Por: Redacción CRITERIO
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Tegucigalpa.Ya van dos semanas de constantes movilizaciones contra la impunidad y la corrupción en Honduras. Han sido espontáneas las convocatorias de un par de muchachos que se declaran “indignados” por los escándalos que han dejado en la quiebra al Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS) y la inoperancia de los entes que, en teoría, deberían impartir justicia, pero se abrazaron con el poder y el crimen.
La marcha de este viernes y sábado en Tegucigalpa y varias ciudades hondureñas fueron apoteósicas. Sólo en la capital, unas 50 mil personas se congregaron a inmediaciones del Hospital Escuela Universitario (HEU); es un lugar simbólico para la lucha que han emprendido los indignados: en ese hospital han muerto miles de personas por falta de medicamentos. La desvergonzada e impúdica corrupción en el Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS), fue el detonante para estas movilizaciones. Las caminatas convocadas para este fin de semana, aseguran los organizadores, “será un éxito”.
Para frenar esas muertes y desmontar las mafias que han llenado la faltriquera, esta masa fue a la sede de la ONU, donde entregaron firmas para presionar al secretario general Ban Ki-moon, que instale una Comisión Contra la Impunidad, similar a la que funciona en Guatemala y que, en este momento, apunta contra el presidente Otto Pérez Molina por fuertes denuncias de corrupción.
Han caído la vicepresidenta Roxana Baldetti, por jefear la red de corrupción del sistema tributario, denominada ‘la Línea’; el presidente del Banco Central de Guatemala (Banguat) y exdirectivos del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS) por atentar contra la salud de los pacientes y Pérez se aferra al cargo y dio oportunidad que la CICIG lo investigue sin ambages, como una espada de Damocles. En las calles, la presión de los chapines es más que elocuente para que el militar retirado, acusado de genocidio en la década de 1980, se largue del cargo.
Miles de protestantes aspiran a esa profunda investigación que realiza la CICIG, financiada por el gobierno de Suiza, y una radical purga de la clase política corrupta; por ello, hicieron una larga fila con el propósito de firmar un listado para que se presione al Estado de Honduras a montar una comisión antimafias. Ni en Tegucigalpa, ni en Santa Rosa de Copán, donde se movilizó el destacado banquero Jorge Bueso Arias, la lluvia frustró el deseo de miles de personas de iniciar una nueva etapa en la política, aunque algunos se han considerado ‘apolíticos’. Luego de unos cuantos minutos de lluvia, el cielo se despejó, dando vía libre a los marchantes para que caminaran un par de kilómetros hasta la sede de Naciones Unidas.
De pronto, se escuchó el potente trueno de un mortero, dando la pauta para arrancar otra jornada de movilización. “Ya va comenzar” –murmuró un hombre que va agitado. Mientras unas damas se tapan los oídos por el potente estruendo,a lo largo se pudo observar que vienen acercándose a paso lento marchade las antorchas.Los rostros de la indignación están presentes, se despliegan por el camino como una ola de mar embravecida, se les oyen sus reclamos; gritan sus exigencias con un tono imperante. “Fuera JOH”. Frase que resume el repudio contra la impunidad en el país.
De hecho, en las redes sociales, se posicionó el hashtag “#renunciajoh” y se ha convertido en ‘trendingtopic’, o sea, que ha sido bastante comentada por los cibernautas; también se ha venido posicionando la etiqueta #corrupción, con resultados esperados por los marchantes y organizadores. El sociólogo Armando Orellana lo analiza: “lo que ocurrió con la ‘Primavera Árabe’ puede ocurrir en Honduras a través de las convocatorias que hacen los ‘indignados’ a través de las redes sociales y es un punto en que queda comprobado cómo el uso de redes para promover cambios pacíficos están llegando al país”.
En estos minutos que han pasado a la historia, todo se ha vuelto posible: se quitaron las camisetas políticas y se han apoderado del nacionalismo como ideología de liberación…son la 6:00 de la tarde y todavía no oscurece.La luminosidaddel cielo permite observar la gran columna humana que pereciera no tener fin. Llevanencendidas sus antorchas, que se han vuelto una suerte de símbolo de quienes se han cansado de la corrupción.
Al caminar por los carriles del cuestionado proyecto Trans450, la marea humana sostiene con firmeza los carteles y antorchas, en cada una van inscritos reproches y exigencias que hacen al gobierno de Juan Hernández para que acabe con la corrupción y, si no puede, “que renuncie”. Sobre los inconclusos carriles, que han costado a los hondureños unos 1,025 millones de lempiras, dos jóvenes llevan extendido un manto de color blanco con letras en tono rojo que dice “Confío en dios y espero justicia liberen a Kevin Solórzano” (acusado por haber dado muerte a un exfiscal en 2014).
