La intervención pública de Donald Trump durante el proceso electoral hondureño marcó un giro inusual: el paso del intervencionismo silencioso a una injerencia abierta que alteró el clima político, condicionó el voto y tensó la soberanía en un país clave para la geopolítica estadounidense

Tegucigalpa, Honduras. – En el transcurso de una semana el presidente Donald Trump sumió a Honduras en el caos electoral, dejando atrás las sombras del ya conocido intervencionismo estadounidense para convertirse en un actor abierto que busca imponer como presidente al candidato del conservador Partido Nacional, Nasry Asfura, tras indultar al exlíder de dicho instituto político, Juan Orlando Hernández.
El propósito era evidente, colocar en la presidencia de Honduras a un líder de derecha. Roger Stone dijo a Axios que «el anuncio del indulto daría un impulso al Partido Nacional». Una visión, que, de acuerdo con el medio estadounidense, no era compartida por el consultor político Dick Morris, que participó en los esfuerzos para obtener el respaldo de Trump para Asfura, quien expresó su inquietud al personal de la Casa Blanca con respecto al indulto a Hernández.

Esta no es la primera vez que Estados Unidos interviene directamente en un proceso electoral hondureño, aunque sí la primera en que lo hace desde la propia presidencia del país del norte. En 2017, Heide Fulton, entonces encargada de negocios de la Embajada estadounidense, contribuyó a legitimar el fraude electoral al avalar, desde el extinto Tribunal Supremo Electoral (TSE) la reelección ilegal del hoy indultado Juan Orlando Hernández, reconociéndolo como ganador de los comicios.
Noticia relacionada: Nasralla adelanta a Asfura mientras Honduras se debate entre el fantasma del fraude
DEL CABILDEO A LA COERCIÓN
Joaquín Mejía, analista y abogado constitucionalista, expresó a Criterio.hn que no hay duda de que las publicaciones de Donald Trump influyeron en las elecciones en Honduras, al dar vuelta al tablero político cuando se calculaba que la presidencia sería disputada entre los candidatos del Partido Libertad y Refundación (Libre), Rixi Moncada, y del Partido Liberal, Salvador Nasralla.
«Es importante darle una lectura internacional al resultado electoral, porque confirma que el intervencionismo estadounidense ya dejó de operar en las sombras para convertirse en un actor abierto. Se vio en Argentina y se vio en Honduras», planteó Mejía, quien añadió que esto representa un retroceso en las reglas mínimas que deben regir las relaciones entre Estados soberanos.

Ana María Méndez, directora para Centroamérica de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, por sus siglas en inglés), compartió que Trump está ejerciendo una especie de coerción a través de acciones altamente cuestionables en Latinoamérica, que rompen con todos los estándares de derecho internacional, como lo que ocurre con Venezuela. «Esas son amenazas, sino directas, son latentes, que al final de alguna manera mueven a la ciudadanía», planteó.
De interés: Indulto a JOH reconfigura el tablero político y revive temores del narcoestado en Honduras
Las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela, de por sí ya tensas, se complicaron luego que Trump inició el despliegue militar en el mar Caribe, en agosto, y los sucesivos ataques contra lo que su administración denominó «narcolanchas». Un término disputado porque en muchos casos las víctimas se tratarían de pescadores.
Para Karen Spring, abogada e integrante de la Red de Solidaridad con Honduras, no hay duda de que Trump influyó en las elecciones y probablemente haya más repercusiones, si Nasralla sigue ganando terreno a Asfura. Ejemplificó este extremo con la publicación realizada el lunes 1 de diciembre, cuando Nasralla aventajó a Asfura y Trump publicó que «¡Habrá que pagar un alto precio!’ si Honduras intenta cambiar los resultados de las elecciones presidenciales».

