Por: Efraín Bu Figueroa
A un año de la reelección ilegal y habiendo sobrevivido brutales tempestades que mas bien lo han fortalecido, la sostenibilidad de Juan Hernández para los próximos 3 años esta asegurada y nadie puede descartar totalmente la posibilidad de una segunda reelección. Sabiendo esto, muchos ubicados en el oficialismo y en la oposición no les queda mas que apresurar sus planes, independientemente que se den reformas electorales o no. Para los aspirantes la inmediatez candidatural es sinónimo de éxito, afirmación con la que no estarían de acuerdo los expertos en campañas electorales.
Estos políticos con ambiciones presidencialistas ya hacen sus cálculos, bien o mal, pero los hacen con algún sentido estratégico para sus intereses personales y grupales. Ricardo Álvarez, que no es un neófito en política, siente que no es el elegido por Hernández, quien será el gran elector dentro de su partido. Durante 5 años Álvarez ha tenido que tragarse el robo del que fue objeto en las elecciones internas del 2013, que las tenia ganadas y cuya exigencia “voto por voto” fue lanzada al basurero por sus propios correligionarios ubicados tanto en su partido como en los tribunales de la Republica.
En sus años de designado presidencial, se ha resignado al ningunismo y la degradación en su posición de segundo, minusvalorado en la estructura del ejecutivo. Como buen político que es, ya olfateo que los hombres de Juan Hernández para su sucesión, podrían ser Mauricio Oliva o Nasry Asfura, conocido en el folclorismo provinciano como “papi a la orden” y por ser candidatos muy fuertes, el primero por contar con el poder político y económico del Congreso Nacional y el segundo por contar con una popularidad ganada a base de lo que el mejor hace trabajar y trabajar, aunque los ingenuos crean que es con “almuerzo gratis”, no puede quedarse de brazos cruzados.
Ricardo Álvarez, adelantándose y como un mecanismo de defensa, sabiendo que en sus campañas pasadas ha construido una fuerte estructura partidaria departamental, no le queda mas que reactivar desde ya esa maquinaria para irla fortaleciendo en el camino y presentarse como una fuerza organizada y formidable que le sea difícil de rumiar al oficialismo de su partido y su gobierno. Es una tormenta irremediable la que le tocara enfrentar, pues los del poder real le tienen listo los desfiladeros del abismo; inhóspita tarea la que tiene por delante el candidato de los pobres, como se ha autodenominado en el pasado.
En el partido liberal, se proyecta el actual presidente del Consejo Central Ejecutivo, aunque no lo ha anunciado formalmente, con una organización profundamente debilitada y dividida desde que decidieron entrar en la galería de los traidores al ideario liberal, para otros golpistas, mismos que pretenden continuar manejando al partido bajo la tutela de siniestros y oscuros oráculos acostumbrados a negociar bajo la mesa, lo que ha condicionado en los últimos años que la centenaria organización se haya tornado “vagón de cola” del partido nacional. Luis Zelaya pretende rescatarlo, pero la mafia golpista y corrupta incrustada en su partido se ha convertido en un amargo freno de contención para que la organización avance, por lo que su candidatura nuevamente y la de figuras limpias no parece, al menos por ahora tener un camino claro para un lanzamiento prematuro en tales circunstancias.
Por el lado de la cuestionada oposición, por allí se ha mencionado que el máximo líder de LIBRE, Manuel Zelaya, ya no se lanzara, lo que, muy pocos creen, habida cuenta que el reloj biológico no es eterno y los tiempos cambian muy rápido hoy día y va dejando en el camino a aquellos que les cuesta adaptarse a las nuevas dinámicas de la sociedad cuyo factor permanente es precisamente el cambio. Ese rumor cierto o no, ha generado en las militancias de las tendencias de LIBRE, inquietudes naturales en política y así las primeras pre-candidaturas al solio presidencial comienzan a florecer.
A la usanza de los partidos tradicionales históricos de los cuales procede la mayoría de la militancia de LIBRE y sin haber superado esos vicios electoreros y oportunistas, los movimientos comienzan a lanzar candidatos. ¿Cual será el objetivo?, ¿probar su aceptación intrapartidaria y del pueblo frente a las conocidas y fuertes precandidaturas del nacionalismo? ¿O simplemente ejecutar un desgaste inmediato para potenciar oportunamente las verdaderas candidaturas ya pre-decididas desde ahora, producto de una estrategia cuyos resultados son predecibles en base a arreglos políticos del momento? Es cuestión de sentarse a observar y analizar con objetividad la dinámica de las negociaciones políticas interpartidarias y de estos con el ejecutivo y el legislativo.
El laboratorio de experimentación política con las tempraneras candidaturas ha comenzado, pero si hay algo que los debutantes en el escenario electoral deben saber es que “no por madrugar se amanece mas temprano”; en la historia política nacional, muchos perdieron la cabeza antes del primer cacaraqueo.
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Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas