Por qué Costa Rica está dejando de ser la «Suiza de Centroamérica»

Por: Redacción CRITERIO

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Sus estadísticas de violencia están a años luz de las de El Salvador y Honduras…

En la región se le conoce conoce como «la Suiza de Centroamérica». Y es que, aunque poco tiene que ver con el históricamente estable país europeo, Costa Rica a veces parece estar a años luz del Triángulo Norte de América Central, una zona que alberga a algunos de los países más violentos del mundo.

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Con una esperanza de vida de 79,4 años y un ingreso per cápita de US$10.863, sus índices económicos y sociales nada tienen que ver con los de sus empobrecidos vecinos.

Pero a pesar de que sus estadísticas de violencia no son comparables con las de El Salvador y Honduras –que para 2015 proyectan tasas de 91 y 58 homicidios por cada 100.000 habitantes, respectivamente– Costa Rica tampoco es un paraíso de la seguridad…. pero, ¿es un paraíso de seguridad?

De hecho las autoridades costarricenses prevén cerrar 2015 con más de 11 asesinatos por cada 100.000 habitantes. Y cualquier tasa superior a 10 es considerada epidemia por Naciones Unidas.

«Hasta ahora llevamos 451 homicidios y parece que terminaremos el año con más de 500, con unos 530», asegura Michael Soto, el jefe de la Oficina de Planes y Operaciones (OPO) del Organismo de Investigación Judicial (OIJ); La razón, el narcotráfico

La cifra funesta ha ido en aumento en los últimos años, tras media década con una tasa de homicidios inferior a 10 por cada 100.000 habitantes.  En 2013 registraron 411 homicidios y en 2014 un total de 477. Los homicidios aumentan sin cesar.

Y a diferencia de la ola de violencia común que sufrió el país en 2011, las autoridades están convencidas de que el despunte ahora se debe al narcotráfico.

Algunos medios locales señalan que el número de asesinatos directamente ligados al tráfico de drogas y los casos no esclarecidos pero con características típicas de ese tipo de criminalidad suman un 40% del total de homicidios.

Pero Soto prefiere ser más cauto y rebaja el porcentaje de muertos relacionados con esa actividad ilícita al 25%.

«De los 418 homicidios que hubo hasta septiembre, podemos asegurar que 99 estuvieron vinculados al narcotráfico», dice.

Las autoridades creen que el año terminará con una tasa de más de 11 homicidios por 100.000 habitantes.

También hubo muertos por riñas (66), o por violencia doméstica (18), según la estadística hasta septiembre de la Unidad de Análisis Criminal de la OIJ, pero según esa misma fuente, en 96 casos no se pudo determinar el móvil.

«El hecho de que una persona haya sido asesinada en público no quiere decir necesariamente que sea un crimen relacionado con drogas», insiste Soto.
«Para que sea investigado como tal hay que determinar primero que la víctima tenía vínculos con ese tipo de actividad».

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A plena luz del día

Sin embargo, varios episodios de ensañamiento extremo ocurridos a plena luz del día en dejan pocas dudas al respecto.

Un ejemplo es un ataque reciente con fusiles de asalto AK-47 que tuvo lugar en el cantón San José, zona conurbada de la capital. O el cadáver medio descompuesto que encontraron en diciembre del año pasado.

Estaba encadenado, tenía impactos de bala en la cara y la nuca, y le habían colgado un rótulo que decía: «Por robar 30 kilos de coca».

Las autoridades dicen que el 25% de los homicidios están relacionados con el tráfico de droga.»Interpretamos que el aumento de homicidios se debe al narcotráfico por la zona en la que se dan», explica Soto.

El área al que se refiere el experto en narcotráfico es el sur de la capital, San José.
Y es que en cantones populosos como San José, Alajuela y Desamparados, por ejemplo, en un solo año el número de asesinatos se duplicó.

El primero pasó ser el escenario de 43 asesinatos en 2013 a tener 27 en 2014.
Alajuela pasó de 14 homicidios en 2013 a tener 27 en 2014.
Y en ese mismo periodo, los homicidios subieron de 22 a 43 en Desamparados, donde vive apretujado el 5% de la población nacional.
Según las autoridades, en esas zonas se concentran los miembros de tres organizaciones locales dedicadas al narcomenudeo.

El 8 de octubre las autoridades arrestaron a Gilbert Bell, «Macho Coca».
«Estos grupos buscan el buen vivir y les gusta estar cerca de nightclubs, hoteles, vivir en buenos residenciales, cerca de los aeropuertos, y eso lo hacen en la gran área metropolitana», ha declarado el ministro de Seguridad Pública, Gustavo Mata.
Y «el aumento de cifras (en esas zonas) se debe principalmente al ajuste de cuentas entre las organizaciones», asegura Michael Soto, de la OPO.

Según la investigación de la oficina que dirige, las disputas comenzaron en julio de 2013 y se dispararon el año pasado, tras el vacío de poder que dejó el arresto del líder de una de las bandas: Marco Antonio Zamora, alias El Indio.

Pero los homicidios también se dan en Limón –el puerto más importante del país en el Caribe– y tienen relación con la pugna por el poder de la marihuana procedente de Jamaica y con destino a Estados Unidos», añade Soto.

¿Pero más allá de los homicidios, qué incidencia tiene el tráfico de droga en Costa Rica? ¿Y cuán grande es el fenómeno?