Karen Spring, abogada e integrante de la Red de Solidaridad con Honduras, manifestó que claramente Trump y su círculo cercano están alineados con Asfura y el Partido Nacional y, como en el pasado, ven a este instituto político como un aliado preferido.
¿CEDIÓ EL VOTO HONDUREÑO ANTE LA PRESIÓN DE TRUMP?
Mejía señala que la población al leer el mensaje entendió que votando por el candidato de Trump y su promesa de tener buenas relaciones y ayuda para Honduras, esta también se reflejaría en el trato hacia los migrantes en Estados Unidos.
De esta forma, cayeron en la trampa por la que ya pasó Argentina, país al que Trump condicionó apoyo económico al gane de La Libertad Avanza de Javier Milei en el Poder Legislativo bicameral. Sin embargo, de los USD40 mil millones inicialmente propuestos, únicamente se concretaron en 5 mil millones de dólares, los cuales deben ser pagados en los primeros meses de 2026.
Lea también: “Al igual que usted, presidente Trump, yo he sufrido persecución política”: carta de JOH a Trump
Esta idea de que parte de la ciudadanía buscó apaciguar a Trump en las urnas para obtener un mejor trato hacia los migrantes también es compartida por Ana María Méndez, quien señaló que muchos votaron bajo una sensación de coerción o amenaza tras la cancelación del Estatus de Protección Temporal, también conocido como TPS, de los hondureños.
«De alguna manera estas personas o sus familias, porque se extiende a los más de 50 mil personas que se vieron afectadas [con la suspensión del TPS], podrían, incluso, tener la esperanza que se restablezca ese tipo de medidas que al final les beneficiaba y les beneficiaba para llevar el pan a la mesa, que es el punto», señaló Méndez.
Conozca más: Remesas en Honduras crecieron en un 25%, pero prevén desaceleración tras endurecimiento migratorio

En cierta medida, apuntó Méndez, ven que El Salvador aún conserva el TPS, pero es tangible la relación bilateral, incluso de «amistad» y cercanía, entre el presidente Nayib Bukele con la administración Trump. Aunque, admitió que sería un buen ejercicio, analizar si los hondureños que votaron en Estados Unidos atendieron el llamado de Trump de votar por el Partido Nacional.
CONSECUENCIAS DE UNA IMPOSICIÓN IMPERIAL
Sobre el impacto que tendría la imposición del candidato de Trump por encima de quien podría ser el elegido por la población, Ana María Méndez respondió que sería un mensaje negativo, al dar empoderamiento violentando la soberanía, que al final radica en el pueblo, la voluntad popular.
«Estados Unidos está buscando ampliar su poder en la región y están buscando aliados. Los mismos mensajes del presidente Trump ha señalado claramente que busca aliados, en los términos de ellos, confiables para poder implementar o avanzar la agenda que tienen y que lamentablemente es una agenda regresiva de la democracia», apuntó Méndez.
Si bien para el abogado y coordinador del Bufete Estudios para la Dignidad, Víctor Fernández, la influencia real de la intervención de Trump no puede asegurarse, dado que los resultados divulgados por el CNE, desde su perspectiva, coinciden con tendencias visibles en encuestas informales. Aun así, admite que la injerencia pudo haber configurado algo en el comportamiento electoral, incluso cuando algunos esperaban una reacción de indignación patriótica.

Lo que sí considera decisivo es el impacto que estas declaraciones de Trump están teniendo en el momento postelectoral, en un escenario de resultados estrechos y donde la palabra del imperio puede estar condicionado el resultado, lo cual calificó como despreciable.
Fernández concluyó que es necesario observar la capacidad de incidencia que tiene una institución político-partidaria con vínculos estrechos a la narcoactividad al interior del gobierno de Estados Unidos. “Eso me parece una influencia terrible, peligrosísima”, declaró.
Además, agregó que la insistencia de Trump en Honduras debe entenderse dentro de la disputa geopolítica por el hemisferio occidental. Se trata, dice, de una potencia imperial que busca asegurar piezas clave en un momento de tensiones crecientes entre Estados Unidos, China y Rusia.





