Por: Franco Lagos
El cielo nunca estuvo allá, estuvo aquí, entre nosotros y vestido de miseria, lo que pasa es que hace falta vernos entre escombros, con mucha más nobleza y sacrificio, con una especie de locura y optimismo, de que imaginando, una idea gigante es posible.
¿Me entendés?, Si vas y salís a la calle, por ejemplo, encontrás el ruido que murmulla por todos lados ése que también nos define: niños que respiran resistol, hospitales ahogados y madres que paren a una nueva luz que alumbra, pero sin acceso a las medicinas, y que sea lo más digna y sincera posible, entre otras cosas más.
¿Cómo se puede vivir ignorando esto?
¡Hace falta ser un idiota!, Un inhumano o un traidor.
Cada instante de vida que sobrevive en este río de esperanza es un milagro en el que uno se debe meter, no se puede comprender por eso de la misma manera y cariño, a esos que cantan por cuestiones extrañas a la vida, pensando que esto es Hollywood y olvidan al niño de la calle que también merece una canción, pero también educación y en donde no se puede ser cobarde entre decidir lo otro y lo aquello.
Es también por la barriada entusiasta y alegre que terminará posiblemente algún día en los dedos del narcotráfico, NO hay razones para NO encaminar nuestras letras y pensamiento hacia un grito robusto que exija la construcción de un mundo mejor.
¡Esto es un hospital en vías del tren que aún renace del subsuelo!
Necesitamos ahora más que nunca de los artistas, académicos e intelectuales de nuestro país, y de cada chispa de rebeldía y nobleza que renazca ilustre entre nosotros, para construir ese lenguaje sencillo y valiente que sirva como arma a todo un pueblo, un pueblo que ya se encamina hacia la construcción de una nueva civilización.
Pero con un canto sincero, que sea parto de todas las luchas,
parto de nuestro dolor,
de todas nuestras alegrías y esperanzas
canto sencillo, que sobretodo pueda ser aprendido por todos y todas.
El arte también es una herramienta de los pueblos en momentos de crisis, una oportunidad para transmitir valores y nuevas ideas.
¿Quién dice que no se puede mover nuestra historia desde un movimiento enérgico que sepa a canción, a letra y a pintura?
Ojalá podamos desnudarnos de esa soberbia o de ese miedo, que hemos arrastrado por error y que nos ha costado gran parte de nuestra felicidad.
¡NO basta con cargar el traje de vanguardia!
Hace falta también ensuciarlo un poco de tierra, porque este país es tierra y río, y necesitamos romper el muro para llevarlo hacia otra dimensión.
Donde el amor sepa más a calle y comunidad, que a teléfonos y revistas.
Donde la belleza pueda ser un abismo comprendido entre nosotros, inclusive dentro de hospitales
Donde el mar no sea mar, si no agua que llueve,
como espejo de nuestra evolución.
¡Esto es cultura, lo demás sólo son relaciones públicas!, un mero juego de palabras.
Y ya hemos aprendido lo suficiente hasta aquí»
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Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas