Por: Kelly Ortez
Tegucigalpa. Cuando se ha producido una ola de inseguridad y criminalidad en Honduras, históricamente los gobernantes acuden a la vía más fácil: implementar la fuerza y armamento militar, sin embargo, no se han preocupado por combatir las causas que reproducen la violencia o contrarrestar los efectos de malas políticas de seguridad ciudadana y penitenciaria, coinciden analistas abordados por Criterio.hn.
El 21 de junio del presente año, la presidenta Xiomara Castro, ordenó implementar nuevas medidas de seguridad en Honduras. Tras una reunión en Consejo de Defensa y Seguridad, ordenó que los militares asumieran el control en los 21 centros penitenciarios, y la seguridad en los 18 departamentos del país, de la mano de un toque de queda para la ciudad con mayor reporte de criminalidad y homicidios: San Pedro Sula.
Aunque es de conocimiento público que las nuevas medidas -que copian el modelo “Bukele”- se ordenaron a raíz de la tragedia suscitada en la Penitenciaría Nacional Femenina de Adaptación Social (PNFAS), varios defensores y organizaciones de derechos humanos, han manifestado su oposición a la militarización.
RESPUESTA DE CRIMEN ANTE REPRESIÓN
Sobre el tema el psiquiatra, máster en investigación científica del delito, Juan Carlos Munguía, analizó para Criterio.hn que, en Honduras siempre se ha apostado por implementar medidas represivas cuando se está ante una ola de inseguridad. Rememoró el periodo presidencial de Ricardo Maduro (2002-2006), que se montó un “show mediático”, supuestamente para amedrentar a los criminales.
Sin embargo, la única respuesta que se tuvo fue un repliegue táctico de parte de las pandillas, es decir, incrementaron la violencia, esa estructura bien formada es lo que en la actualidad observamos como un ejército del crimen, “ya se observó las armas que tenían en los centros penales, que es lo que tendrán afuera en las calles”, cuestionó el profesional de la salud mental.
Destacó que, para combatir el tema de la criminalidad en Honduras, ya se han implementado una serie de medidas. Ejemplo de estas son: reformas a leyes, endurecimiento de penas, militarización, todas sin resultado porque a su juicio el crimen se debe combatir, desde la raíz, “hoy en pleno 2023, las maras siguen, la violencia sigue y la criminalidad sigue, sólo que con más fuerza”, apuntó.
CRIMEN RECLUTA A NIÑEZ
Desglosó que en el estudio que realizó titulado “Maras y Personalidad”, evidenció que los criminales empiezan a reclutar a sus futuros integrantes desde que aún son niños, “desde las escuelas ya inician como informantes, ya cuando son adolescentes entran en el ritual de iniciación en la mara”, expresó Munguía.
Expuso que, incluso las maras y pandillas se han apoderado de los centros públicos, sin que los maestros puedan hacer algo al respecto, “por eso ahora quien maneja los centros educativos son las maras, porque saben que en el futuro [los niños] les van a ser de mucha utilidad”.
Munguía apuntó que en Honduras nunca se ha realizado un abordaje de la violencia desde la raíz, para ello se deben de realizar acciones de prevención y en la psiquis del hondureño.
Indicó que el ser humano es agresivo por naturaleza, por tanto, para canalizar esa energía, debe realizar una serie de actividades como deporte u otra ocupación productiva.
Sin embargo, criticó que en el país no se han creado acciones que impulsen el desarrollo del ser humano, “el hondureño debería de estar canalizando esa energía en arte, cultura, deporte o cualquier actividad productiva pero no al no haber espacios para ello, lo canaliza en otras cosas como en el crimen o la guerra”, analizó.
Criticó, además, que el rol de crear actividades y espacios de recreación y productividad está en manos de la institucionalidad del Estado, sin embargo, apuntó que no se están impulsando.
“La secretaría de educación abandonó campeonatos deportivos entre otros, entonces ahí se ve la falla de compromiso y, el Estado es responsable de moldear la conducta a través de sus instituciones y en eso han fallado rotundamente, entonces las maras y pandillas son el resultado de la mala institucionalidad del Estado al no canalizar a niños, jóvenes y adultos en su aparato productivo” destacó Munguía.
Ante estas falencias, propuso la necesidad de crear una política nacional de recreación y óseo debido a que, en el país, los lugares de esparciendo los han privatizado, “aquí no hay impulso al teatro ni al arte, y plazas que ayuden a gozar de buena salud mental, porque sólo a través de los pensamientos se puede mejorar la conducta”.
CAMBIO DE POLÍTICAS PENITENCIARIAS
En tanto, la integrante del Centro de Estudios de la Mujer – Honduras (CEM-H), Ana Ferrera, analizó que el modelo de seguridad implementado en la actualidad promueve la violación de derechos humanos.
Expresó que desde la organización que integra, coinciden que la militarización no es la manera más idónea de combatir la violencia, “hay una Academia Nacional Penitenciaria que ahí hay personal capacitado que eso son los que deberían estar formados para atención de los centros penitenciarios”, expresó.
Destacó que las soluciones en temas de seguridad, específicamente en los centros penales, también deben ir de la mano con el tema judicial.
Dentro de las medidas que se deben brindar a las mujeres sobrevivientes -de la tragedia suscitada el 20 de junio- y que tienen enfermedades terminales, es darle una medida de prisión preventiva.
“Ya la presidenta dijo que se implementará la prisión preventiva, por ello es que las políticas penitenciarias deben ir cambiando en Honduras, no es posible que una persona con enfermedad terminal o de la tercera edad muera y justo ese día se le otorgue su carta de libertad”, criticó Ferrera en entrevista con este medio de comunicación.
COMBATIR CAUSAS ESTRUCTURALES
El sociólogo, Armando Orellana, dijo a Criterio.hn que las causas de la criminalidad se originan por factores como: pobreza, falta de trabajo digno, malas políticas económicas, entre otras.
Destacó que en la actualidad ha habido intentos de combatirlas, sin embargo, destacó que las acciones deben de ir más allá del uso de la fuerza y construcción de mega infraestructuras, “no solamente son las acciones de caracteres represiva, como la creación de cárceles, o reformas de Ley, o presencia de militares, lo que va a causar las mejoras en el tema de violencia y criminalidad”, destacó el también docente.
Manifestó la necesidad de crear políticas económicas, diferentes a las que se han implementado en los últimos 30 años, porque lo que se necesita son acciones de carácter redistributivo, que permitan el acceso a vivienda, salud, educación y asistencia social, ya que la falta de dinero es una de las causas que impulsa a que la niñez y la juventud en Honduras se introduzca en el mundo de la criminalidad.
“No es posible que la policía solo de va y, humilla -en algunos casos- pero nunca se le ve dando acompañamiento, entonces lo que se produce en la parte de psicología social es un mayor resentimiento, dando a entender que sólo va a castigar y reprimir, y después de eso no existen”, analizó Orellana,
Por tanto, sugirió que el gobierno debería asesorarse en el tema psicológico y social, para combatir las causas desde la raíz, porque al final de cuentas la violencia solo es el reflejo de la falta de oportunidades.
“El tema de la violencia no se termina ni reduce con represión, se requiere una fuerte política de cambio y modificación de estructuras de desigualdad y políticas de asistencia”, destacó el estudioso.
Al tiempo que recordó que los militares históricamente han sido utilizados, “luego los militares se convierten en robots cumplen órdenes y se vuelven parte de elites, lamentablemente la decisión [la militarización] es un retroceso”, concluyó el sociólogo.
