Mientras que los artículos globales como «Financial Times» y «The Guardian» continúan describiendo la prisión de Lula como un avance del movimiento anticorrupción brasileño, el hecho es que no hay absolutamente ninguna evidencia material que lo vincule con ninguna actividad ilegal.
Por: Adolfo Pérez Esquivel
El Comité de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas solicitó al gobierno brasileño que permita a Luiz Inácio Lula da Silva, candidato presidencial del 2018, tener el derecho a ser candidato, tener acceso a los medios de comuniación y a todos los miembros de su partido político mientras esté prisionero.
La decisión obedece a una creciente preocupación de la comunidad internacional de que Lula es un prisionero político en Brasil. Manifiestos firmados por intelectuales mundialmente conocidos ya han declarado que Lula es víctima de un fraude para detener la democracia en Brasil. Esta semana, Lula fue formalmente registrado como candidato. Horas después, numerosas solicitudes fueron hechas por la oposición para negarle este derecho.
La legislación de Brasil exige a las autoridades que respalden las decisiones del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. La situación en Brasil es tan parcial en contra de Lula que se le ha negado dar entrevistas desde la prisión, incluso cuando los asesinos tienen derecho a ese derecho. Lula está sentenciado a casi 12 años de prisión bajo la figura de «actos indeterminados».
Mientras que los artículos globales como «Financial Times» y «The Guardian» continúan describiendo la prisión de Lula como un avance del movimiento anticorrupción brasileño, el hecho es que no hay absolutamente ninguna evidencia material que lo vincule con ninguna actividad ilegal. Por el contrario, después de años de investigación a gran escala, con miles de horas de informes de los principales medios de comunicación, Lula fue arrestado porque iba a comprar un apartamento (descrito como lujoso penthouse junto a la playa), lo que no hizo. Él ha visitado este piso solo una vez por un par de horas. Mientras tanto, ningún rival político de Lula ha perdido ningún derecho hasta ahora. Incluso cuando se encuentran millones de dólares en bolsas en sus apartamentos o después de que se son grabados planeando homicidios.
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La larga tradición de autoritarismo en Brasil, que data del colonialismo, la esclavitud y la dictadura, ahora ha encarcelado a su líder más popular. Nacido en un desierto con una tasa de mortalidad infantil del 20%, Lula ha creado instituciones multilaterales como el G-20, Brics y Unasur.
Muchos esperan ahora que la decisión de la ONU haga que los enemigos de Lula que se consideran partidarios de los derechos humanos, razonen. Es necesario, en aras de un desarrollo justo y sostenible, en Brasil y en el mundo, que el Golpe de Estado de 2016 en Brasil se revierta.
