Por: Thelma Mejía
Tegucigalpa.- La última encuesta de percepción ciudadana presentada por los jesuitas llama la atención en cuanto al desencanto ciudadano sobre el sistema de partidos políticos, en el cual el partido en el poder, El Nacional, parece erguirse como un partido único que podría dirigir los destinos de Honduras por un buen tiempo, al mejor estilo de la Nicaragua sandinista.
A medida que la ciudadanía muestra su desencanto con los partidos políticos, el partido Nacional parece consolidarse en relación al resto con un 34 por ciento de preferencia en el electorado. Ni crece ni disminuye, esa parece ser su estructura partidaria, según las últimas encuestas al momento de medir la preferencia de los electores.
En tanto los partidos Liberal, Libertad y Refundación (Libre) y Partido Anti Corrupción (PAC) aparecen muy distantes de los nacionalistas. El Partido Liberal (PL), la otrora principal fuerza política de Honduras, aparece en el sondeo de los jesuitas con un 13.1 por ciento de preferencia, otras encuestas lo ubican en un 19 o 21 por ciento, pero siempre muy distante del partido oficialista.
Mientras que Libre y PAC aparecen con caídas estrepitosas. En Libertad y Refundación, la encuesta le otorga un 5.9 por ciento y el Partido Anticorrupción con un 3.2 por ciento. ¿Por qué han caído tanto? ¿Por qué el PL no termina de levantarse?
Muchas pueden ser las explicaciones, pero es obvio que esa atomización interna los ha desgastado tanto que ello solo ha fortalecido la estrategia del partido en el poder: divide y vencerás. Así el nacionalismo, hábilmente ha movido los hilos de la política, encontrando las debilidades en los liderazgos partidarios, engolosinando a quienes tienen ambiciones de poder y negociando con quienes le ofrecen “acabar” o “desgastar” al enemigo partidario, ya sea dentro de los liberales, el PAC o Libre. Han jugado enchute con casi todos.
En el partido Liberal no dejan que nada crezca, los que han controlado el partido y los que quieren darle nuevos aires no terminan de encontrarse, demasiados intereses mezquinos en juego, y unos prefieren jugar con el gobierno, otros rescatar el partido ante el entusiasmo encontrado en sus bases, y otros más zorros apuestan por su destrucción incrustados como lobos con piel de oveja. Las elecciones de marzo serán un síntoma para ver cómo será la víspera. Tienen todo para recomponerse, pero como el resto de partidos, parece que les gusta conspirar contra sí mismos, fortaleciendo así al solitario Partido Nacional.
En Libre, la cuenta no es distinta. El ex presidente Zelaya que emerge como dueño del partido, no ha podido terminar de consolidar ese instituto político que abrazó fuerzas de todo tipo pero con ideologías distintas que le han impedido crear una doctrina propia. En público su discurso de ideario político lo atribuyen a la izquierda, pero otros se sienten más cómodos con la centro izquierda y los más con la anarquía hasta llegar a la corriente de los refundacionales. Mucho mejengue para armar un buen guiso.
Precisamente esas diferencias ideológicas entre unos y otros fue lo que permitió a quienes mueven los hilos del poder, detectar las fisuras en Libre y profundizarlas. Con una bancada diezmada y una confrontación permanente a todo y contra todo, han generado una gran incertidumbre en el elector que no sabe si en la apuesta por Libre les irá bien o peor de lo que están. El cambio prometido por Libre cada vez se vuelve difuso y el carisma del ex presidente Zelaya—bonachón, accesible, bromista y aguanta todo—no parece ser suficiente. Las encuestas se lo están diciendo, pero ellos tampoco parecen entender. A veces, pareciera que en vez de ganar al Partido Nacional, su apuesta es destruir al Partido Liberal.
El Partido Anticorrupción (PAC), la sorpresa del 2013, la señal de que en Honduras un outsider sí era posible, se diluye cada vez más ante un Salvador Nasralla que cada vez radicaliza su discurso. Los problemas internos los siguen desgastando y la cabeza del partido intenta resolverlos o aplacarlos con discursos de fuerza como los de Donald Trump en Estados Unidos. Pero ni Nasralla es Trump ni el PAC es el Partido Republicano. Sería una lástima que un partido que sembró esperanzas termine enterrándolas.