Como otros países de la región, Costa Rica es un país de paso para la droga. Lo es tanto para la cocaína que proviene de Colombia, como de la marihuana que llega de Jamaica. Ambas tienen como destino Estados Unidos.

«Es un puente natural, por lo que estamos destinados al flagelo constante del narcotráfico», reconoce el ministro.

Y la actividad está presente en la región desde la década de 1980, según el informe Costa Rica in the Crosshairs, escrito por el analista Michael Porth, de la consultora Virtual Defense & Development International, y publicado en diciembre de 2011.

La mayor parte de la droga, hasta un 80% hoy según los expertos, ingresa al territorio por vía marítima.

Limón, frontera con Nicaragua es la principal puerta de entrada de la droga en Costa Rica, pero también hay trasiego por el Pacífico.

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«En lo que va de año se han decomisado 17 toneladas, la mayor cantidad de la región», informa Soto, de la Oficina de Planes y Operaciones del OIJ.
Para encargarse de la logística, los grandes carteles de la droga tienen sus representantes en el país.

«En la década de 1990 había una presencia importante de colombianos, y entre el año 2000 y 2010 aumentó la de los mexicanos», explica Soto.

Hoy es una mixtura: se han detenido colombianos, pero también nicaragüenses y guatemaltecos vinculados al narcotráfico, destacando que ninguno es un «capo» que solo son enlaces para el transporte de la droga.

Pero además de zona de paso, Costa Rica se ha convertido en el almacén de la droga que después se enviará, vía Panamá, a diversos países del mundo.

«Y una parte se queda en el país, para el mercado nacional controlado por costarricenses», señala Soto.
«Problema de la región»

«El narcotráfico es el principal problema de seguridad del país», dice el ministro de Seguridad Pública, Gustavo Mata.

Pero también es almacén, y de allí, vía Panamá y por aire o mar, se envía droga a distintos países.

«En reuniones con colegas de Estados Unidos y Colombia hemos estimado que este año pasarán por la región entre 1.400 y 1.500 toneladas de cocaína, y eso es un reto enorme para estos países», añade.

El último encuentro de ese tipo tuvo lugar la semana pasada.
Representantes de la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) de EE.UU.,  se reunieron el 21 de octubre con el presidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, el ministro de Seguridad, Gustavo Mata, el director de la Dirección de Inteligencia y Seguridad Nacional (DIS), Mariano Figueres, y el fiscal adjunto Celso Gamboa.

Acordaron mejorar la comunicación y compartir más información para luchar contra esta actividad.

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Ambos países colaboran en patrullajes marítimos desde hace 15 años.
«Y también buscamos coordinación con Panamá y Colombia, para maximizar la comunicación y para que haya una operación (contra el narcotráfico) constante», explica el ministro.

Pero además de esto, las autoridades costarricenses reconocen que hay que hacer ajustes en el Poder Judicial en el área de investigadores y jueces.
Y también cambiar leyes para evitar el lavado de dinero procedente del narcotráfico, como una propuesta para el decomiso de bienes cuyo origen no pueda ser explicado por los propietarios.

Según la organización Global Financial Integrity, el flujo de dinero ilícito en Costa Rica en la primera década del siglo XXI fue de US$64.000 millones, más del 10% del Producto Interior Bruto (PIB) del país.

Otros países también hacen patrullajes conjuntos en aguas del Caribe.
Un informe del Departamento de Estado de EE.UU. indica que la fuente más importante de los activos que se lavan en Costa Rica, provienen de las ganancias del narcotráfico y las apuestas por internet.

El «caldo de cultivo»

«El narcotráfico encuentra en Costa Rica una tierra abonada», dice el sociólogo Carlos Sandoval, de la Universidad de Costa Rica, «Llevamos 25 años con un 20% de la población sumida en la pobreza (y el 6% en extrema pobreza), un problema que no se ha sabido revertir», explica.

Autoridades colombianas, estadounidenses y costarricenses estiman que este año pasarán por la región entre 1.400 y 1.500 toneladas de cocaína, dice el ministro de Seguridad Pública, Gustavo Mata.

«Pero además ha aumentado enormemente la desigualdad», señala y además dice que ese es el «caldo de cultivo» para que actividades como el narcotráfico cobren fuerza en el país.

«Hace 25 años era, junto con Uruguay, el segundo país menos desigual de América Latina», dice el académico y ahora es el quinto más desigual».

El vigésimo informe del Estado de la Nación y la Defensoría de los Habitante, de diciembre de 2014, también hace referencia a ese aumento de la desigualdad.

La desigualdad ha crecido considerablemente en la última década, y entre otros datos, señala que el ingreso promedio del 2% de los hogares más ricos fue 48 mayor que el del 10% más pobre.

También que el 32% de los trabajadores no recibe el salario mínimo, y que el 41,2% de los jóvenes entre 15 y 24 años ni estudian ni trabajan.

Entonces, ¿dejó Costa Rica de ser «la Suiza de Centroamérica»?
«Es una pregunta complicada, ya que muestra una imagen mitificada que lleva a pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor», dice el sociólogo.

«Sin embargo, si alguna vez fuimos la Suiza de Centroamérica, sí se puede decir que algunas cosas han cambiado, y no necesariamente para mejor».(Tomado de BBC Mundo)

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