Por: Redacción Agencias
Zaragoza, España.- Berta Zúñiga, hija de la activista hondureña Berta Cáceres, asesinada el pasado 3 de marzo por su lucha en defensa del medio ambiente y de los pueblos indígenas, asegura que no pueden “no volver” a su país, por el clima de peligro y hostilidad y las vulneraciones constantes de los derechos humanos.
Zúñiga recoge hoy en nombre de su madre el Premio Ecozine 2016, que le ha concedido a título póstumo el Festival Internacional de Cine y Medio Ambiente de Zaragoza.
Berta Cáceres, del pueblo indígena lenca, fue asesinada debido a su activismo contra la construcción del proyecto hidroeléctrico Agua Zarca, sobre el río Gualcarque, considerado sagrado por su pueblo y que supone una “amenaza latente” para su comunidad.
Su hija, junto a miembros del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh), se encuentra de gira por Europa, donde han recabado el apoyo de la Comisión Europea, que ha asegurado la financiación de una comisión independiente que esclarezca el crimen.
Esta propuesta también ha recibido el visto bueno de la Comisión Iberoamericana y solo necesita de una petición formal del presidente de la República de Honduras para que se materialice.
Además de Berta Cáceres, también ha sido asesinado Nelson Noé García, otro dirigente del Copinh, y ha habido otros intentos contra periodistas, lo que le lleva a decir que “obviamente” no se están cumpliendo los derechos humanos en su país.
Además de continuar su lucha contra el proyecto, el Copinh insiste en pedir justicia, ya que ha sido excluido del proceso de investigación de este asesinato desde el principio.
Del mismo modo, denuncia los vínculos de “la institucionalidad hondureña”, de agentes estatales y de personas de la empresa, que son “presuntamente responsables y partícipes” del crimen.
La hija de Berta Cáceres reclama también, por ello, que se agote la investigación de la autoría intelectual del asesinato de su “mami”, que piensa que es todavía más profunda.
Sobre la sociedad de este país centroamericano, señala que el rechazo al asesinato y a la impunidad por el mismo ha sido “muy fuerte” y que ha trascendido hasta tener un alcance “mundial”.
Por ello, desde esta organización indígena quieren aprovechar esta situación, la receptividad y la sensibilidad encontrada a este lado del Atlántico, para esclarecer no solo el asesinato de la activista, sino también para abordar la situación general del país.
No obstante, Berta Zúñiga recrimina, como ha manifestado a lo largo de esta gira, que no existen reglamentos vinculantes para las empresas que han generado conflictos “evidentes” y violaciones a los derechos humanos.
En el caso de Agua Zarca, subraya que hay dos bancos europeos entre los que han financiado el proyecto de esta presa, los cuales dicen que han cumplido las cláusulas de respeto a los derechos humanos, pero “no es verdad” dado los resultados vistos.
A su juicio, hay “un camino largo” en materia de convenios y reglamentos, porque están plasmados en un papel, pero hay que “dar el brinco del papel a cuestiones concretas”.
En lo relativo al premio póstumo que recibe hoy en Zaragoza su madre, afirma que es un reconocimiento a su lucha, a su trayectoria, al proceso de criminalización que sufrió tanto por la empresa como por las instituciones hondureñas, como defensora de la vida, de los bosques, de la tierra y de la territorialidad.
Este premio se otorga a personas o instituciones en reconocimiento al compromiso con el medio ambiente, y la activista asesinada lo recibe tras otros reconocimientos, como el Goldman, considerado como el más importante en el ámbito del conservacionismo.
En las últimas ediciones, el Premio Ecozine fue entregado a la plataforma de periodismo ambiental EFE Verde y la Plataforma por un Nuevo Modelo Energético. EFE