Por: Rodolfo Pastor Fasquelle
No sé quién fue. Pero si que, de pie, apoyada en su azadón, en la parcela que cultivaba para una postrera, en El Planón, Villanueva Margarita Murillo, 62, líder católica, campesina de la UNC, representante de las mujeres campesinas en el Consejo Consultivo de la ERP 2005 2009, fundadora y coordinadora del FNRP, ex candidata de LIBRE a diputada, crónicamente enferma y diabética, es asesinada con un balazo en la frente que le dispara un sicario el 27 de Agosto de 2014.
Menos de dos meses después en el atardecer del 10 de octubre de 2014, quienes investigaban ese asesinato, Marlene Banegas, 47, Coordinadora de la Fiscalía de Delitos contra la Vida y la Fiscal Especial para delitos contra el medio ambiente, Olga Patricia Eufragio, 42, abogadas fueron asaltadas y asesinadas en su lujosa camioneta oficial, en una calle de camellón, en San Pedro Sula, cuando se encaminaban al juzgado con el expediente de su investigación, documento que desapareció del vehículo.
Cuatro días luego de caídas las fiscales, el 14 de octubre fueron detenidos por la FUSINA, dos supuestos sicarios de una mara, que fueron presentados a la prensa como sospechosos de esos asesinatos, in continenti, ellos también fueron asesinados, uno David Edgardo Ordóñez, alias el Pony, le decían por chaparro y ágil al correr, fue asfixiado para que no hiciera ruido, ¿bajo interrogación? Una semana más tarde dentro de la sede de Los Cobras también en San Pedro Sula.
Antes el 18 de Octubre, El Director de La Policía Nacional Ramón Sabillón habría presentado a la prensa según periódico de ese mismo nombre, al menos en fotografía, a Helen Maricruz Ortiz Pastrana, alias La Lobita, por chaparrita también y por feroz, con orden de captura por asesinato desde 2009, clave para determinar quién había asesinado a las fiscales según criterio de Sabillón que fue quien contra órdenes superiores dispuso la captura de los Valle Valle, y depurado en el verano de 2016, cuando parecían haberse apagado las antorchas de las protestas a raíz de la firma del convenio con la OEA para la Cicih
El 26 de octubre de 2019 conversan tranquilamente en una celda del penal de máxima seguridad El Pozo, el director del Penal Pedro Ildefonso Armas, de la Policía Penitenciaria y Nery Orlando López Sanabria, también conocido como Magdaleno Meza, alias Wilson, capturado después de hacerse pasar por muerto, en vehículo lujoso en el que se encontraron los cuadernos o libretas de registro de repartición de coimas del cartel de los Valles a distintos funcionarios y oficiales, civiles y policiales. Acaso discuten las solicitudes –varias- pendientes de trasladar a Magdaleno a un batallón, por su seguridad amenazada cuando concluía el juicio a T.H.
De repente un policía militar enmascarado con unos pasamontañas abre el portón de esa celda, por la cual entran atropellándose un puñado de mareros, uno de ellos aparta al Director Armas, mientras los demás asesinan a Magdaleno disparándole a la cabeza, escarbando sus órganos vitales con un machete y cortándole los pies. Horas más tarde, estos reos mareros fueron reducidos dentro del penal y días después fueron llevados a los juzgados donde alegremente aceptaron haber cometido el asesinato, captado a todo color por las cámaras del penal. Sin soltar prenda. Ni explicar nada.
Para entonces, las libretas de Magdaleno que mencionaban directamente a Tony y a Juan Orlando Hernández y a otros de sus ministros y parientes habían servido de evidencia para condenar a Tony Hernández como narcotraficante Juzgado en Nueva York. Se habla con poco rigor de una posible venganza. Lo cierto es que Tony ya no se podría perjudicar ni beneficiar con lo que tuviera que decir el dueño de las libretas, a diferencia de los demás mencionados en ellas que, sin embargo, son muchos y están bajo investigación.
El 13 de Diciembre de 2019, P. Ildefonso Armas, ex director de El Pozo que había sido suspendido, después del asesinato de Meza, manejaba un humilde pick up de cabina y media desde Choluteca a Tegucigalpa, donde debía comparecer oficialmente, cuando fue acribillado con metralla y muerto.
Unas semanas después el oficial de la policía militar que había abierto el portón a los mareros asesinos de Magdaleno, identificado -pese a su pasamontañas- por sus superiores y suspendido, es decapitado en una calle de un barrio popular de Tegucigalpa. La prensa colaboracionista oculta su identidad de modo que el hecho pasa casi desapercibido.
Un juzgado pide, porque ese es todavía el procedimiento obligado, que -para la diligencia que se le sigue por otro asesinato- se traslade al jefe máximo de la MS Alexander Mendoza, alias Porkys, de su prisión segura en módulo de alta seguridad en Támara, a los juzgados de El Progreso, a tres horas de distancia, para que estuviese presente en otra audiencia en su contra.
La mara que jefea El Porkys está relacionada con la extorsión y acusada en docenas de ejecuciones criminales de conductores y sus ayudantes de los transportistas, a quienes la MS exige el impuesto de guerra. También se lo ha vinculado a graves delitos de narcotráfico, procesamiento y menudeo de drogas, lavado, y el jefe Mendoza está condenado a 20 o más años de prisión, por esos crímenes, pero está a punto de ser acusado por otros trascendentes, entre ellos, el asesinato de las dos fiscales que investigaban el asesinato de Margarita Murillo. Asimismo, se lo vincula a los asesinos de Magdaleno, investigados por la DEA y la fiscalía de Nueva York.
En un operativo militar impecablemente ejecutado, para que no se olvide, el 13 del presente febrero de 2020, al llegar el Porkys con sus custodios a los juzgados de El Progreso, unos veinte individuos muy bien entrenados, vestidos con uniformes de la Policía Militar, con cascos y chalecos contra balas y con armas de alto poder que también usa esa policía, asalta las instalaciones y libera al jefe que, cinco minutos después, sale victorioso con una arma larga automática en cada brazo. En el predio yacen muertos cuatro policías, Wilmer Poso, Rony Rodríguez, Albert Lanza y Gerlin Ríos, que se resistían a último momento, y uno de los asaltantes que también es policía activo, cuyo nombre se oculta, como los tres heridos de gravedad. ¡La mara nos rebasó! Declara la jefatura de la Policía Militar. Pagó 20 millones dice La Prensa.
¡Sin Comentarios! Imposible determinar la autoría de cualquiera de estos crímenes. ¿Quién soy yo para imputar responsabilidades o propagar suposiciones? Es fácil en cambio anticipar que otros testigos, culpables o no, relacionados con los hechos serán muertos, antes de declarar, a menos que declaren antes que los maten. Deja que tu inteligencia, lector, conecte los puntos sueltos.
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Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas
6 respuestas
Debería de llamarse crónica de varias muertes anunciadas
Realmente da asco y tristeza en lo que se ha convertido nuestra patria, forzando a miles a huir de tanta maldad por este gobierno corrupto.
El peor Gobierno Dictador y corrupto sicario un JOH es un peligro para el pueblo triste realidad ?
Que linda mi amor…..Mmmmmmuuuuaaakk.
Corruptos fuera joh
Par de lacras rateros Ladrones con corbata semejantes malditos