Por: Breidy Hernández
Tegucigalpa. – Honduras es signatario de convenios internacionales que reconocen los derechos de niños, niñas y adolescentes, así también el estado es responsable de crear mecanismos para velar por la seguridad e integridad de la niñez.
En los últimos años, la violencia desmedida que sufre el país, se ha trasladado a los más indefensos: niñas, niños y adolescentes, quienes han sido victimas de actos violentos y en el peor de los casos hasta perder la vida en manos de los criminales y del mismo Estado por no tener un mecanismo de defensa y protección.
De acuerdo, a la Red de Instituciones por los Derechos de la Niñez, Adolescencia y Juventud (COIPRODEN), 123 niños, niñas y adolescentes entre 0 a 18 años, perdieron la vida de manera violenta, a esto se le suma la muerte de 365 jóvenes entre 18 y 30 años, es decir un total de 569 niños, niñas, adolescentes y jóvenes a los que truncaron sus sueños, sólo en el 2022.
De igual manera, se destaca que sólo en el mes de diciembre la cifra fue de 48 niños, niñas y adolescentes que perdieron la vida, siendo 40 niños y 8 niñas.
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Uno de los casos que impactó a la sociedad hondureña este inicio del 2023, fue la muerte de un menor de 7 meses de nacido, que recibió una bala en su cabeza, el hecho se registró luego de un tiroteo registrado el 1 de enero en la colonia San Judas, en la ciudad de La Ceiba, Atlántida, donde también resultó herido su hermano de 14 años de edad.
URGE ESTRATEGIA EN PREVENCIÓN DE VIOLENCIA
Analistas son de la opinión de la puesta en marcha de una estrategia integral y diferenciada en la prevención de la violencia en todos sus niveles. Una estrategia por sectores sociales y por tipo de crímenes.
En entrevista con Criterio.hn la abogada y defensora de derechos humanos, Reyna Rivera, señaló que se necesita una estrategia de seguridad, que, además de las generalidades en prevención de la violencia, pueda abordar las particularidades de los crímenes concretos que se comenten en el país.
De igual manera, el defensor de derechos humanos, Ismael Moreno, exdirector de Radio Progreso y el ERIC-SJ, opinó que el gobierno debe realizar una convocatoria general a los diversos grupos organizados para desarrollar respuestas integrales para contrarrestar la situación de violencia y criminalidad que azota a Honduras.
Por su parte, Wilmer Vásquez, director ejecutivo de COIPRODEN, realizó el llamado a la presidenta Xiomara Castro, para que convoque e instale de manera urgente, al Consejo Nacional de Garantías de Derechos de Niñez y Adolescencia (SIGADENAH), a fin de implementar la Política Nacional en prevención de violencia.
“Casi un año de gestión de gobierno y no ha sido posible la instalación oficial de este consejo nacional, quienes deberían de tomar decisiones al más alto nivel para que las instituciones del estado asuman el rol que les corresponde en la prevención de la violencia contra la niñez” señaló.
Vázquez también demando el compromiso del Estado, sociedad civil organizada, los sectores de la sociedad y al pueblo en general un compromiso para la reducción y eliminación de todas las formas de violencia en contra de las niñas, niños y adolescentes en Honduras.
ESTADO VULNERA NIÑOS, NIÑAS ADOLESCENTES Y JÓVENES
El estado de Honduras es el responsable de velar y proteger la integridad de los hondureños especialmente la niñez, por lo que debe crear mecanismos de protección y prevención de la violencia.
Medidas como el PCM 29-2022, puesto en marcha por la presidenta Xiomara Castro, el pasado 6 de diciembre y que permite a las fuerzas de seguridad del estatal, aplicar un estado de excepción parcial en 162 barrios y colonias del Distrito Central y San Pedro Sula, no es la respuesta para prevenir la violencia estructural en Honduras.
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Para el Padre Melo, esta medida lo que hace es vulnerabilizar y estigmatizar a la juventud, que esta expuesta a la criminalidad y que fácilmente pueden ser reclutados por los entes criminales.
De igual manera, la Criminóloga, Wendy Funes, dijo a Criterio.hn que el Estado tiene una visión militarista de la seguridad, que expone al joven bajo una construcción de un estereotipo de delincuente por vivir en zonas estigmatizadas por la violencia.
