Muy pronto nuestros teléfonos serán tan inteligentes como nosotros

Por: Redacción CRITERIO
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La predicción de Kurzweil

En 1999, Ray Kurzweil, un famoso inventor, pensador y futurista, hizo una predicción que por aquel entonces parecía increíble: afirmó que en 2023 un ordenador portátil de 1.000 dólares tendría la potencia de computación y la capacidad de almacenamiento de un cerebro humano.
En los últimos 30 años, Kurzweil ha realizado numerosas predicciones sorprendentes y la mayoría de ellas se han cumplido con el paso del tiempo, por lo que no sería extraño que acertase una vez más. Lo sorprendente es que su predicción podría cumplirse incluso mucho antes de lo esperado.
Recientemente, Kurzweil, actual director de ingeniería de Google, ha adelantado su predicción. En su opinión, el hardware necesario para emular el cerebro humano podría estar listo incluso antes de lo que él predijo, en torno a 2020, gracias al empleo de tecnologías como las unidades de procesamiento gráfico (GPU), ideales para los algoritmos del software que imita al cerebro humano.
El software cerebral, en cambio, tardará un poco más: estará completo alrededor de 2029.
De cumplirse, las consecuencias serían increíbles

Si Kurzweil está en lo cierto, las consecuencias serán increíbles. En apenas 14 años nuestros teléfonos inteligentes serán tan inteligentes como nosotros. O incluso antes: si nos centramos sólo en la inteligencia computacional (dejando a un lado otras formas de inteligencia, como la emocional), nuestros teléfonos nos alcanzarán en tan sólo siete años; más o menos cuando se espera que salga al mercado el iPhone 11.
Y la cosa no acaba ahí: en un ensayo de 2001 titulado “The Law of Accelerating Returns” (La ley de rendimientos acelerados), Kurzweil señala que, si analizamos la historia de la tecnología, podemos comprobar que el avance de la tecnología no es lineal, sino exponencial. Por eso los avances tecnológicos se producen cada vez más rápido.

En la siguiente gráfica se puede ver la diferencia:

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En una función lineal el avance es progresivo y constante, en la exponencial en cambio, el avance es más lento al principio, pero luego se dispara para avanzar a pasos agigantados.
Basándonos en esto, es de suponer que los nuevos dispositivos tan inteligentes como nosotros continuarán avanzando de forma exponencial, hasta superar la inteligencia combinada de la raza humana.
Además, estos equipos tienen una gran ventaja sobre nosotros: están conectados a través de Internet y comparten información entre sí, miles de millones de veces más rápido de lo que podemos hacerlo nosotros.
Resulta realmente difícil imaginar siquiera todo lo que podría llegar a ser posible con estos avances y cuáles podrían ser sus implicaciones.
Pero… ¿Se cumplirá la predicción?
Es comprensible que surjan dudas acerca de la viabilidad de estos avances, especialmente debido a las limitaciones de la Ley de Moore.
Según esta Ley, aproximadamente cada 18 meses se duplica el número de transistores incluidos en un circuito integrado. Y hasta ahora ha sido así. Dado que los dispositivos actualmente son cada vez más pequeños y ligeros, ha sido necesario reducir una y otra vez el tamaño de los transistores para poder duplicar su número cada dos años en espacios cada vez menores.

Sin embargo, es evidente que no se puede reducir el tamaño de los transistores de forma ilimitada. En principio, nada puede ser más pequeño que un átomo y, aún en el supuesto de lograr superar este límite físico, por debajo del habrá muchos otros obstáculos tecnológicos.

Intel, uno de los mayores fabricantes de procesadores del mundo, admite ser consciente de estos límites, pero afirma que la Ley de Moore puede continuar todavía otros 5 a 10 años. De ser así, es probable que los procesadores basados en silicio que utilizan nuestros ordenadores portátiles lleguen a igualar la potencia de un cerebro humano.
En cualquier caso, Kurzweil afirma que su predicción se cumplirá independientemente de las limitaciones de la Ley de Moore y de lo que Intel consiga hacer con el silicio.
Hace muchos años ya que Kurzweil predijo que la Ley de Moore se aplicaría durante 60 años -hasta 2025- para dar paso luego a nuevos paradigmas. Y es que de acuerdo con la teoría del avance exponencial, cuando una tecnología llega a sus límites, surge otra nueva mucho más potente que la reemplaza, de forma que el avance continúa. Eso es lo que ha sucedido siempre a lo largo de la historia, por lo que no hay no hay ningún motivo para pensar con la Ley de Moore será diferente.

Nuevas tecnologías que podrían reemplazar a la Ley de Moore

En realidad, ya hay avances significativos en el horizonte, como por ejemplo, la tecnología GPU, que utiliza la computación paralela para incrementar considerablemente el rendimiento, no sólo con los gráficos, sino también con las redes neuronales, que constituyen la arquitectura del cerebro humano.
También hay procesadores 3D en desarrollo, capaces de almacenar los circuitos en capas. IBM y la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa (DARPA) ya están desarrollando procesadores de computación cognitiva.

Por otra parte, hay nuevos materiales, como el arseniuro de galio, el bronce de óxido de vanadio, los nanotubos de carbono o el grafeno, que parecen muy prometedores como sustitutos de silicio. Y, por supuesto, la tecnología más interesante de todas (y quizá también la más aterradora): la computación cuántica.

En lugar de codificar la información con ceros y unos, como los ordenadores de hoy en día, las computadoras cuánticas utilizarán bits cuánticos (qubits), cuyos estados se pueden codificar con toda una gama de posibilidades, aprovechando los fenómenos cuánticos de superposición y entrelazamiento. Gracias a esto, las computadoras cuánticas podrían realizar en minutos unos cálculos que a las computadoras de hoy en día les llevarían miles de años.

Si a estos avances en el hadware, le añadimos los avances en inteligencia artificial, podemos empezar a ver por qué a algunas figuras de renombre como Elon Musk, Stephen Hawking o Bill Gates, les preocupa la creación de una «súper inteligencia».

Según Musk «estamos invocando al demonio»; Hawking dice que «podría significar el fin de la raza humana»; y Gates escribió: «No entiendo cómo a algunas personas no les preocupa». Kurzweil, en cambio, piensa que crearemos una inteligencia benévola y la utilizaremos para mejorar nosotros mismos.
No obstante, es consciente de que la tecnología es un arma de doble filo. Al igual que el fuego nos ha mantenido caliente a lo largo de la historia, pero también ha originado graves incendios, el resultado de las nuevas tecnologías dependerá del uso que hagamos de ellas.
Con el uso adecuado, la tecnología nos permitirá hacer frente a los numerosos problemas que han plagado la civilización humana, como las enfermedades, el hambre, la educación, la contaminación, etc.
De hecho, otra de las predicciones de Kurzweil es que la nanotecnología podría hacer inmortal al ser humano en 2040, es decir, en menos de 25 años.

Sin duda, todos estos avances se acabarán produciendo tarde o temprano. La pregunta es si la humanidad hará o no un buen uso de ellos. (tomado de Ojo Curioso)

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