Primera regla de ética, mensaje a la Asamblea de LIBRE

Por: Rodolfo Pastor Fasquelle

A mis amigos Tato y Bea

Hay cosas igual de importantes. Salvador debe entender que solo esta vez puede ser Presidente, Mel que no puede volver a ser candidato. Deben comunicarse mucho más y mejor, dejar de exhibirnos,  buscar más y  nuevos aliados, nuevos rostros y la ruta al éxito de la Revolución, que también es de honradez. Si esta es una Asamblea de ciudadanos libres me aplaudirá, si es de activistas, sucederá lo contrario. Pido que comprendan que no procuro el aplauso y la desaprobación me tiene sin cuidado.

No quiero juzgar ni increpar a nadie con una acusación personal… ni por supuesto hacer papel de fariseo o moralista de a centavo. Soy igual de pecador que el prójimo. (Pero no sirve. El subsidio. Esta podrido. Es una vergüenza que líderes jóvenes se hayan contaminado tan pronto de tan viejas artes cínicas. Da pena ajena escucharles sus apologías del delito. Y no hay manera de salir limpios del predicamento de haberlo aceptado, solo hay lugar para lavarnos, inocularnos a futuro con el contagio ya incurrido. Para respetarnos a los electores que  los hemos apoyado, para que vayan a cambiar las cosas y no a repetir las mañas de siempre.

Esa mala vieja costumbre era congruente con la naturaleza clientelista de la política partidaria tradicional. Por décadas, desde los ochentas, el reparto de subsidios a los diputados por parte de la Directiva del Congreso ha sido un instrumento de corrupción. Eso lo iba a demostrar la MACCIH, antes que la amarraran de pies y manos y la tiraran al río, aunque la OEA sigue esperando un beneplácito para un nuevo director propuesto, despues de mes y medio, cuando los acusados ya apelaron el convenio. Desde siempre el subsidio cultivaba la profunda pudrición del activismo paniguado. Y el que parte y reparte se queda con la mejor parte.

Todos los que estábamos ahí lo supimos de inmediato. Ese fue un punto de partida del desastre. Por supuesto que las generalizadas necesidades de la población no justifican mandar a los diputados a repartir limosnas.  (No es bueno dar limosnas, hay que dar nuestras vidas y todo aquello de lo que disponemos a quienes a nuestro alrededor nos necesitan.)  Las dadivas se dan para calmar la mala conciencia del dador, sobre el mal entendido de que van a alcanzar para satisfacer las urgencias del receptor y no consiguen lo uno ni lo otro. Descarrilan o previenen la formación del ciudadano responsable y consciente y consolidan en cambio una casta de políticos profesionales, lacra de la democracia excluyente entre quienes se colaron todo tipo de delincuentes, los representantes cuya representación repudiamos. De ahí nació la legión de los fraudulentos, la corrupción de quienes despues les daban dinero para comprar el voto a los miserables. Eso no había sido siempre así. En los 50s participaban en la vida cívica los convencidos y en los 60s había ciudadanos. Los gremios y sindicatos eran importantes. No es que yo sea idealista, recuerdo.

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La corrupción de los cuadros a partir de los 80s precluia cualquier reto al régimen desde  la posición de reformador. Ahí esta la raíz histórica de la corrupción y el subdesarrollo. Mel hubiera podido ganar limpiamente en 2005 si las elecciones hubieran sido limpias como ya no lo fueran, ganó y apenas porque permitió el fraude clientelar de sus propios diputados que después se volvieron en su contra. Lo derrocaron porque querían disponer de recursos públicos o subsidios para sus campañas y Mel insistía en trabajar con el presupuesto del año anterior, que no daba pie para eso.

Nosotros nacimos para ser distintos en LIBRE. Con Mel dijimos que íbamos a ser un movimiento ciudadano. Que íbamos a educar y a empoderar a un ciudadano activo, dispuesto a cuestionar y a confrontar al régimen, a exigir los derechos de todos. Yo tengo muchas criticas a Mel, le hago reclamos fuertes y me peleo con el en privado. Pero lo sigo aun porque Mel surgió como el político educador, el hijo de la profe, un líder que le enseñaba al pueblo la verdad sobre el sistema y el camino de liberación.

A ningún otro político hondureño he escuchado explicar los complejos problemas de lo público en términos tan sencillos que los puede entender el no versado, a nadie mas he visto desengañar a la gente de la manipulación de los medios masivos y la propaganda oficial, incluso cuando estuvo en la Presidencia. A nadie he visto desenmascarar las interioridades del regimen, como dice el poeta para que se rebele el alma,  dispuesto como él a enfrentarse a los negros y ocultos hechiceros del sistema

Claro que es difícil. Hacer proselitismo sin dinero.  Precisamente porque dada la vulnerabilidad del electorado en general, su falta de elementos y criterio para entender los problemas de fondo, su necesidad apremiante de lo más básico.  Pero había que romper el círculo vicioso. Esa fue la promesa y el proyecto, y la razón para luchar y nadie ni nada nos autoriza a darle la espalda o abdicar de ser el Partido de los ciudadanos en contraste con los partidos de las clicas, de las argollas como se decía en los 90s.

Si no conseguimos que recapaciten, que vuelvan a los orígenes del Partido, los diputados de LIBRE se constituirán –como los demás– en nuevas clicas, aprendiendo a justificarse. Se empeñaran en volver a ser diputados y ese no es el fin. Como los que quieren volver a ser regidores. Aquí venimos a revolucionar a Honduras, a forjar una nueva clase de política al servicio del pueblo, para afianzar y hacer más responsables a las instituciones.

Hay que asegurarnos que todos los recursos presupuestos se utilicen de manera responsable inteligente profesional para servir. Esa es la labor de los legisladores, vigilar que los recursos se usen para el bien público general. Ir a ese presupuesto, extirpar todo lo que no sea perfectamente transparente, quitar de los gastos autorizados todo el dinero que no le sirva al desarrollo democrático, que no sirva para educar y formar y cultivar, para proteger y asistir al necesitado, redistribuir todo el dinero que no sea para curar al enfermo y para apoyar a los trabajadores y a los empresarios para que inviertan y generan mas empleo. Ahora ya estuvo pero todos a una debemos repudiar esa mala maña. Y  nunca más ningún diputado de nuestro Partido debe volver a tomar limosna de mano de la Directiva del Congreso. Mucho menos justificarlo porque es la costumbre porque lo hacen los otros o porque los fines justifican a los medios. No es así. Esa es la primera regla de la ética que no estudiamos.

  • Jorge Burgos
    Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. jorgeburgos@criterio.hn

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