Por: Oscar Miguel Marroquín
Olvidar imposible, porque su nombre escrito esta en la más alta montaña de Honduras, y desde cualquier punto del territorio de Lempira y Francisco Morazán nuestros ojos la admiran, Berta Cáceres es su nombre, indómita hija de estas tierras ahora levantadas en rebelión, arrasando a su paso la corrupción y la impunidad.
Imbéciles aquellos que intentaron borrar tu nombre, Kimberly Dayana Fonseca, también nos falta, y por ellas y el resto reclamamos incansablemente justicia; no pretendan detener nuestros pasos, porque en ellos hay decisión inquebrantable, dicen las mujeres.
Arrecha combatiente del amor por la educación Ilse Ivannia Velásquez Rodríguez, vaya si eres grande que en las paredes dibujamos tu nombre de cara al ardiente sol, no te lloramos como muestra de debilidad, pero si te imitamos en cada batalla en las calles, por eso nosotros y nosotras somos invencibles a la hora de enfrentar al asqueroso dictador.
Y que decir de aquella pequeña flor en medio de la más agreste montaña, Nicole Ham Bustillo, de pétalos abiertos al sol, de grito sin murallas, volando en el viento sin temor alguno a lo desconocido; tu rebeldía dolió y caló al oído del que, aun siendo enano, cree ser gigante. Un presidente protegido por una manada de simios vestidos de verde olivo.
Nota relacionada Mujeres: la mayoría excluida de la representación política en Honduras
Solo Dios podría detener tanta rebeldía.
Apártese aquel que estorbe el paso de las mujeres, pues ahora caminan por doquier y en sus manos portan el estandarte de lucha y decisión; este batallón de fieras es indetenible, no creo exista dictador alguno capas de contener semejante rio de fuego, pues solo ellas son capaces de parir la historia en medio del combate.
Ahora mismo las calles y carreteras se visten de gala.
Haciendo y defendiendo las barricadas, gritando a todo pulmón “JOH ES P’A FUERA QUE VAS” ahí están sus manos, sus ojos, su sonrisa, su rebelde caminar, su toque de vida y amor, que podría decir Francisco Morazán de este ejercito de mujeres invencibles, capaces de parir una y otra vez a sus hijos en las más fieras batallas hasta alcanzar la victoria.
Si el tonto dictador cree estar ganando la guerra, se equivoca una y un millón de veces, miles y miles de Anselmo Villareal, han nacido desde aquella tarde, suficiente vientre en rebelión hay entre las veredas, los mercados, las escuelas, las calles y carreteras, ellas aguerridas combatientes por la vida, dan a luz sin hospital alguno, mirando hacia el infinito, gritándole a Dios que baje y las acompañe en estos momentos de combate.
Por eso solo ellas pueden decir “es mejor ser la viuda de un héroe, que la mujer de un cobarde” (Virgilia d’Andrea anarquista y activista italiana)
-
Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas
Un comentario
Mas cierto, imposible.
Si el hombre hondureño es valiente, la mujer hondureña es mucho más. Es una leona cuando defiende a sus hijos, lucha a hombre con su marido amado y es madre, esposa, hija, hermana de todos los hijos asesinados por esa dictadura. Honor mujer valiente, porque Honduras es nombre de mujer.