Por: Rodolfo Pastor Fasquelle
No todos los jóvenes estan ahí. Todavia. Aunque en las marchas me ha tocado conocer a un par de precoces. Hoy consolé a un joven menor, demasiado influido por su buena madre, que se quejaba ayer de que no le gustaba la política, diciéndole que, cuando yo tenía 17 años tampoco entendía. Y le traté de explicar que no es cuestión de que te guste, si no de que entiendas que la política determina tantas cosas en la sociedad y condiciona tantas circunstancias del individuo que simplemente no puedes ser indiferente.
Que la política determina si eres libre de expresarte o te van a golpear o a matar por actuar en consecuencia, si tienes derecho o solo deberes, libertad o solo obligación. Que la política determina si hay paz o hay guerra, porque si los políticos son sabios y el gobernante, el que detenta el poder respeta y tiene una buena política… hay paz entre nosotros, pero si el gobierno nos tiraniza y atropella y somete por la fuerza, nos empuja a la guerra.
Yo soy un hombre de paz Moisés. Odio la guerra. Pero también entiendo como Ud. lector lo que explica la sabiduría del Libro de Eclesiastés, todo tiene su momento y cada cosa su tiempo bajo el cielo…. su tiempo el lanzar piedras y su tiempo el recogerlas,…Su tiempo el amar y su tiempo el odiar, su tiempo la guerra. Y su tiempo la paz… que ya llegará.
Tambien escuche ayer al General Ponce, primo que el Presi puso de Jefe del Estado Mayor declarar que nosotros somos vándalos, que él tiene que guardar el orden aplicar la ley, que es democrática cuando es el fruto de un consenso. Y que sus soldados solo disparan cuando están en peligro sus vidas.
Es fácil responderle que vándalos son quienes han saqueado y siguen saqueando al Estado, que si sus soldados disparasen solo cuando están en peligro sus vidas, no tendríamos los opositores casi 40 muertos ejecutados, y ninguno las FFAA y que -luego del fraude- en este país no hay un orden legitimo porque las leyes que la Constitución dice que el soldado debe resguardar son las que garantizan la alternabilidad en el poder ejecutivo y la libre elección de los administradores y los legisladores. Y el traicionó.
Odio que los enviemos a las trincheras de esa toma, a los jóvenes desarmados y los expongamos al golpe, a la captura y tortura y a la bala asesina. Menos mal que no les estamos pidiendo aun que ellos maten por la causa. Pero esta claro también que si los siguen matando, vamos a tener que darles con que y decirles que no se dejen, que se defiendan. Habrá llegado el tiempo de matar. Y ya no habrá marcha atrás. Mientras tanto -yo también, Will- siento enojo y pena por ellos y vergüenza de no estar a su lado. Se que luchan por mis hijos y mis nietos y que no les damos todo lo que precisan. Pero se que no debo detenerlos, que al fin y al cabo es de su vida y no de lo que queda de la mía -como septuagenario- de lo que se trata. Que vivan los jóvenes libres y sus aliados. Que mueran los asesinos. Muera JOH, fuera la tiranía.
Alta es la noche y Morazán vigila
-
Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas