El enemigo a vencer es la conciencia crítica, el libre albedrío y la creatividad humana
Por: Mario Roberto Morales
A la guerra de quinta generación se le llama también guerra sin fin, porque comprende la guerra cultural o control de los criterios políticos, estéticos y religiosos del país atacado (por medio de la ideología “de centro” o moderada, el arte conceptual en clave banal, los fundamentalismos religiosos, etc.). Implica también la guerra de drogas o saturación de estupefacientes ilegales en las juventudes (por medio de la narcoactividad como empresarialidad corporativa); la guerra de ayuda económica o control del endeudamiento y del desarrollo humano del país atacado, cooptando su Estado y su sociedad civil (como se evidencia en productos como el CNB y el multiculturalismo oenegista, que sustituye la lucha de clases como criterio de las reivindicaciones populares); la guerra ambiental o destrucción del recurso natural (con la minería y la desviación de ríos para hidroeléctricas, etc.); la guerra financiera o control de la banca local por el capital corporativo transnacional en clave financierista.
La así llamada Lawfare ─la instrumentalización del derecho y sus instituciones para la consecución de fines políticos y geopolíticos─ también forma parte de la guerra sin fin, etiquetada propangandísticamente como «lucha contra la corrupción».
También, la guerra del Derecho internacional o control de los organismos jurídicos internacionales); la guerra mediática o control de los medios masivos locales y la saturación de los televidentes con programas ideologizados (como ocurre con la lucha entre la televisión abierta y la de cable en la actual pugna intraoligárquica por el control del Plan para la Prosperidad); la guerra del Internet o manipulación de las mentes de los usuarios a partir de algoritmos condicionantes de mentalidades y conductas (como en Facebook, Twitter, etc.); la guerra psicológica o control del inconsciente por medio de la provocación de miedo e inseguridad en el país atacado, con noticias y especulaciones catastrofistas (como en CNN y Fox News con su énfasis en el terrorismo y la amenaza nuclear, etc.); la guerra de recursos naturales o control internacional de precios de los productos naturales (como el café, el azúcar, las frutas y otros); y la guerra tecnológica para la alteración de las funciones cerebrales y la modificación de la percepción de lo real (como ocurre con la emisión de ondas sonoras que alteran el pensamiento y el ánimo de grandes conglomerados, sin que éstos se percaten de la causa real de su malestar psico-emocional, el cual la medicina y la psiquiatría pro-sistémicas se encargan de empeorar con fármacos aturdidores).
La manipulación psico-mediática aduce que este tipo de guerra sólo existe en la mente paranoide y conspiracionista de algunos ofuscados. Militarmente se la conoce como guerra sin fin. Y su campo de batalla está en nuestras mentes. El enemigo a vencer es la conciencia crítica, el libre albedrío y la creatividad humanas, pues sólo así, anulando la voluntad, puede alcanzar su victoria final: el triunfo de la manipulación absoluta.
El enemigo a vencer es la conciencia crítica, el libre albedrío y la creatividad humanas, pues sólo así, anulando la voluntad, puede alcanzar su victoria final: el triunfo de la manipulación absoluta.
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Me encanta desafiar el poder y escudriñar lo oculto para encender las luces en la oscuridad y mostrar la realidad. Desde ese escenario realizo el periodismo junto a un extraordinario equipo que conforma el medio de comunicación referente de Honduras para el mundo Ver todas las entradas
3 respuestas
Muy cierto, es preciso leer bastante, charlar realizar tertulias y mantener la vista sobre la realidad de vida
Excelente Lic Morales. Merece mas de 2 likes.
Excelente análisis