Un señor de mediana estatura,sujeta la parte de en medio del rótulo, se le nota el rostro afligido y cansado, como si en lugar de llevar la pancarta llevase un ataúd para enterrar a un ser querido.La mayoría de mujeres que están presente, llevan el sentimiento ardiente, al igual que las antorchas que llevan cargando. Cantan y bailan al compás de los tambores que toca un joven que desborda alegría. Algunos llevan la bandera de Honduras –rara vez usada en las marchas– y la agitan sin cesar mientras avanzan organizadamente. “Acá estamos todos los hondureños consientes de que nuestro país necesita un cambio”, explica una señora de la tercera edad cuando en ese momento se acerca un grupo de jóvenes que gritan en repetidas veces “vine porque quise,¡a mí no me pagaron!”.
Ha transcurrido una media hora de caminata y se sienten las primeras gotas de lluvia.Muchos se cubren para no mojarse y otros no le dan importancia. La multitud se acerca poco a poco a la sede de la ONU…la calle estrecha impide que se apresure el paso, las personas caminan apretadas, bajo la escasa lluvia ycon el cuidado de no lastimarse unos a otros. Un joven dirigente de la marcha les pide que hagan una fila para firmar un listado donde se pide queel organismo instale el grupo antiimpunidad.Les explica que nadie debe irse sin certificar, ya que es primordial para darle más seriedad a sus exigencias de que se investiguen los casos de corrupción en el país, en el que están salpicada la cúpula del Partido Nacional y empresarios que cooptaron a operadores de justicia y figuras del bipartidismo.
Cada persona espera con paciencia para poder estampar su firma.Mientras tanto, la música, que está en alto volumen, exalta a los jóvenes quienes brincan y cantan con frenesí.Miembros de la Policía Nacional y guardias privados observan. Algunos quieren entrarle al proyecto ciudadano, pero el uniforme y la intolerancia del alto mando policial, les hace reprimir los sentimientos. Un hombre a través de un megáfono propone ir a casa presidencial, y la multitud grita “sí”. Acá hubo descoordinación; no obstante, el deseo de iniciar la ruta de la transformación pasa por alto estos impasses.
La sensación es un billete de cincuenta lempiras de gran tamaño con el rostro del presidente Juan Hernández, que exhibe un indignado. “Ellos dicen que a nosotros nos están pagando por venir a estas marchas, cuando son ellos quienes usan estas tácticas bajas y está comprobado, aunque lo quieran tapar en los medios tarifados, no saben que ahora existen las redes sociales donde nada es oculto y que ahora todo se sabe internacionalmente. Estono lo para nadie”, expresa una universitaria acompañada de otros muchachos.
En las páginas de los listados caen más gotas de agua, como aviso de que se acerca una tormenta. La gente que esta en la mesa apresura a todos para que firmen y quienes lo hicieron se marchan conformes. Poco a poco, la movilización se disipa. El momento de la reflexión llega y es cuando se avisa que guarden silencio para cantar el himno nacional. Todos, bajo las pesadas chispas de lluvia, comienzan a cantar. Miles de compatriotas sellan esta marcha de las antorchas con la felicidad en el corazón que esta lucha no termina y “que nadie lo para”.
Mientras Usted lee esta crónica, es casi seguro que habrá perdido vigencia; no obstante, se plasma como constancia histórica del renacer del movimiento social hondureño que, curiosamente, se ha sumado la exangüe clase media, la gran afectada con las medidas de corte neoliberal por el gobierno nacionalista.-Es probable que sigan simpatizando con la derecha que les ha fallado, una izquierda que no convence y se autodegrada con las luchas internas ante la imposibilidad de haber consolidado un movimiento que retomó la conciencia de clase con el golpe de Estado del 28 de junio de 2009 y se ha disipado con las elecciones generales de 2013.
A esta hora, en cualquier parte de Honduras, miles de anónimos se suman al movimiento indignado, que ha sido ninguneado por la prensa corporativa. Que se van a la calle, ya sea con una antorcha, una camiseta blanca como identidad del movimiento, o una candela que hace cuenta de las muertes que han provocado el saqueo de multimillonarios recursos aportados por el pueblo hondureño vía impuestos. Las marchas seguirán, las protestas arreciarán, pero las personas consultadas por CRITERIO afirman que esto no lo detendrá y “Juan Orlando tendrá que irse”.
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Me encanta desafiar el poder y escudriñar lo oculto para encender las luces en la oscuridad y mostrar la realidad. Desde ese escenario realizo el periodismo junto a un extraordinario equipo que conforma el medio de comunicación referente de Honduras para el mundo Ver todas las entradas