Por: Redacción CRITERIO
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La dimisión del ya expresidente de Guatemala Otto Pérez Molina a causa de los casos de corrupción ha tenido efectos también en México, donde los medios y los activistas se preguntan si se podría esperar que el presidente Enrique Peña Nieto y su entorno político corrieran el mismo destino.
México cuenta con “una posibilidad institucional de impunidad desde la cabeza, aquí el presidente no puede ser llevado a juicio por el fuero que tiene.
No es tan fácil, necesitaría que toda la gente saliera a las calles”, afirma Guadalupe Correa Cabrera, profesor asociado del Departamento de Gobierno de la Universidad de Texas en Brownsville. Así lo escribe el portal Sin Embargo.
Correa Cabrera añade que el país no tiene el soporte de organismos internacionales, como la Comisión Internacional de Guatemala, patrocinados por la ONU, por lo que sería difícil llevar a cabo una investigación imparcial para imputarle al Gobierno sus crímenes de corrupción.
En México, una movilización social de los indignados por los casos de corrupción aún es débil en comparación con Guatemala, admite el profesor, destacando que en México por ahora existen “pequeñas islas que no están articuladas en un gran movimiento nacional”.
Además, en Guatemala, aparte de una masiva movilización de la sociedad civil, a la causa antipresidencial se sumaron todos los sectores, incluyendo la Iglesia y los empresarios, lo que no se observa en México.
