien casos severos”.
El especialista subrayó que, de acuerdo con los datos disponibles y el comportamiento internacional de la variante XFG, la mayoría de infecciones son “relativamente leves con relación a otras variantes”, y que solo las poblaciones vulnerables como personas mayores o con enfermedades crónicas requieren monitoreo especial. “Cuando el 90% de estos casos son leves, como una gripe, no se justifica el tomar medidas extremas”, sentenció.
CONTEXTO GLOBAL FRENTE A LA RESPUESTA HONDUREÑA
Por otro lado, el doctor Marco Tulio Medina destacó que, pese al ligero aumento en la positividad mundial de COVID-19 (3.6%), y con cifras como 10% en Europa y 5.1% en Estados Unidos, la reacción en otros países ha sido mucho más mesurada. En Honduras, la positividad estimada ronda el 7%, pero «ni en el resto de Centroamérica ni en países con tasas superiores de positividad se han tomado medidas como el teletrabajo obligatorio o la educación virtual de manera generalizada», enfatizó el científico hondureño.
Medina contó a Criterio.hn haber consultado a 25 investigadores de América Latina, EE.UU., Europa y Asia, quienes confirmaron que, en ninguna nación, ni siquiera en Centroamérica, se han implementado restricciones de este tipo, a pesar de perfiles epidemiológicos similares. Esto, para Medina podría sugerir un trasfondo político y no únicamente sanitario detrás de las decisiones hondureñas.
ENTRE INSULTOS Y DUDAS POR LA ALARMA DEL COVID
Reciéntenme la ministra de la Secretaría de Salud, Carla Paredes, en declaraciones a medios de comunicación, calificó de “ignorantes” a quienes cuestionan la implementación del teletrabajo para empleados públicos y el regreso a clases virtuales, aseguran que no solo constituye una respuesta despectiva, sino que evade el fondo del debate técnico y científico sobre la pertinencia de tales medidas.

Paredes escaló la controversia al calificar como “imbéciles” a quienes han catalogado la medida de teletrabajo como una decisión política, subestimando la seriedad de los argumentos presentados por científicos y profesionales de la salud que exigen evidencia clara sobre el impacto real de la variante XFG en el país.
Este tipo de descalificaciones, aseguran analistas, lejos de promover el diálogo constructivo y el consenso social necesario para enfrentar una nueva crisis sanitaria, profundizan el distanciamiento entre el gobierno y los sectores expertos e informados, quienes reclaman datos verificables y soluciones basadas en la ciencia.
En ese sentido, el doctor Carlos Aguilar advirtió que la ofensiva contra voces críticas desde las autoridades obstaculiza un manejo adecuado de la crisis. Aguilar recordó que durante la pandemia fue crucial el trabajo en equipo entre academia, sector oficial, empresa privada, medios de comunicación y ciudadanía para enfrentar el reto, y subrayó que ahora es vital mantener y fortalecer esos canales de colaboración y diálogo abierto, incluyendo a profesionales con experiencia y conocimiento fuera del ámbito gubernamental, para evitar errores del pasado y garantizar respuestas basadas en evidencia.
EFECTOS NEGATIVOS DEL MIEDO: MASCARILLAS AGOTADAS Y ESPECULACIÓN
Entre los riesgos de activar alarmas sin sustento suficiente, Carlos Aguilar advierte un “efecto dominó” que genera desabastecimiento y alza de precios de insumos médicos y fármacos sin eficacia comprobada. “Ese es un efecto dominó que se produce cuando la información no es manejada de forma apropiada y cuando la calidad de la información va más cargada de alarma y de pánico que de ciencia, que de veracidad”, lamentó.
Sugirió que la economía informal y otros sectores vulnerables serán los más afectados por este tipo de medidas y el ambiente de miedo: “No me extrañaría también que empiecen a verse incrementos de precio en algunos fármacos que se han utilizado anteriormente y que a nivel mundial han demostrado no tener ninguna eficacia contra el COVID”, advirtió, mencionando la ivermectina y la cloroquina.





