Funcionarios federales y estatales rutinariamente dictan las noticias, diciéndole a los medios qué deberían reportar y qué no, publicó el diario.
Tomado de Aristegui Noticias
“Usando miles de millones de dinero público, el gobierno mexicano controla a los medios”, es el título de un reportaje publicado este lunes 25 por el diario estadounidense The New York Times.
“Dirigir un periódico, una estación de radio o un canal de televisión en México usualmente significa depender de un único y poderoso cliente que gasta exorbitantes sumas en publicidad con una sola advertencia: ‘no te pago para que me critiques’. Ese cliente es el gobierno mexicano”, publicó el corresponsal del New York Times, Azam Ahmed.
Tras docenas de entrevistas con ejecutivos, editores y reporteros, Ahmed llegó a la conclusión de que a lo largo del paisaje mediático mexicano, funcionarios federales y estatales rutinariamente dictan las noticias, exigiéndoles a los medios qué deberían reportar y qué no.
“Es un problema común en los países en desarrollo, pero es mucho más grave en México“, dijo David Kaye, el representante de Naciones Unidas para la libertad de expresión al New York Times. “Es notable lo que gasta el gobierno”.
El texto incluye testimoniso como el de Francisco Pazos, periodista que trabajó en Excélsior, donde un editor le impidió explorar detalladamente la ira de los conductores mexicanos tras un aumento de peajes carreteros en 2013.
“Entendí que hay temas que uno simplemente no puede cubrir. Eventualmente dejé de buscar ese tipo de historias. Te conviertes parte de la censura tú mismo”, dijo el reportero.
El New York Times ejemplificó la influencia del dinero público en los medios utilizando el caso de La Jornada: era uno de los más queridos de México, una voz crítica y de lectura obligada para intelectuales y activistas, hasta que el gobierno lo salvó de una crisis financiera con más de un millón de dólares en publicidad oficial, afectando su independencia editorial, de acuerdo con el diario estadounidense.
Otro de los casos relatados es el de la periodista Laura Castellanos, quien fue enviada en 2015 por El Universal a cubrir un par de balaceras en Michoacán que involucraban a la Policía Federal.
Pasó 10 días cubriendo la historia del tiroteo que dejó 16 muertos. Luego de 39 entrevistas, Laura Castellanos llegó a una conclusión diferente a la versión oficial: no se había tratado de un tiroteo entre hombres armados y policías, sino de ejecuciones.
La historia no fue publicada por El Universal y luego de dos meses y medio, tiempo en el que una fuente de Laura Castellanos fue torturada y asesinada, ella se preocupó de que su historia nunca se publicara.
Una de las pocas publicaciones dispuestas a tomar la historia fue el sitio de noticias fundado por Carmen Aristegui, otra reconocida periodista que perdió su trabajo en una estación de radio tras publicar un reportaje sobre la Casa Blanca de la esposa del presidente.
El día que se publicó el reportaje de Laura Castellanos, Aristegui Noticias sufrió un ataque cibernético.
El Universal dijo que el reportaje nunca fue publicado porque no cumplió con los estándares del diario, pero al siguiente año Castellanos ganó el premio nacional de periodismo por su investigación.
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Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas