Por: Redacción CRITERIO
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El 10 de diciembre de 1948, luego de pocos años de terminada una de las guerras mundiales más brutales de la historia de la humanidad, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la Declaración Universal de Derechos Humanos
A un año de celebrarse el 70 aniversario de este instrumento internacional, las Naciones Unidas ha lanzado una campaña a fin de destacar su trascendencia histórica para el mantenimiento de la paz y el reconocimiento institucional de derechos inalienables e inherentes a todos los seres humanos, sin importar su raza, color, religión, sexo, idioma, opiniones políticas, origen nacional o social ni ninguna otra condición.
Para el movimiento sindical, el mantenimiento de la paz y el respeto efectivo de los derechos humanos no se limita exclusivamente a la ausencia de la guerra, sino, además, y sobre todo, comprende el combate a las causas profundas de la injusticia social y la opresión, y la creación de las condiciones necesarias para el desarrollo integral y sustentable de los pueblos.
La actual ofensiva de fuerzas conservadoras y neoliberales está exacerbando las contradicciones estructurales del sistema capitalista, aumentando la desigualdad y la concentración de la riqueza a niveles sin precedentes, agravando la aceleración del cambio climático y, con ello, provocando el aumento de desastres naturales y el desplazamiento forzado de millones de personas, fomentando el armamentismo y las agresiones y conflictos armados, promoviendo una grave regresión en materia de derechos humanos, fenómenos que hacen vislumbrar un escenario oscuro donde se pone en riesgo la paz en el planeta y la vida de las generaciones futuras.
En las Américas los derechos humanos son amenazados y violentados diariamente y, en algunos casos, existe una grave regresión de derechos como se ha visto expresado de forma brutal con el agresivo y reaccionario desmonte de derechos sociales en Brasil promovido por el gobierno ilegítimo de Michel Temer -con lo que se profundiza el golpe a la democracia y al pueblo brasileño-, con la política de ajuste económico, despidos masivos, criminalización y represión de la manifestación social y los pueblos originarios en Argentina con el proyecto neoliberal de Mauricio Macri, con la continuidad de la gravísima violencia antisindical que pone en peligro el proceso de paz en Colombia, con los intentos de desestabilización y golpes económicos en países no alineados a los intereses de los EE.UU., y con la consolidación de la política ortodoxa neoliberal en gran parte de los países del continente que priorizan los intereses de las empresas multinacionales por sobre la soberanía, la democracia y el bienestar de nuestros pueblos.
El fraude electoral y brutal represión de la manifestación social en Honduras es uno de los más recientes ejemplos de la ofensiva de las fuerzas retrógradas en la región.
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Ante este escenario es imprescindible la unidad del movimiento sindical y la articulación con sectores sociales progresistas para resistir y desafiar a estas fuerzas conservadoras y neoliberales, defender la soberanía y autodeterminación de nuestros pueblos y construir un modelo de desarrollo sustentable, con paz, democracia y derechos humanos.
Este Día Internacional de los Derechos Humanos, la CSA insta a todas y todos a seguir luchando por la defensa de los derechos humanos y por la conquista de más derechos.
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Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas