Por: Rodolfo Pastor Fasquelle
para los profes, espíritus críticos y premios nacionales
En los últimos cuarenta años primó alrededor del mundo, y aun en los campos de la educación y la cultura, un casi desprecio quizás inédito por la filosofía. Al grado que la materia misma se ha eliminado como optativa en muchos sistemas universitarios.[1] Hoy vamos de regreso. El célebre filósofo alemán y exponente del Nuevo Realismo, Marcus Gabriel lo señala y subraya como un resurgir urgente, en medio de tantas crisis. [2] Noah Yuval Harari historiador célebre ha declarado en los últimos días que tenemos que hacerle mucho más caso a los científicos y a los filósofos.
La ciencia, ¿acaso no desciende de la antigua filosofía? Pensar, sin patrocinio ni pretexto puede servir para cualquier labor útil, incluso, por ejemplo, la de gobernar. Necesitamos gobiernos que respondan a lo que sabemos del hombre, dice Marcus, a saber, de reyes filósofos como ya sabía Platón. ¿Por eso fue tan buen presidente J.J. Arévalo?) Aunque al vulgo le lucen un poco raros y siempre han sido diversos entre sí, los filósofos son de consulta obligada. Pues, como se decía antiguamente, la verdad es el consenso de los sabios, históricamente, sin duda. Como asegura en diario EL Comercio, hoy Día mundial de la filosofía, el español E. Infante: Si no queréis ser entupidos, ¡sed filósofos!
Conozco a un par de científicos hondureños: a Gustavo Cruz y, aunque de lejos, a Salvador Moncada y a Mary Vallecillo. Y a otro par de filósofos: Raúl Arechavala y Ramón Romero, amigos.[3] Expongo, para que nos cultivemos un poquito –cavilando, en estos próximos días de silencio electoral– un resumen de una investigación reciente sobre los filósofos.[4] Consultados -por encuesta- unos casi 1800 de ellos, mayormente estadounidenses, europeos, australianos, no sé cuántos -pocos- de América Latina, sobre sus posiciones epistemológicas,[5] hubo grandes consensos o mayorías muy importantes de 80%, que coincidieron en lo que podría titularse un núcleo de sentido común ilustrado, con el cual me identifico de lleno y a veces me siento, lo confieso, un poquito solitario. Concordó la mayoría abrumadora en lo esencial y en:
- Un realismo frente el mundo externo, objetivo, que existe, sí Sr. Obispo, es real, que está ahí (vis a vis lo que plantean el posmodernismo y el idealismo) con el cual mundo, por tanto, estamos obligados a convivir y adaptarnos.
- Contra el relativismo epistemológico, a saber, contra la tesis de que No hay verdades universales, solo haytu verdad y mi verdad, con que te salen muchos cuando conseguiste demostrarle su falla lógica, ¿y entonces? Y esa gran mayoría coincidió igual contra la prédica de que la realidad es una construcción social, de un colectivo, es decir, rechaza la moda de la posverdad que –aquí- tuvo de preclaro profeta a Chelato, con su radical nunca se sabe.
- Su fe -de gran mayoría- en el realismo científico, la convicción de que la ciencia, el estudio lógico, sistemático –aunque muchos piensan que no puede ser completamente objetivo porque, por fuerza está impregnado de valores y de subjetividades– consigue elaborar teorías aproximadas y suficientemente verdaderas del mundo en sí. (Ahí en Tegucigalpa, ¡cuidado, los podrían llamar positivistas!)
- Creer firmemente que –entonces- la verdades accesible, como correspondencia entre la realidad y nuestros juicios racionales, creencias o suposiciones fundamentadas y enunciados. Por lo mismo, esa gran mayoría coincidió en ¡rechazar la idea de que todo da igual y ¡todo discurso es igualmente válido y merece la misma autoridad epistémica!
