Por: Marta Tomé
En 2008, el Baron Lord DAVID OWEN, un médico y a la vez político británico que había sido ministro de Salud y de Relaciones Exteriores y también miembro de la Cámara de los Lores del Reino Unido, escribió un libro muy interesante titulado: «EN EL PODER Y EN LA ENFERMEDAD: Enfermedades de jefes de Estado y de Gobierno en los últimos cien años»; en él analiza y explica la influencia y consecuencias que el poder ocasiona en los políticos.
Describe algunas de las enfermedades físicas sufridas por varios presidentes y jefes de Estado en los pasados cien años y la influencia que tuvieron en la toma de sus decisiones políticas, pero sobre todo se interesa por examinar los perfiles psicológicos de esos mandatarios, descubriendo que el poder produce una alteración mental que él llamó «Síndrome de Hybris» nombre que tomó de la palabra griega «Hybris» que describe a una persona que por tener excesiva soberbia, arrogancia y autoconfianza, desconoce los límites de la moral, y actúa injustamente pues ve sólo lo que quiere ver: sus propios intereses; perdiendo la perspectiva de la realidad y llegando hasta manipular los poderes del Estado para su beneficio, sin importarle que con ello afecte el bienestar y restrinja la soberanía de su pueblo.
El comportamiento de JOH tiene muchos matices de ese síndrome pues según Owen: “En muchos jefes de Estado, la experiencia del poder les provoca cambios psicológicos que los conducen a la grandiosidad, al narcisismo y al comportamiento irresponsable, pues piensan que todo lo que hacen son grandes obras y grandes hechos, creen saberlo todo y en todas las circunstancias, y operan más allá de los límites de la moral ordinaria”.
Por las noticias nos acabamos de enterar que el presidente de México tendrá el avión más grande y moderno del mundo relegando a un segundo plano el «Air Force One» del presidente de los Estados Unidos. Noticias como esa confirman la afirmación de Dr. David Owen, nos demuestran el distanciamiento que nuestros presidentes han tomado con relación a los problemas de sus pueblos, los que ignoran pues están ocupados con ellos mismos y sus intereses.
Se sobreentiende que dictadores como: Adolf Hitler, Josef Stalin, Benito Mussolini, Francisco Franco, Tiburcio Carias, Oswaldo López y todos los dictadores militares de América Latina entre otros, aunque con síntomas y efectos diferentes sufrieron de este síndrome, pero también Hugo Chávez, Cristina Fernández y Ronald Reaggan padecían del síndrome de Hybris… y qué decir de Richard Nixon y Vladimir Putin! Al final se nos haría difícil encontrar varios políticos que no hayan sido afectados por este síndrome que es ciego a ideologías políticas e igual ataca a los de izquierda como a los de derecha o de centro. La excepción podría ser Jimmy Carter.
Para Owen un caso representativo del síndrome de hybris es el de Margaret Thatcher, la primera ministra británica, que tuvo que renunciar en su tercer período obligada por su partido para evitar consecuencias políticas graves. Sorprendentemente cuando Angela Merkel asumió la cancillería alemana muchos pronosticaban paralelos con Margaret Thatcher, los que no se han cumplido, pero Angela Merkel después de diez años en el poder está sufriendo del síndrome de hybris y se ha convertido en un problema para Alemania y para su partido como antes Margaret Thatcher.
Owen analiza en forma muy detallada las personalidades de George W. Bush y Tony Blair como los más grandes representantes de la intoxicación de poder de nuestro tiempo, plasmadas en la injusta Guerra de Irak que desestabilizó el Medio Oriente y tanto daño ha causado dentro pero también fuera de la región, y de lo que actualmente estamos siendo testigos. Blair se ha disculpado y pedido perdón, Bush no lo creerá necesario pues no lo ha hecho.
Algunos de los contaminados por este síndrome han terminado como alcohólicos, como Wiston Churchill, Willy Brandt y en la actualidad se dice de Jean-Paul Juncker, el presidente de la Unión Europea. También miembros de la familia pueden ser afectados, como en el caso de Hannelore Kohl, la esposa del canciller alemán Helmut Kohl que se suicidó.
En algunas ocasiones según afirman los médicos, ese síndrome se puede curar, basta que la persona pierda el poder para sanarse; lo que no se puede reparar tan fácilmente es el daño causado… Pero también hay casos extremos cuando el hibrístico trata de mantenerse en el poder para seguir alimentando su trastorno, casos con estrecha relación al narcisismo.
Los antiguos griegos creían que el Hybris destruía a quienes lo padecían, por eso en su mitología la diosa NÉMESIS castigaba a todas las personas afectadas: a los hijos que no obedecían a sus padres, a los amantes infieles y a los poderos injustos… y en la realidad se podría decir que los que padecen ese síndrome en extremo, ellos mismos se destruyen o destruyen todo a su alrededor.
Owen cita al filósofo Bertrand Russell, quien aseguraba que cuando el elemento necesario de HUMILDAD no está presente en una persona poderosa, esta se encamina hacia un cierto tipo de locura, que él llamaba “la embriaguez del poder”.
Y para Owen la única vacuna contra el hybris era el ejercicio consiente y constante de la humildad. El mejor ejemplo que tenemos en la actualidad es el papa Francisco. Él no ha querido vivir en los lujosos aposentos papales sino que vive en una habitación de la Residencia de Santa Marta; come en los comedores comunales como cualquier empleado del Vaticano; ha rechazado todo transporte de lujo y se mezcla constantemente con los humildes. Y siempre pide que recen por él.
Antes de la Navidad Jerry Seinfeld le hizo a Barck Obama una entrevista y le hace esta pregunta:
– «How many world leaders; do you think; are just completely out of their mind?»
(Cuántos líderes mundiales cree usted que han perdido completamente la razón?) a lo que Obama respondió:
– “A pretty sizeable percentage. Part of what happens is, these guys, I think the longer they stay in office, the more likely that is to happen” (un porcentaje bastante considerable. Creo que en parte lo que sucede es que entre más tiempo se quedan en el cargo, más probabilidades hay de que eso suceda).
Obama tiene razón, las personas que permanecen por largo tiempo en el poder se alejan de la realidad, pierden el contacto con el medio que los rodea y también pierden la habilidad de tomar decisiones sabias pues han fusionado el poder en su persona, han adquirido el síndrome de Hybris, lo que es muy peligroso.
En países como los nuestros, en los que existe tanta corrupción no debería de ser posible la reelección.
Con sólo dos años en el poder, Juan Orlando Hernández ya da señales de tener extremadamente este síndrome de hybris… sería nuestra culpa si permitimos que continúe en el poder o que se reelija uno de los expresidentes corruptos.
-
Me encanta desafiar el poder y escudriñar lo oculto para encender las luces en la oscuridad y mostrar la realidad. Desde ese escenario realizo el periodismo junto a un extraordinario equipo que conforma el medio de comunicación referente de Honduras para el mundo Ver todas las entradas