Tanto PAC, Libre y el PL no están viendo algo claro en las encuestas: 43.3 por ciento de los electores dicen no tener partido político. Ese voto que mayoritariamente es independiente no lo están viendo por sus pugnas internas, por la atomización que son objeto como si respondieran—consciente o inconscientemente—a una maléfica estrategia de disolución del sistema político de partidos en Honduras.
No soy ni estratega ni politóloga, pero sí periodista que le gusta escudriñar. Quizá aquí elucubro y para algunos este artículo puede estar “halado de los cabellos”; los activistas obcecados me van a odiar, pero los que leen el país a fondo, los que estudian los movimientos sociales y la política a lo mejor les entra la preocupación de preguntarse si Honduras va camino a un partido único como parece ser la apuesta, en el fondo, del Partido Nacional.
No es casual que en su discurso de campaña y ahora reeleccionista, el precandidato- presidente Juan Orlando Hernández insista en decir que hay que cuidar como una “joya” al Partido Nacional porque es el “más fuerte, más pujante y más efervescente de Honduras y Centroamérica”.
El unipartidismo es un sistema político de partidos en el cual, un único partido político puede presentarse legalmente a elecciones a competir con otros en desventaja, pues el primero controla la mayor parte del poder político. Algunos de estos sistemas pueden desembocar en regímenes autoritarios, conocidos como las dictaduras democráticas porque se legitiman en las elecciones. No será si será el caso de Honduras, pero la encuesta de los jesuitas, me deja al menos esta primera reflexión. El debate se abre para otras como, por ejemplo, ¿retornará el bipartidismo? o ¿encontrará Honduras su outsider? Aquí me quedo.
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Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas
8 respuestas
Parte de la campaña pagada de los medios para hacer creer que solo 8 de caa 100 no quieren a joh… esa nadie se las cree
VIEJA CACHURECA MENTIROSA.
Todas las encuestas en Honduras son manipuladas y ese el fraude, quieren hacerle creer al pueblo que el partido nacional esta súper fortalecido y donde Libre y Pac tienden a desaparecer y colocan al partido liberal como la segunda fuerza política, jajajaja quien va a creer semejante estupidez, nadie. Pues bien si las encuestas fueran ciertas entonces por qué el dictador gasta millones de Lempira en tratar de desprestigiar a Mel y a Nasrralla, entonces por qué le tienen miedo a la alianza, el miedo se ve porque se han recrudecido los ataques hacia estos dos partidos políticos y no al partido liberal que supuestamente en segundo lugar, así que creen que somos pendejos, pues se jodieron estos basuras, La Alianza Opositora nadie la detiene y Dios mediante venceremos en noviembre del 2017
Dice q primero hay q secarla para luego …..
Eso es mentira..solo mire los estadios..los complejos deportivos..los conciertos de todo tipo..algo nunca visto..como la gente rechaza el Gobierno..así decían en las encuestas con Donald Trump ..nadie cree en encuestas..
Hacia una dictadura de partido? Tipo PRI en México?
La autora debió ser menos anacrónica. El análisis corresponde a otro momento de la realidad política. Definitivamente la tendencia no es el partido único. Menos mal que salva su responduresabilidad al decir que no es politologa. Es cierto lo que ella dice en cuanto a que existe un desencanto generalizado por los políticos y política en general. Por esta razón se incrementa el número de los “sin partido” Esto no implica que el hondureño sea tan tonto (a) y no huela lo rancio de la corrupción en el partido gobernante. Los corruptos son apátridas y generalmente no son hondureños de verdad. La autora esta sesgada. Odia visceralmente a don Manuel Zelaya. No sé por qué. Los corruptos escudados en el partido nacional !OJO! llegaron al cinismo de pagar con dinero público los favores de hetairas chilenas. !QUE VERGUENZA! A vender pastillas de harina. Es tanta la podredumbre. Estamos callados por miedo (no yo), lo cual no implica que ya reaccionamos. Esta Thelma, bueno…
Lemon, I don’t know the place, but even if there was diversity, what does that have to do with the singing of National Anthem? Ar7#n&821e;t we all in Canada (Belleisle included)? No, what it is, is a double standard: it takes ONE complaint from the left, and it takes about 1 MILLION from the right to change things.