La percepción de la violencia y los medios de comunicación (Primera parte)

Por. Glenn Flores

Los investigadores de la comunicación social saben que los medios de comunicación masivos provocan múltiples efectos en distintos tipos de personas, con diferentes resultados. Es sumamente factible hacer generalizaciones de la incidencia de los medios, pero es muy difícil comprobarlas.

Los estudiosos saben que estas condiciones son muy difíciles de medir. La teoría de la aguja hipodérmica establecía que los contenidos provenientes de los medios guardan un vínculo causal directo con el comportamiento de las personas. La teoría afirmaba que los medios eran capaces de inyectar ideas en una persona tal y como una aguja le inyecta líquidos.

Esta primera sospecha sigue pesando en la mentalidad de gran parte de la población mundial, aun cuando esta teoría ha sido descartada.

Así, como en todas las ciencias naturales y sociales las investigaciones sobre los medios de comunicación masiva están basadas en una línea de pensamiento, cada nuevo trabajo arroja un poco más de conocimiento sobre los estudios anteriores.

Y precisamente eso fue lo que ocurrió con la teoría de la aguja hipodérmica. Con el devenir del tiempo, la idea de que la audiencia absorbía todos los mensajes de los medios sin discernimiento alguno y que todos los públicos reaccionaban de la misma manera ante cada mensaje pasó a considerarse como incorrecta.

Las investigaciones revelaron que el análisis de los efectos era una tarea sumamente ardua. Se solía pensar que la influencia de los medios de comunicación en el público era de fácil medición porque había una correlación directa entre los mensajes, los contenidos y los efectos de los medios.

En el presente trabajo se analizará la relación entre la violencia y los medios masivos desde un enfoque socio- económico y no desde el género periodístico de la “nota roja” o “nota amarilla”, que en varios periódicos del continente americano se designa también como “noticia de sucesos”. La comunicación es el intercambio directo o indirectos de símbolos y es a través de estos que las culturas se mantienen. Los medios masivos de comunicación sirven para transferir esquemas socioculturales de correspondencia a las nuevas generaciones, pero ante la globalización, tales tradiciones y esquemas socioculturales de las diferentes sociedades que proliferan en cada rincón de la tierra, se transmiten al mundo a través de los medios de comunicación masiva.

Especialmente la cultura de aquellas sociedades que desde la época colonial y después de la segunda guerra mundial han tenido dominio sobre los recursos de la humanidad.

El fundador del campo de las comunicaciones académicas Wilbur Schramm junto a Williams Rivers, anunciaron lo siguiente: “En la actualidad no sabemos bien a bien lo que el sistema de medios está causando en el comportamiento individual y mucho menos en la cultura […] No podemos decir simplemente que los medios penetran imágenes en una mente en blanco, porque entonces caeríamos en una visión demasiado superficial del proceso de la comunicación”.

A la luz de lo anterior, este capítulo no tiene como objetivo agotar el tema violencia-medios de comunicación, sino más bien dejar abiertas muchas inquietudes de forma y fondo, tantas como sea posible, para que en el futuro quienes estamos interesados en el estudios de los medios contestemos las interrogantes.

  1. LOS MITOS, LA COMUNICACIÓN Y LA VIOLENCIA Para que los Estados funcionen los pueblos establecen esquemas culturales que rigen las relaciones sociales. La manera más sólida para transmitir estos valores culturales son los mitos que esencialmente son un conjunto de símbolos. Muchos de estos mitos se repiten a través de las diferentes culturas con alguna que otra variación entre ellas, como lo explicó el experto en mitología Joseph Campbell, y son partes intrínsecas para el funcionamiento de los modelos culturales en las diferentes sociedades donde se han desarrollado los seres humanos.

Los mitos suelen transmitirse a través de historias, cuentos, hechos, lugares históricos y tienden a tener héroes. En América Latina los países comparten muchos mitos que tienen varias similitudes. Pero lamentablemente un gran número de los mitos que se transmiten van de la mano con la violencia y la guerra como mecanismos para la regeneración cultural y social. Se fomenta que a través de la guerra se expande la cultura, se mantiene íntegra la nación y se avanza en materia política y social. En México está Pancho Villa, Emiliano Zapata y la Revolución, y alrededor de ellos se construyen canciones y cuentos; en América del Sur está Simón Bolívar, a quien le han construido anécdotas, novelas, etc. en Nicaragua sobresale la figura de Sandino de la cual en cada aldea en Nicaragua se tiene una leyenda diferente. Pero la vida de estos héroes también estaba llena de bellas acciones de cariño, independencia, equidad y sobre todo paz. La guerra y la violencia son el fracaso de las expresiones más altas de un ser humano. El mito de la regeneración a través de la violencia se ha construido con hombres y mujeres que en algún momento se alzaron en armas pero quienes han escrito la historia y manejan los hilos del poder, y gobiernan nuestras naciones han insensibilizado sus mejores cualidades que han sido, entre otras, el amor y la solidaridad.

El objetivo es manipular el imaginario de las naciones y hacer creer a sus poblaciones que la violencia en todas sus manifestaciones es algo normal. Así observamos que muchos feriados nacionales y fechas donde se libraron batallas y se cometieron actos de violencia son celebrados o conmemorados en todos los países del globo terráqueo.

Finalmente, hay que comprender que los medios de comunicación masiva son la forma moderna de cambiar y transferir símbolos culturales como lo fueron los mitos en el pasado. Hay que crear maneras de sustentar en este mundo globalizado los únicos valores que llevan al desarrollo humano, la solidaridad y la paz, que todavía mantienen nuestras  sociedades y alejarnos de los principios que fomentan la violencia.

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