Desde que el problema de la contaminación marina provocada por los desechos plásticos ha atraído la atención del mundo, numerosas ideas se han desarrollado para intentar recoger estos desperdicios y limpiar el mar empleando sobre todo barcos y redes. Pero debido a la inmensidad de las zonas en las que los plásticos se concentran, estos proyectos nunca han sido viables ya que hubieran costado miles de millones de dólares y miles de años en completarse.
Sin embargo, un innovador proyecto que se planteó por primera vez en el 2012 por un chico de apenas 17 años pretende acabar con este impedimento y contribuir significativamente a limpiar los océanos de los desechos plásticos.
El autor del proyecto, nombrado The Ocean Cleanup, es Boyan Slat, un joven holandés estudiante de Ingeniería Aeronáutica que decidió centrar sus esfuerzos y su talento en el diseño de un proyecto que beneficiará no solo al medio marino, sino a toda la humanidad.
A diferencia de los proyectos presentados hasta hoy con el mismo objetivo, este chico propone un concepto pasivo de recogida basándose en la siguiente pregunta: ¿Por qué pasar a través de los océanos, si los océanos se pueden mover a través de ti? Así, su proyecto plantea la colocación de una serie de barreras flotantes y plataformas en dirección al fondo del mar que nos permitan concentrar el plástico antes de extraerlo del océano en un proceso de recolección 100% impulsado por los vientos y las corrientes marinas.
En lugar de las redes, el proyecto plantea el uso de barreras flotantes sólidas, para evitar que queden atrapados organismos de la vida marina, es decir, previene la peligrosa captura incidental que cada año se cobra la vida de miles y miles de organismos.
El diseño de Boyan se resume básicamente a un par de enormes brazos flotantes de unos 30 kilómetros de extensión cada uno y que forman aproximadamente una V y que tendrían alrededor de 3 metros de profundidad, atrapando de esta manera el plástico flotante en el agua. Dicha V iría concentrando los desechos hacia el centro, donde una enorme plataforma cilíndrica serviría como contenedor hasta que un barco viniera a recogerlo, presumiblemente cada 45 días. Según lo planificado, podrían recogerse de una vez hasta 3000 metros cúbicos de plástico, algo así como una piscina olímpica llena hasta arriba.
Pero el proyecto va algo más allá, pues en el caso de los plásticos más voluminosos, que pudieran entorpecer un poco el proceso, una cinta transportadora los trasladaría hacia una trituradora, todo ello alimentado por paneles solares.
Una limitación del artefacto es la incapacidad de recoger partículas plásticas pequeñas (menores de 0,01 mm de diámetro), que tienden a distribuirse a grandes profundidades y contaminar el océano entero, incluyendo el Ártico. Sin embargo, muchas de estas pequeñas partículas son producto de la descomposición de trozos más grandes de plástico, así que inevitablemente, a medida que se recojan los grandes trozos, se reducirá paulatinamente el número de partículas microscópicas presentes en el océano. Tomado de Ojo Curioso)
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