- Suscribir la convicción de que la ciencia y la filosofía -que existen en un continuum- deben usar métodos empíricos o experimentales siempre, y desechar todo postulado sobrenatural, no porque no pueda tener alguna validez en sí, sino porque no es pertinente a la investigación, algo que, por cierto –seguro- hubiera escandalizado totalmente a los fundadores de La Revolución Científica.[6]
- Su persuasión de que es posible tener un conocimiento a priori, que lo tenemos aun, alguno, desde el nacimiento, para reconocer el recién nacido a su madre, que el líquido moja y el calor quema, distinguir entre el tono que agrada y el ruido que irrita, entre calor y el frío, ¿libertad y control?
- La apreciación de Marcus de que la función de la filosofía siemprees aclarar mediante la razón, los presupuestos y prejuicios de la sociedad. (¿Fue Bacon el que primero se refirió a los nuestros también como mitos de la tribu?).
Una mayoría menor pero contundente, de alrededor del 65%, afirma además que: a) igual que la categoría racial, la de género sí que es una construcción social, b) que, aunque no son todos dicen y pueden verse con lógicas distintas, existen algunos hechos morales objetivos universales, a saber incuestionables en todo tiempo y lugar, c) se declara a favor de ¡la ingeniería genética en humanos! y d) es más bien atea o agnóstica. (Yo no, aunque no hallo a Dios, no puedo dejar de intuir que me rodea.) Cosas que se pueden concebir entre gente de razón, y en las que se entiende que pueda haber algún disenso. Solamente, una mayoría limitada, un 55% de los filósofos cree en o favorece alguna clase de socialismo. (¿Será que el otro 45% cree en el libre mercado?) Me salta a la vista que –entonces- la minoría, aun la de los filósofos, no es garantía absolutamente de nada. (¿Sería eso otro fundamento para la democracia con todas sus desventajas?). Mucho menos que sea confiable cualquier filósofo suelto.
Ejemplos de desvaríos. Una minoría aun sustancial de los filósofos ¡casi 45% cree que se puede sobrevivir a la desaparición del cuerpo! Y otro tanto ¡aceptaría la inmortalidad, si tecnológicamente fuera posible! ¡No les digo! Igual porción ¡defiende el vegetarianismo! ¿Tú también Marcus? ¡Que locos! ¡Siempre hay! ¡Pero un 45%! Son muchos locos. ¡Ha de haber abstemios también! ¿Qué porcentaje defenderá la monogamia? Felizmente, no se les preguntó sobre su vida sexual o destreza en la danza. Sí que hay cosas trascendentes, otras inminentes. Vamos. Sabemos lo que hay que hacer. ¡Defender la Libertad y la Justicia es un imperativo categórico! Filosofen y ¡Voten!
[1] Eduardo Infante asegura que es un problema del poder, los que tienen el poder saben que pensar es peligroso y no hay ningún interés en que los alumnos piensen. El Comercio, Gijón 20 de Noviembre 2021 Aunque entendida históricamente, esa marginalidad coincide con el posmodernismo lingüístico, que sigue siendo la escuela dominante y que, al negar la universalidad y la jerarquía de las cosas, se niega y encamina a una especie de automarginación.
[2] Marcus Gabriel del New Institute of Philosophy de Hamburgo, se expresa así en declaraciones recientes con ocasión de visitar el nuevo Centro Internacional de Neurociencia y Ética. Véase Andrés Secame, Marcus Gabriel… El Cultural, Madrid 9-11-2021
[3] Todos por cierto, sin excepción son hoy por hoy opositores del régimen actual del bipartidismo tradicional, todos. El régimen no tiene quien piense por el.
[4] Me fundamento para ello, en una reseña de ese estudio publicada por el catedrático Antonio Dieguez, en la sección Cultura de El Confidencial, 12 de Noviembre 2021
[5] La epistemología estudia la naturaleza, alcance y fundamento del conocimiento, ¿Cómo conocer, qué?
[6] Por supuesto que hubo una Charlie, y es el origen de La Modernidad Occidental. Y todos eran místicos. Por eso yo soy tolerante con mis amigos filósofos anti-Gates y Bezos, y anti Soros, que creen en teorías conspiratorias!
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Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas