Por: Irma Becerra*
Primariamente, no debe confundirse esta nueva sociología positiva con la mal intencionada forma en que se ha interpretado hasta ahora al positivismo, al reducir a este a una simple teoría del possitum o hecho o dato sobre la realidad.
La sociología positiva ve los hechos, tanto los favorables o positivos y los desfavorables o negativos en la vida de una persona, en una relación de aprendizaje de estos como un constante cambio hacia mejor o teniendo la oportunidad de evolucionar hacia adelante. Por tanto, dicha sociología comprensiva de los hechos ve a los hechos negativos o desfavorables señalando o denunciando a los responsables directos de los mismos y no dejando el actuar de las circunstancias, especialmente las situaciones negativas, al azar o a la mala suerte, sobre todo cuando estas últimas afectan a las buenas personas sensibles y respetuosas, de buen corazón y mente.
En este sentido, la sociología positiva consiste en una verdadera restauración de los clásicos padres fundadores de la ciencia de la sociología al devolverles a estos últimos, sin un ápice de envidia, su sentido original genial contra la negatividad y la destrucción, así como lo que no es útil a los individuos y a la sociedad en su conjunto, sentido e intención verdaderos de las ideas que propagaron y propagaban. Podemos decir con firme convicción y lo demostramos en nuestro libro “Sociología y Realidad Nacional”, que se malinterpretó intencionalmente el sentido positivo original como fin en progresión o progresivo de evolución crítica de toda la Humanidad hacia el Bien Común para todos los tiempos, al reducir este fin a la simple estadística de datos y hechos de conexiones superficiales acerca de la sociedad, el individuo y el mundo humanos.
Por eso, para el caso el fin o la función globales que daba y dio Saint Simón a los industriales o a todas las profesiones organizadas con el propósito de administrar en forma planificada la economía de austeridad del gobierno para beneficio de toda la población, sigue siendo un fin aún muy loable, vigente y actual, y es un propósito eminentemente noble por positivo el hecho de despojarse el gobierno de la riqueza para distribuirla equitativamente entre la sociedad en general.
Desde esta perspectiva evolutiva la sociología positiva implica un fortalecimiento de la autoestima, el asertividad, el respeto mutuo y la empatía entre los individuos sociales que se encuentran siempre en constante evolución hacia mejor, con la finalidad de que exista una mayor comprensión y entendimiento mutuos. Así visto, se trata de un planteamiento sociológico de motivación progresiva de desarrollo personal para cada ser humano que forma parte de la Humanidad y es por ello una utopía relacional.
La sociología positiva como utopía social representa una alternativa que renueva la función de los encargados de representar el orden y la autoridad como son, en especial, los militares, en sus extremismos de militarización y ataque dictatorial y autoritario a la democracia, ya que los padres fundadores veían en la radicalización y aplicación extrema de la fuerza militar una organización obsoleta perteneciente al feudalismo en la historia y no a los tiempos modernos. Esto precisa, entonces, en la actualidad de una reinterpretación de la función militar para readecuarla a nuestra época al volverles partes integrantes de los guardianes civiles de la utopía relacional y la sociología positiva porque la paz perpetua entre los individuos y entre los pueblos reclama la revolución mundial de manera pacífica y plenamente democrática.
Es por eso que la lección que aprendemos de estos últimos años de gobierno cachureco en Honduras es que no hay que quedarse trancado en un sólo hecho y su recuerdo porque las personas evolucionan, sobre todo si ese hecho ha significado algo malo o negativo para ellas. Existen individuos e individuas que obtienen su fuerza para vivir al regodearse constantemente con el recuerdo de un hecho negativo que le haya sucedido a una persona determinada, a la que odian o envidian, sin imaginarse nunca que esta persona pueda llegar a recuperarse totalmente del incidente acontecido injustamente y evolucionar genialmente hacia mejor en su propia vida avanzando hacia adelante de forma merecida, humilde y generosa. Ello, porque existe asimismo una dialéctica del recuerdo que nos enseña a olvidar lo malo para asumir más activamente lo bueno y para centrar nuestra atención no en los individuos malos sino en las personas buenas, correctas y moralmente grandes.
De ahí que la historia no deba transcurrir sólo por imitación ni por ciclos lineales de repetición de conductas o de las malas conductas, sino como ciclos de recuperación de la alta y sana autoestima de aquellas personas de buen corazón y buena voluntad que sí debemos que imitar, porque la historia es la relación dialéctica entre imitación consciente de lo bueno y recuperación de una nueva fuerza cíclica o fragmento de vida más elevado que únicamente aquél o aquella que diera pie a una mala o dañina circunstancia. En la vida hay que elevarse hacia el mejor Bien para estar a la altura de la mejor persona. Esto es así porque lo que nos define como personas de bien no son los conocimientos que poseamos o la experiencia que tengamos, sino la forma en que tratemos a los demás y a nosotros mismos.
En este sentido, vendrán sin duda alguna, mejores circunstancias positivas para nuestra Honduras venidera y para nuestra sociedad decente porque la utopía relacional proviene de cada individuo dispuesto a construir propositivamente el mundo que constituye la Humanidad Relacionada y que es por eso tan numerosa que su marcha resulta imposible de detener. ¡Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo 2020!
*Irma Becerra es Licenciada en Filosofía por la Universidad Humboldt de Berlín y Doctora en Filosofía por la Westfälische Wilhelms Universität de Münster, Alemania. Es escritora, catedrática universitaria y conferencista. Ha escrito numerosos libros y ensayos sobre temas de política, filosofía y sociología.
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Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas