Honduras sin voz en COP30: ministro priorizó campaña electoral sobre negociaciones climáticas

El país más vulnerable de Centroamérica llegó a Belém con una delegación mínima, ausente en la semana decisiva donde se definieron reglas de adaptación y financiamiento climático

Mientras el ministro Lucky Medina se quedaba en Honduras en plena campaña electoral, una consultora de la Coalition for Rainforest Nations asumió las negociaciones y el uso del nombre de Honduras en la cumbre

Tegucigalpa, Honduras. – La conferencia de las partes (COP30) cerró en Belém, Brasil, con la aprobación de un primer paquete de indicadores para seguir la Meta Global de Adaptación y con tensas discusiones sobre el futuro del financiamiento climático, y sin ninguna mención a la eliminación de combustibles fósiles mientras Honduras llegó con una delegación oficial limitada y sin su ministro de la Secretaría de Recursos Naturales y Ambiente (Serna), Lucky Medina, ausente en la segunda semana decisiva de negociaciones pese a que allí se definía el papel de los Estados frente a la crisis climática.

En Belém, la delegación hondureña tuvo una baja visibilidad en las mesas de negociación y en los espacios formales de toma de decisiones, a pesar de que el país figura desde hace dos décadas entre los más vulnerables del mundo al impacto del cambio climático, según los índices internacionales de riesgo climático.

De acuerdo con el portal de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCC por sus siglas en inglés), tanto Lucky Medina como Malcom Stufkens –actual director del Servicio Aeroportuario Nacional (SAN)— eran las personas inscritas oficialmente, quienes únicamente estuvieron en la Cumbre de Líderes de la COP30 desarrollada en Belém una semana antes de las negociaciones.

La ausencia del titular de Serna, quien suele encabezar la delegación técnica y política, fue leída por actores climáticos como una señal de que el tema climático perdió prioridad frente al contexto electoral hondureño de cara a los comicios del 30 de noviembre.

Ricardo Pineda director de Honduras Sustenta, reconoce que preocupa que el líder de la delegación —el ministro Lucky Medina— no estuviera presente en Belém, dado su rol simultáneo como jefe de campaña de la candidatura de Rixi Moncada. Señala que, además de su propia ausencia, se habría limitado el acceso de personas de su mismo equipo que han sido negociadoras en años anteriores, lo que redujo aún más la capacidad técnica del país en las discusiones.​

Para el analista, esta combinación de prioridades electorales y bloqueo interno implica que Honduras pierde oportunidades de incidencia en un momento clave, justo cuando se discuten temas como la adaptación, la transición de los combustibles fósiles y el diseño de nuevos mecanismos financieros. En sus palabras, la situación refleja una gestión que “no hace ni deja hacer”, debilitando la voz hondureña en el principal espacio multilateral sobre cambio climático.

Desde su perspectiva, existe una “alineación incorrecta” entre el sufrimiento de las comunidades hondureñas que viven el impacto del cambio climático y las prioridades que el Estado coloca en la agenda internacional, lo que se refleja en la falta de técnicos y observadores que acompañen de forma sistemática los procesos de negociación.​

Ricardo Pineda, director de Sustenta Honduras, cuestiona que un pabellón a nombre de Honduras en la COP30 haya sido utilizado por la Coalition for Rainforest Nations para promover mercados de carbono y la mercantilización de los bosques, sin presencia oficial del Estado ni participación de comunidades hondureñas. Foto: Breidy Hernández/Criterio.hn

Pineda advierte que la poca representación oficial implica también falta de apertura hacia otros actores hondureños que podrían fortalecer la posición del país, incluyendo negociadores que en el pasado han acompañado los debates técnicos y que este año quedaron al margen. Esta dinámica, dice, genera un escenario de “perder-perder”: el Estado no ejerce liderazgo en las negociaciones y tampoco permite que otros perfiles especializados ocupen esos espacios.

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NEGOCIACIONES EN MANOS DE CONSULTORA EXTRANJERA

La participación de los Estados en las negociaciones de la COP es clave porque allí se deciden las reglas del juego global frente a la crisis climática: metas de reducción de emisiones, indicadores de adaptación, salvaguardas y mecanismos de financiamiento que luego se traducen en leyes, políticas públicas y recursos concretos para los territorios.

Sin embargo, Honduras no tuvo una participación preponderante como otros países de América Latina, pero, aunque no estaban las autoridades si había una negociadora internacional.

La voz de Honduras en las negociaciones la asumió Federica Bietta, directora general de la Coalition for Rainforest Nations (CfRN), una coalición de países con bosques tropicales que promueve mecanismos de financiamiento y créditos de carbono ligados a la conservación de selvas y bosques.

Bietta es una de las figuras más visibles de los esquemas de “rainforest carbon credits” bajo el Artículo 6.2 del Acuerdo de París y en la COP30 se movió con fuerza entre gobiernos y empresas para impulsar acuerdos que convierten la protección de los bosques en activos comercializables en los mercados de carbono.

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Criterio.hn estuvo en la COP30 y, en el pasillo principal del venue, se encontró con Bietta, quien confirmó que el ministro Lucky Medina no asistiría a la cumbre y que ella encabezaba las gestiones vinculadas a Honduras. Foto: Breidy Hernández/Criterio.hn

La Coalition for Rainforest Nations, en la que Bietta funge como una de las principales negociadoras, ha sido objeto de críticas por la falta de transparencia y los riesgos de corrupción asociados a ciertos proyectos de créditos de carbono en países con instituciones débiles, como Papua Nueva Guinea.

En Belém, se instaló un pabellón a nombre de Honduras que en varias visitas que realizó este medio digital no mostró presencia de funcionarios hondureños, sino únicamente de personal de la CfRN. Para el activista Ricardo Pineda, resulta especialmente grave que la Rainforest Coalition utilice el nombre de Honduras para levantar un pabellón y una agenda propia dentro de la COP30, sin eventos ni vocerías hondureñas, pero con un discurso centrado en la mercantilización de los bosques a través de mercados de carbono y sin participación real de comunidades ni otros actores nacionales.

A juicio de Pineda, esto contradice el discurso oficial de “soberanía” y “justicia climática soberana” que la Secretaría de Ambiente sostiene en el plano retórico. Considera que, en la práctica, el Estado termina “regalando” el nombre y las posiciones de Honduras a una organización internacional que utiliza esa representación simbólica para impulsar una agenda comercial ajena a las prioridades de las comunidades más afectadas.

Entre tanto, Honduras deja un precedente preocupante: el país más golpeado por la crisis climática en la región llega tarde –o no llega– a los espacios donde se reparte poder, recursos y definiciones estratégicas. 

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