Alejando Mayorkas y las formas en que pudiera ayudarnos

Microhistoria reciente de Corea, y potencial de la relación con Honduras (I de III)

Por: Rodolfo Pastor Fasquelle

Compartimos con ellos y otros orientales el haplogrupo genético D. Hace unos años conocíamos a Corea por el Reverendo S.M. Moon, que se titulaba Redentor del Mundo y era amigo y sustento de APROH y su líder el General Álvarez Martínez. Aún es importante el budismo, y son muy vociferantes los grupos fundamentalistas (moonies), pero hoy en su mayoría los coreanos son no creyentes.[1]Y mas bien muchos hondureños y latinoamericanos conocen a Corea por su K-rock, telenovelas y series de televisión en Netflix, los teléfonos, televisores, computadoras y automóviles.

No es de ahora que son artistas y artesanos, los coreanos. La Gran Corea de antaño -que ya solamente existe en el imaginario y la memoria colectiva- tuvo una larga historia antigua y medieval; cuando escapó al control del Imperio del Medio, y fue gobernada por reyes y emperadores de longevas dinastías, que emulaban a los de China con el modelo confuciano. En aquel entonces, Corea desarrolló una civilización afín a las que la rodeaban, que floreció en la Era conocida como Chonson, desde poco antes del 1400 a 1910. Con religiones importadas y su chamanismo tradicional, un sistema propio de escritura, y un bello arte influenciado por la estética budista, la pintura clásica china y la ornamental japonesa, siempre con su carácter, idiosincrasia e identidad única.

Alcanzó una gran importancia estratégica la antañona Corea desde fines del s XIX, por estar ubicada justo en los confines entre China, Rusia y Japón, tres potencias imperiales del Pacifico asiático. Pero fue el Japón industrializado post Meiji, el que, luego de derrotar a Rusia, y previo a la culminación de la Primera Guerra Mundial, invadió y ocupó a Corea, desde 1914, igual como –después- ocupó a Viet Nam, Taiwán, Manchuria y parte de la China Continental costera, durante la Segunda Guerra Mundial. Paradójicamente en ese horizonte, al tiempo que explotó duramente a su colonia en Corea, Japón implementó una política de asimilación cultural y aun racial. Iba a más.

Al firmar su rendimiento, derrotado en 1945, Japón fue obligado a devolverle su Independencia a Corea que, luego, fue ocupada por los ejércitos victoriosos de la Unión Soviética al Norte del Paralelo 38, y de Estados Unidos al Sur. La mal gobernaron los oficiales de esos ejércitos por cuatro años. Fue imposible concertar la unificación plural que soñaron próceres y patriotas, como Kim Gu y después Lyuh Woon-hyung. Pero, como efecto de una Resolución de Naciones Unidas, en mayo de 1948 se celebró elecciones y nació la República de Corea, RCS, que se inauguró tres meses después. La RCS es doce mil kilómetros cuadrados más chica en superficie- que Honduras, su suelo es menos fértil y tiene menos agua y minerales, biodiversidad y diversidad cultural.

Salida de esas guerras y ocupaciones devastadoras hace setenta años, Corea del Sur era el segundo país más pobre del mundo, ¡peor que Honduras! Y le ayudamos con un contingente a defender su libertad agredida en 1950, por la invasión del Norte. Desde mediados de la década de los 50s, sin embargo, emprendió una gran Reforma Agraria, que estableció techos para la propiedad, expropió y distribuyó grandes superficies entre campesinos, a los que apoyó para alcanzar una productividad elevada, abatiendo la escasez de alimentos y la terrible desigualdad en el campo; y catalizando condiciones para lo que se sería el Milagro del Río Han, que fluye desde el Norte al Mar Amarillo.

Con ayudas de EUA y Japón y préstamos blandos (no de concesiones) para su industria propia, la RCS formó grupos clánicos (chaelbol) de capital comprometido con el país, que despegaron su crecimiento industrial. Y luego de superar, sus problemas políticos previos, de golpes militares y represiones, y de inestabilidad por conflicto social,[2] en los 1990s, Corea convirtió ese impulso inicial en desarrollo sostenido. Edificó una infraestructura de primer mundo, con trenes rápidos; entró a la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico, que reúne a los países ricos del mundo, y enfrentó indicios de enajenación que le generaban altas tasas de depresión y suicidio, por el estrés y la disolución de estructuras sociales tradicionales.  

Hoy 32 años después de ese despegue definitivo, con poco más de 50 millones de habitantes, que tienen 14 años más de esperanza de vida que los hondureños, Corea es una potencia media, aliada de EUA, y que sin embargo con astucia realista y prudencia mantiene buenas relaciones con todos sus vecinos. Sin haber resuelto todos sus problemas sociales, ya goza de una democracia boyante, que alcanza importantes logros en justicia y combate a la corrupción. Su Justicia ya castigó con cárcel a un par de generales golpistas y represores, a dos presidentes destituidos por corrupción y a un gran empresario, el más rico, encarcelado por segunda vez en enero de 2021, aunque perdonándolo después en el 2022. Corea ya sostiene una de las economías más fuertes y dinámicas del mundo;[3] es la duodécima economía mundial por su PNB y pertenece al G 20. Pese a varios intentos por frenarla desde el exterior, está a punto de convertirse en el mayor productor de semiconductores estratégicos; y promete ser un país definitorio del siglo venidero. Desde ya… dispone de capital para inversión, con que es hoy el segundo socio extra regional del BCIE. Y desde hace unos cinco años se ha trazado una hoja de ruta para sus intercambios con y apoyos a América Latina ¿Cómo podrían ayudarnos a ser más competitivos y menos corruptos, o acaso es la misma cosa?

Desde 1991, las empresas coreanas han invertido en América Latina y el Caribe más de 26 mil millones de dólares, y el comercio ha crecido a una tasa de 11.5 %, hasta superar en 2021, los $57 mil millones, según Informe del BID en la 6ta Cumbre Empresarial Corea-América Latina, en Seúl el año pasado. Hace unos ocho meses, el BCIE estableció una nueva sede en Seúl, y suscribió varios convenios marco con distintas agencias de gobierno para facilitar la inversión y cooperación coreana en el istmo. Para este tipo de cooperación inteligente, consensuada, necesitamos, una agenda nacional. 

Honduras ha aprovechado poco la inversión o la transferencia de tecnología que Corea ofrece, la capacitación y asistencia en salud y educación. [4] Conviene de repente que los coreanos asesoren la política de seguridad, porque, después de tener un problema serio a fines del siglo pasado, hoy tienen 0.6 homicidios, y nosotros 36.3 por 100 mil habitantes.  Sí, se envía un poco de café; y se ha procurado activar el Turismo. Pero quizás se pueden abrir oportunidades para exportar a Corea maderas cultivadas y alimentos: carnes y frutas tropicales, cacao y mariscos. Por su elevado nivel educativo, Corea del Sur, además, valora altamente su medio ambiente, cultura antigua y folklore, raíz de su identidad. Elías Exceda, director de la Academia Diplomática señala que RCS es líder en tecnología verde y limpia contra el cambio climático, y podría asesorarnos en el diseño de políticas ambientales, y apoyo en la adaptación al cambio climático, uno de nuestros principales retos inmediatos. ¿Podríamos asimilarlo, ese apoyo?

De ser así, igualmente, Honduras podría recibir cooperación en materia de cultura y artes. Corea goza de muchas declaraciones protectoras de patrimonio mundial, y tiene el mejor manejo de esos programas. Puede apoyarnos para la promoción de las artes, incluyendo la producción que mencioné al inicio, de música, cine, televisión y entretenimiento comercial para la exportación ¿a Corea? ¿o a China? Urge porque tenemos una balanza comercial muy negativa, y ellos, una de las más ventajosas del mundo; pero no tenemos mucho más para exportar que el talento olvidado de los coterráneos. 

El Carmen, S.P.S. mayo 20, 2023

[1] Mas si agregas a los confucianos porque, aunque son pocos quienes identifican el confucianismo como su religión, estos creen muy pocas cosas, plantean una ética social, de la familia y la subliman, sin suscribir ya la metafísica que se había desarrollado.

[2] Desde hace veinte años, se aplacaron las huelgas mediante diálogo y contratos generosos y de largo plazo y se consiguieron desde fines de los 1990 s tasas de crecimiento sostenidas de entre 10% y 12%.

[3] Mientras que el PIB percápita mundial se triplicó de 1990 a 2021, el de Corea que ya era sustancial, se más que quintuplicó hasta alcanzar un respetable 35000 dólares actuales, que es más de lo que tiene Japón y más de 12.6 veces el PIB percapita hondureño, mientras el PIB a secas es 66 veces el nuestro.

[4] Sin cerrar su economía ni encerrar a su población, Corea tuvo un buen desempeño frente al Covid, con menos contagio y mucho menos mortalidad que Honduras, 660 en vez de 1100 muertos por millón; sus estadísticas en educación son óptimas, y aunque en términos porcentuales, muchas otras estadísticas son parejas, Corea gasta 10 veces lo que gasta Honduras en Educación y más de 20 veces lo que gastamos en Salud.

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