En el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, colectivos feministas se movilizaron en Tegucigalpa y otras ciudades para exigir justicia ante los femicidios, presupuesto con enfoque de género y el cese de la impunidad.
Tegucigalpa, Honduras. Este 25 de noviembre, cuando el mundo conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, organizaciones feministas y defensoras de derechos humanos en Honduras salieron a las calles en el inicio de los 16 días de activismo. La jornada estuvo marcada por consignas que denunciaron la impunidad en los femicidios, los embarazos en niñas y adolescentes y la falta de políticas con enfoque de género en el país.

Ana Ruth García, coordinadora de Ecuménicas por el derecho a Decidir, señaló que una de las principales demandas es la investigación y justicia en los crímenes de odio y femicidios. “Las exigencias hay varias, pero una de las principales es la investigación y justicia en los casos de crímenes contra las mujeres. Honduras sigue teniendo el primer lugar en América Latina y el Caribe. Solo este año ya llevamos 238 muertes violentas de mujeres, superando las cifras del año pasado”, dijo.
García advirtió que el panorama es alarmante también en materia de derechos sexuales y reproductivos. “Actualmente estamos en primer lugar en embarazos en niñas y adolescentes de 10 a 18 años. Esto es totalmente preocupante y ningún candidato presidencial ha asumido con responsabilidad y compromiso estas temáticas. Al contrario, algunos han amenazado a las organizaciones que trabajamos por la igualdad de género”, denunció.
Agregó que otra de las exigencias centrales es la asignación de presupuestos etiquetados con enfoque de género, pues “sin recursos, las mujeres quedamos invisibilizadas en el presupuesto nacional”.
De interés: Feminicidios y políticas estancadas: la crisis silenciosa que afrontan las hondureñas
IMPUNIDAD PERMANENTE
Las mujeres llegaron frente a las instalaciones del Ministerio Público para hacer escuchar sus peticiones, mientras cargaban una representación de un féretro acompañado del grito unísono: “justicia”.
Dulce Davis, del Consorcio de Mujeres Unidas por Honduras (Comunh) del Centro de Estudios para la Democracia (Cespad), señaló que la impunidad continúa siendo el principal obstáculo para el acceso a la justicia.
“Una de las principales exigencias es que el Estado dé respuesta al 95% de impunidad que existe ante los femicidios. Honduras sigue siendo uno de los países más peligrosos para las mujeres”, afirmó.

Davis subrayó que el contexto electoral no puede ser ajeno a la violencia política que enfrentan las mujeres. De acuerdo con el registro del Observatorio de violencia política hay 47 casos de mujeres en situación de riesgo, “el Estado todavía no ha aprobado la ley contra la violencia política hacia las mujeres. Seguimos totalmente desprotegidas”, expresó Davis.
A su juicio, la resistencia del Congreso Nacional a aprobar dicha ley responde a intereses de poder: “Si la violencia política cesa, habrá más mujeres en espacios de toma de decisiones, y eso amenaza los privilegios de quienes hoy controlan el poder”.
Lea: Honduras ante el reto de acceso a la justicia: avances frágiles y desafíos estructurales
FEMICIDIOS A LA ORDEN DEL DÍA
De acuerdo con el Observatorio de Violencia Social y de Género de la Red Lésbica Cattrachas, en lo que va de 2025 se registran 263 muertes violentas de mujeres y femicidios, superando la cifra de 2024 cuando se registraron 256 y que confirma a Honduras como un “paraíso femicida” en la región.
Para Seydi Irías, coordinadora del observatorio, estos datos no son solo estadísticas, sino la evidencia de un Estado que permite que la violencia machista se repita sin respuestas efectivas.

“Necesitamos una justicia con perspectiva de género que deje de reducirnos a datos y empiece a desmontar las prácticas patriarcales que nos están matando”, Seydi Irías. Foto: Jorge Burgos/Criterio.hn
Solo durante el último fin de semana se contabilizaron cinco casos más, entre ellos el asesinato de una niña de nueve años en Santa Bárbara. “Esto es lo que muchas mujeres, niñas y adolescentes sufren a diario: violencia simbólica, violencia sexual, la basurización de nuestros cuerpos y el olvido y la impunidad de las cuales somos parte. No somos cifras, no nos podemos contar; detrás de nosotras y de los cuerpos de las que ya fueron borradas existen familias que gritan justicia”, enfatizó Irías.
En el marco del 25 de noviembre y los 70 años del reconocimiento del sufragio femenino en Honduras, Seydi subrayó que no puede hablarse de democracia mientras continúen los femicidios y la impunidad. “No existe democracia si no se paran los femicidios, si no se reconoce la dignidad de las mujeres, si no se evita el acoso, la violencia obstétrica, la violencia cotidiana y doméstica”, afirmó.
Señaló que el Ministerio Público y el Poder Judicial tienen una deuda profunda con las víctimas, porque siguen viendo estos crímenes como “un asesinato más” y no investigan qué hay detrás del machismo y la misoginia. “necesitamos una justicia con perspectiva de género que deje de reducirnos a datos y empiece a desmontar las prácticas patriarcales que nos están matando”.
¿QUÉ ES EL 25 N?

Cada 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer en memoria de las hermanas Mirabal, tres activistas dominicanas asesinadas por la dictadura de Rafael Trujillo el 25 de noviembre de 1960 por enfrentarse a un régimen machista y autoritario.
A razón de ello, feministas latinoamericanas adoptaron esta fecha en 1981 como jornada de denuncia contra todas las violencias que atraviesan los cuerpos de las mujeres, y en 1999 la Asamblea General de la ONU la proclamó oficialmente como día internacional para visibilizar esta grave violación de derechos humanos y exigir a los Estados políticas para prevenir, sancionar y erradicar la violencia de género.
Desde entonces, el 25 de noviembre marca también el inicio de los 16 días de activismo, una campaña global que se extiende hasta el 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos, para recordar que el derecho de las mujeres a vivir libres de violencia es un derecho humano básico e innegociable.





