Analistas en el IX Congreso Internacional de Intervención y Praxis Comunitaria destacan que, para lograr una democracia auténtica en la región, es fundamental abordar las desigualdades históricas y fortalecer la participación de los sectores más vulnerables, especialmente en países como Honduras, donde la pobreza y la falta de confianza en las instituciones limitan el desarrollo democrático
Portada: foto de archivo de las pasadas elecciones en Chile
Tegucigalpa, Honduras. – La democracia y la gobernabilidad son pilares fundamentales para el desarrollo y bienestar de cualquier sociedad. En América Latina, la importancia de estos conceptos se manifiesta en la necesidad de garantizar la participación activa de los ciudadanos en la toma de decisiones, así como en el fortalecimiento de instituciones que promuevan la justicia y la equidad.
En América Latina, expertos han abordado los principales desafíos que enfrenta la región, destacando la necesidad de profundizar la democracia más allá de la mera participación electoral. Este análisis fue desarrollado durante IX Congreso internacional Intervención y Praxis Comunitaria, desarrollado por la Universidad José Cecilio del Valle.
Germán Rozas Ossandón, profesor del departamento de Psicología de la Universidad de Chile enfatizó que la democracia no se limita al hecho de ejercer el derecho a votar cada cierto periodo de tiempo, sino que debe incluir una participación activa en todos los aspectos de la sociedad.
En su análisis, el también coordinador de la Unidad de Estudios Comunitarios Latinoamericanos, subrayó que la lucha por una democracia más inclusiva se sitúa en el ámbito cultural y comunicacional, donde las percepciones y narrativas sobre la sociedad influyen directamente en la construcción de un sistema democrático más robusto.
Este enfoque invita a repensar la democracia como un proceso dinámico que requiere atención a las necesidades reales de la población, especialmente de aquellas poblaciones históricamente vulnerabilizadas.
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DESIGUALDADES HISTÓRICAS
La idea que todos los ciudadanos tienen acceso igualitario a los procesos democráticos es cuestionada por las realidades de desigualdad social y económica que persisten en países como Honduras, México y Guatemala.
De acuerdo con doctor en Filosofía y Ciencia Jorge Mario Flores Osorio, director de la Unidad Transdisciplinar de Investigación de la Universidad de Tijuana, estas desigualdades históricas reflejan una falta de gobiernos verdaderamente democráticos, donde “el bienestar del pueblo no es prioridad”.
Flores Osorio enfatiza que la verdadera esencia de la democracia radica en su conexión con el pueblo, sugiriendo que un sistema democrático genuino no puede coexistir con altos niveles de desigualdad social.
Para el coordinador del libro “Repensar la Psicología y lo comunitario en América Latina”, la democracia debería ser un proyecto que priorice a los sectores más vulnerables de la sociedad, en lugar de beneficiar a las élites.
Flores Osorio, señaló que la persistencia de la pobreza en América Latina es alimentada por intereses tanto locales como internacionales que se benefician de las desigualdades sociales. Mencionó que organismos y cooperaciones internacionales, en lugar de resolver problemas estructurales, pueden contribuir a mantener las desigualdades existentes.
Para Flores, el eje central de cualquier proyecto democrático debe ser el bienestar de quienes han sido empujados a estar bajo la línea de la pobreza y de la pobreza extrema, y sólo al abordar las necesidades básicas de este sector se podrá hablar de una democracia auténtica.
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LA DEMOCRACIA EN HONDURAS
Honduras es un ejemplo claro de las debilidades democráticas en la región. El doctor Rolando Sierra, director de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), señaló que el país ha enfrentado una multicrisis sociopolítica prolongada, con elecciones de baja legitimidad.
Sostiene, que, aunque se han realizado esfuerzos para mejorar la institucionalidad electoral, persiste una falta de confianza en el Congreso Nacional y otras instituciones gubernamentales. Sierra destacó que es fundamental generar mayor confianza en la institucionalidad política y electoral, así como fortalecer el Estado de derecho y la justicia, elementos esenciales para una gobernanza democrática efectiva. En otras palabras, la reducción de la desigualdad socioeconómica y el fortalecimiento del Estado de derecho son esenciales para avanzar hacia una democracia más robusta,
La democracia en Honduras está estrechamente relacionada con los altos niveles de desigualdad socioeconómica y pobreza que afectan a gran parte de la población. De acuerdo con el sociólogo, se intensifican debido a la falta de oportunidades y la exclusión social mismas que impiden una participación plena en los procesos democráticos, lo que perpetúa un ciclo de inequidad.
Por último, enfatizó en cuatro indicadores clave para medir la salud democrática en Honduras: estabilidad política, espacios de participación ciudadana, capacidad del Estado para proporcionar servicios sociales y la legitimidad del sistema democrático.
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Amante de la lectura y la naturaleza, una mujer con la convicción firme que todos podemos hacer cambios significativos en la sociedad, por eso mi objetivo es exponer las injusticias que adolece la ciudadanía. Busco incidir, a través del periodismo, en la defensa y promoción de los derechos humanos, evitando caer en la complicidad de callar ante las injusticias y la corrupción. Ver todas las entradas