Por: Salvador Nasralla
Juan Hernández es responsable de genocidio, de crímenes de lesa humanidad en contra del pueblo hondureño. No hace fusilamientos masivos ni cámaras de gas, pero obliga a emigraciones masivas de familias que por supervivencia huyen de las zonas de agresión, conflicto y crisis.
Sí, CRISIS que la dictadura no reconoce. Juan Hernández impone un empobrecimiento sistemático, ahuyenta la inversión local y extranjera con falta de seguridad jurídica y corrupción. Intimida y oprime al pueblo violando los derechos humanos con su policía militar con la que quiere sustituir las Fuerzas Armadas.
En las cárceles mantiene a presos políticos por ejercer su derecho a la insurrección frente a un gobierno que Artículo 3 de la Constitución califica de usurpador, cárceles en las que deben estar él y sus cómplices de Pandora, su hermana, su esposa, sus ONGs, los de la caja chica de la primera dama, los del pacto de impunidad en el Congreso.
Los de la Comisión para la impunidad en RNP, los de la compra viciada de nuevas placas, los de los proyectos leoninos de energía, los de la quiebra forzada de la ENEE, los del fraude electoral, etc.
Joh impone al pueblo cargas groseras con el aumento de la energía eléctrica, combustibles, peajes, tasa de seguridad, para hacer desaparecer la clase media que se levantó como movimiento indignado.
Pueblo empobrecido para ser domesticado por una bolsa solidaria.
No hay trabajo, ni autonomía alimentaria, ni medicinas, ni seguridad. No hay dignidad ni esperanza con Juan Hernández.
No hay gobernabilidad. Hay tiranía por un gobierno usurpador del que las familias tienen que huir masivamente hacia Estados Unidos en busca de oportunidades.
Son la maldita corrupción y la maldita impunidad las armas de destrucción masiva que utiliza Juan Hernández en Honduras.
Su gobierno usurpador tiene que caer.
Nos encontramos amparados por el estado de insurrección que nos garantiza el artículo 3 de nuestra constitución luego de la ruptura del orden constitucional por la ilegal reelección presidencial de 2017.
No hay justicia. Es la ley de la selva.
Juan Hernández se siente seguro porque sus aliados coyunturales están esperando que pueda construir gobernabilidad a través del diálogo político. Pero Juan Hernández no dialoga sólo enreda las cosas, no quiere ceder en nada y el pueblo no puede esperar.
Esta primera emigración masiva hacia Estados Unidos y el pueblo golpeado de tanta corrupción saldrá por otra y luego por otra y otra más. Si no los dejan salir por las fronteras aumentará aún más la presión social y la frustración que se convierte en odio y el odio en violencia.
Hay que salir de la crisis creada por Juan Hernández y su dictadura.
El diálogo político le ofrece a Juan Hernández la oportunidad de una salida pacífica de esta crisis que por su culpa crece, pero ensoberbecido por el poder la rechaza.
Y en su ceguera dictatorial amenaza con reelegirse nuevamente… Y la indignación e inconformidad siguen acumulándose. Diálogo o Insurrección.
Salida acordada o Explosión Social. Juan Hernández y su gobierno tendrán que ceder por una vía o por la otra. No hay marcha atrás.
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Me encanta desafiar el poder y escudriñar lo oculto para encender las luces en la oscuridad y mostrar la realidad. Desde ese escenario realizo el periodismo junto a un extraordinario equipo que conforma el medio de comunicación referente de Honduras para el mundo Ver todas las entradas
6 respuestas
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Como quisiera que agarramos “huevos”.. “guevos” ,” cojones” o como quiera llamarle pero siento unas ganas de que todo el pueblo le arrancarámos el pellejo a ese
hdp de Joh y toda su pandilla. Pasa que el pueblo hondureño es sumiso y prefiere aguantar. Fuera Joh.
No hay marcha atrás! Totalmente de acuerdo
FueraJOH
Entre amigos decimos en privado: que onda que hay vos? NARANJAS….. o más vulgar ni verg* ni pij*
Hay disculpen..
La solucion mejor seria darle un fusil a cada uno.