Por: Redacción CRITERIO:HN
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San Pedro Sula.- La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) contribuyó al retorno por vía aérea de 34 migrantes desde Honduras a Belice y viceversa, con la finalidad de asegurar un regreso voluntario, digno y seguro durante el contexto de emergencia sanitaria por COVID-19.
En el primer vuelo, partiendo de San Pedro Sula a Ciudad de Belice, viajaron 19 personas beliceñas, hondureñas y estadounidenses con residencia permanente en Belice, entre las que se encontraban 11 mujeres, 7 hombres y un niño.
Entre ellos Braulio Juárez, beliceño de 66 años. Llegó a Honduras junto a su esposa para someterse a un tratamiento médico. Solo iban a ser cuatro días, pero se convirtieron en cuatro meses. A través de la Embajada de Belice en Honduras supo del Programa de Retorno Voluntario Asistido, el proyecto humanitario de la OIM encargado de brindar esta asistencia, y decidió contactar con este organismo para verificar si cumplía los requisitos para ser beneficiario.
También quedó varado en Honduras Jorge Yoel Arriaza, beliceño de 21 años, que se desplazó a Honduras en febrero para estudiar cursos de marina. Cuando terminó, la pandemia no le dejó regresar. “Mi mamá está enferma y ha sido difícil estar tantos meses fuera. Cuando ella se enteró que me daban esta oportunidad de volver se puso muy contenta. Muchas gracias a OIM por este apoyo”, dijo.
En el vuelo de Ciudad de Belice a San Pedro Sula, fueron 15 personas de nacionalidad hondureña las que pudieron regresar a casa. En el grupo, viajaron ocho hombres y siete mujeres, de las cuales tres son niñas. Una de ellas no acompañada. En ambos casos, se verificó la salud de todas las personas migrantes mediante exámenes médicos.
Desde el inicio de la emergencia sanitaria por COVID-19, muchas personas migrantes en tránsito, trabajadores y residentes temporales en los países de Centroamérica se vieron afectadas debido a las restricciones de movilidad. Además, los cierres de fronteras en la región impidieron que muchas personas pudieran regresar a casa y, en muchos casos, esto supuso un impacto en la economía de las y los migrantes, exponiéndolos a una situación de mayor vulnerabilidad.
“Lastimosamente, me quedé varada con mis hijas en Belice y esta oportunidad ha sido una bendición porque me permite regresar a casa. En todo momento me he sentido acompañada por el personal de OIM y estoy muy agradecida por su ayuda a mi familia y a todas las personas necesitadas” señaló la hondureña Lesbia Murillo.
A pesar de que las y los migrantes no presentaron síntomas de COVID-19, se les informó que al regreso a su país de origen deberán cumplir con las normas de seguridad establecidas por sus gobiernos. En Honduras, permanecerán 21 días de aislamiento domiciliario. En Belice, las y los retornados serán chequeados por el Ministerio de Salud y puestos en cuarentena obligatoria durante 14 días, con el apoyo de la OIM, en un lugar designado por la Autoridad de Cuarentena de Belice. La OIM les suministró los recursos biosanitarios necesarios y volaron guardando distancia para reducir las posibilidades de contagio.
“El personal de la OIM en ambos países ha trabajado de manera coordinada con las autoridades de Honduras y Belice, llevando a cabo todo un protocolo necesario para asegurar la voluntariedad del proceso y brindar asistencia y protección a las personas migrantes en situación de vulnerabilidad”, explicó Jorge Peraza, jefe de misión de la OIM para El Salvador, Guatemala y Honduras.
Desde el inicio de la pandemia, la OIM ha brindado respuesta a la emergencia sanitaria en coordinación con los Estados y socios, y ha asistido a 207 personas migrantes varadas gracias al Programa de Retorno Voluntario Asistido en el norte de Centroamérica financiado por Oficina de Población, Refugiados y Migración del Departamento de Estado de los Estados Unidos de América.
“Encontramos este programa buscando en Internet y en las redes. Primero nos enteramos de que hubo un vuelo de repatriación desde El Salvador y al final vimos que también estaba este programa en Honduras para poder regresar a nuestro hogar”, explica Cinthia del Carmen Barahona, hondureña residente en Belice que quedó varada junto a su esposo y su hijo. Se encontraban en Honduras por un proyecto de trabajo, pero desde que finalizó en abril, querían retornar a Belice, pero no tenían manera.
Gracias al Programa de Retorno Voluntario Asistido se salvaguarda el derecho humano de las personas a regresar a su país de origen, establecido en el artículo 13.2 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
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