Ninguna ley es irrompible

Ninguna ley es irrompible

Cuando la vida es un martirio

Por: Oscar Miguel Marroquín

Bastante tiene de cierto aquello de: “HECHA LA LEY, HECHA LA TRAMPA”.

Ahí están plasmadas las leyes, por cierto, por montones; leyes que habrán de castigar al que se atreva a romperlas, bajo ese supuesto, nos abandonamos a la despreocupación, confiados de lo escrito con tinta y papel, seguros de que entre letra y letra la moral no dejará espacio a quienes intenten romperlas, porque romperlas,  irritaría el sosiego colectivo. Es pues sin más, un acuerdo de todos con el ánimo de contener la violencia de unos contra otros.

Un buen día se dijo que en Honduras un expresidente había recibido un poco más de una docena de cartas de libertad, dieciséis para ser más precisos, y es que el señor Rafael Leonardo Callejas tenía más acusaciones de corrupción que todos los presidentes de América Latina juntos, la Corte Suprema de Justicia en ese entonces en manos de la honorable abogada Vilma Morales, dispuso maquilar toda una producción en seria de cartas de libertad, con el ánimo de permitir tranquilidad y buen vivir al también honorable expresidente en mención.

Agazapado por ahí el pueblo observaba en silencio. Las honorables Fuerzas Armadas atrincheradas en sus cuarteles. En los bancos la contabilidad seguía su rumbo cotidiano. La prensa escamoteaba, como de costumbres, muchas verdades. La iglesia no paraba de fijar la dualidad entre el cuerpo y el alma. Los políticos de oposición, si es que los había, también formaron parte del mutismo.

En fin, la chispa en el pueblo no encendió.

Cuando el calendario corría a sus anchas, nos sorprendió la noticia, el honorable expresidente Callejas era acusado en los Estados Unidos por malversación de fondos en los negocios del fútbol internacional, aquella noticia cayó como balde de agua fría, quien podía creer semejante falacia, lo mínimo que podíamos pensar en aquel momento es que, los norteamericanos querían manchar la impecable hoja de vida de tan insigne expresidente.

¿Por qué tanta maldad de parte de la justicia de los Estados Unidos?

Inculpar a este hombre de semejante acción es intolerable, pues según fuentes de todo crédito la Iglesia Católica está por nombrarlo SAN CALLEJAS DE HONDURAS, quizá porque nunca rompió las leyes del país. Una verdadera joya de ejemplo para el Partido Nacional, y para la humanidad entera.

Queriendo seguir los pasos de Rafael Callejas, el actual dictador Juan Orlando Hernández su hermano Tony Hernández y una innombrable pandilla de mafiosos deciden hacer del Estado hondureño un verdadero bacanal, superando a los de la antigua Roma, bacanal que deja ya a miles de ciudadanos asesinados, otros cruzaron ya la frontera entre la pobreza y la miseria, también enormes caravanas de familias enteras huyen despavoridas de la tierra que las vio nacer, mientras tanto, los militares juega a los Escuadrones de la Muerte y, de vez en cuando, en sus horas de relajamiento ayudan al transporte de la mercancía (COCAINA) cuyo destino es los Estados Unidos; en asuntos de corrupción, los honorables patriotas afiliados al Partido Nacional ya superan al maestro Rafael Leonardo Callejas, lo robado es prácticamente incontable, los bancos no dan abasto, las bóvedas donde se guarda tanto dinero mal habido están por reventar, en fin, la contabilidad perdió las cuentas y, no es para menos, pues si Tony Hernández traficaba cocaína a GRAN ESCALA como lo dice la justicia gringa, obvio es pensar que también ganaba dinero a gran escala, dinero que seguramente está a buen resguardo en muchos bancos hondureños.

Mientras tanto, Honduras es descuartizada, sus pedazos tirados por calles, carreteras y veredas son encontrados a diario, los tarifados se encargan de la publicación al rojo vivo, manu militari no deja de haberla, a los cuarteles entran los capturados con vida y horas después los pedazos adornan macabramente como una estampa de muerte. Los gritos de rabia y dolor se escuchan por doquier, las madres o esposas lloran sórdidamente sobre los cadáveres.

En un acto de constricción, la iglesia católica le pone un BASTA YA a la cosa, algo así como un mea culpa, un mea culpa que ya lleva siglos enteros; este llamado a detener tanta maldad, en realidad no es más que hipocresía nacida de la miseria humana, miseria humana de la cual la iglesia católica tiene mucho que contarnos.

Finalmente, caminan por ahí los que se autodenominan respetuosos de la ley, los que se tipifican como hombres y mujeres incólumes, como personas intachables, honorables, incapaces de quebrantar una sola ley. Caminan sedientos por llegar donde hay riqueza para luego olvidar todos sus «engaratusados» discursos de honradez y, proceder a hundir sus asquerosas uñas sobre lo ajeno.

Para los políticos, banqueros y militares, ninguna ley es irrompible.

Tanta pobreza junta en Honduras solo tiene una explicación, es el producto del rompimiento de las leyes que han llevado a cabo quienes controlan el poder político y económico.  

  • Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas

3 respuestas

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    Un buen resumen de la maldad y la corrupción.

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