«El Chapo» reconfigura las relaciones del narcotráfico

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El «Chapo» Guzmán ha venido a reconfigurar la forma cómo controlará el narcotráfico el paso de estupefacientes a EEUU y las posibles confrontaciones con otros cárteles por el monopio del trasiego de drogas. (Foto: Secretaría de Marina, México).

Por: Agencias

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Ciudad de México. Rafael Caro Quintero no necesitó escaparse. Lo que él requirió fue que tres magistrados del Primer Tribunal Colegiado en Materia Penal del Tercer Circuito, con sede en Zapopan, Jalisco, encontraran un error procesal en su acusación por el secuestro y homicidio del agente antidrogas norteamericano Enrique Camarena Salazar –registrado 28 años antes– y que, el 7 de agosto de 2013, ordenaran su salida del Reclusorio Preventivo de aquel estado.

La decisión fue revocada apenas este año por la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que dejó sin efectos la sentencia dictada por los integrantes del Primer Tribunal –Rosalía Isabel Moreno Ruiz, Lucio Lira Martínez y José Félix Dávalos– y, el pasado 16 de enero, reordenó la reaprehensión del capo. Pero fue más que tarde. Caro Quintero, de 62 años, considerado uno de los fundadores de la organización original hoy conocida como Cártel de Sinaloa y cuya detención en 1985 habría fragmentado el narco en México, salió de prisión al tercer día del fallo dictado en su favor por los funcionarios judiciales asignados a Zapopan, la noche del 9 de agosto de 2013.

La Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) ofrece por él desde ese año cinco millones de dólares de recompensa. A la fecha, su fotografía aparece en la portada del sitio electrónico de la agencia norteamericana, que a un lado colocó en estos días también el anuncio con la reactivación de la búsqueda del recién fugado Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, presunto jefe actual del Cártel de Sinaloa.

Para el Departamento del Tesoro norteamericano, ambos narcotraficantes hoy libres forman parte de una misma estructura criminal que la historia en México indica fue formada desde el Gobierno federal en los años 80 y cuyas ganancias, sostiene a la fecha el Ejecutivo de Estados Unidos, se “lavan” aún en negocios presuntamente legítimos –bares, fraccionamientos y hasta fábricas de jabón- ubicados en la zona metropolitana de Guadalajara, sede de la organización criminal original.

En esa misma red, de acuerdo con la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Tesoro, participa también Juan José “El Azul” Esparragoza Moreno, otro de los integrantes del primer Cártel y que, si bien fue dado por muerto en 2014 –nunca hubo evidencia que lo probara–, para Estados Unidos podría seguir activo.

Otro integrante de la estructura que también está libre, según la misma oficina norteamericana (OFAC, sus siglas en inglés), es Dámaso López Núñez, alias “El licenciado”, ex director del Centro Federal de Readaptación Social Número 2 “Puente Grande” que habría ayudado al escape de Guzmán de ese penal en 2001 y que, desde entonces, habría fungido como uno de los jefes del Cártel de Sinaloa.

“Evidentemente están cerca”, dice a SinEmbargo Juan Antonio Ortega Sánchez, presidente de un centro de investigación sobre justicia penal y narcotráfico y quien, en 1993, fungió como abogado coadyuvante del ministerio público federal en la acusación que llevó a la primera detención de Guzmán Loera. “Es parte del grupo criminal de Sinaloa. Con la salida del ‘Chapo’, evidentemente están cerca de él Caro Quintero, Ismael ‘El Mayo’ Zambada, sus hijos, el abogado López Núñez y su hijo”, agrega Ortega Sánchez.

El abogado entrevistado fue también cercano al fallecido general Arturo Acosta Chaparro, a quien el gobierno de Felipe Calderón habría comisionado para hablar con los cárteles del narcotráfico y que habría escuchado decir de “El Chapo” que él no se escapó de Puente Grande, sino que salió porque “le abrieron la puerta”.

“Es un grupo muy fuerte, que ha seguido con el trasiego de drogas y que tiene muchísimo dinero y un gran poder corruptor, que penetraron la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (hoy SEIDO), en su momento, y que tenían contactos a niveles muy altos de las instancias de seguridad pública, tanto en SIEDO como en la Secretaría de Seguridad Pública”, agrega Ortega.

NUEVA GENERACIÓN

Atento aún al desarrollo del crimen organizado en Jalisco, Ortega Sánchez entregó apenas el pasado 30 de abril al Gobernador de ese estado, Aristóteles Sandoval, un diagnóstico de casi 200 páginas para advertir, entre otras problemáticas, que el dinero generado por el negocio de las metanfetaminas en ese estado sería la explicación del exponencial crecimiento que ha tenido el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Uno de los jefes de este supuesto nuevo cártel, advierte el diagnóstico de Ortega y varios más, es José Nemesio Oseguera, alias “Mencho”, que habría cobrado fuerza trabajando como brazo armado de Ignacio “Nacho” Coronel, jefe del cartel de Sinaloa en Jalisco y presuntamente asesinado en 2010. Una de la mayores aportaciones para el cartel de Sinaloa atribuidas a Coronel es la introducción del negocio de las drogas sintéticas que, recuerda el reporte de Ortega, hay indicios para suponer cuenta con la protección de las autoridades policiacas de Jalisco.

“Una parte importante de este grupo criminal (Nueva Generación) es todo lo que manejaba ‘Nacho’ Coronel, que tenía a los ‘matazetas’, grupo que se encargaba de enfrentar tanto a los ‘Zetas’ como a los Templarios y la Familia en Michoacán”, dice Ortega.

En ese sentido, el diagnóstico retoma la acusación reportada por la Revista Proceso Jalisco en 2008 y que, según una denuncia, tal vez de criminales contrarios, “(El ex fiscal Luis Carlos) Nájera asistió a una fiesta en San Juan de Ocotán, municipio de Zapopan, acompañado de los directores de la Policía Estatal y la Preventiva, Alejandro Solorio Aréchiga y Fernando Andrade Vicencio. Ahí -sostienen-, los funcionarios se reunieron con capos del narcotráfico como Juan José Esparragoza El Azul, El Matrix e Ignacio ‘Nacho’ Coronel Villarreal, lugarteniente de Joaquín El Chapo Guzmán”.

Horas después de que Ortega Sánchez y la cúpula empresarial de Jalisco entregaran su análisis al Gobernador Sandoval y al mismo fiscal Nájera, el 1 de mayo pasado, el CJNG sorprendió al país derribando con un lanzagranadas un helicóptero de la Fuerza Aérea Mexicana y con decenas de bloqueos en diversos municipios del estado.

“Ese grupo fue el que empezó manejando ‘El Mencho’, quien a la muerte de ‘Nacho’ Coronel toma el control y forman el Cártel Jalisco Nueva Generación, que es un grupo muy fuerte, no solamente porque se ha ido apoderando de plazas fuera de Jalisco, sino también por el poder económico que tienen por las metanfetaminas que producen y envían a Estados Unidos, Europa y Asia, y que están muy cerca del grupo de Sinaloa, del que formaron parte alguna vez”, agrega.

En la entrevista, recuerda que “cuando ‘El Chapo’ se evade en 2001, busca alianzas, y convoca a reuniones en Acapulco y en Distrito Federal, a las que asisten 25 líderes de grupos criminales, y ahí ‘El Chapo’ forma ‘La Federación; e integra a Juárez con los Carrillo Fuentes, los Beltrán Leyva, con ‘El Mayo’, ‘El Azul’; y el objetivo era tener el control del país y matar a los Arellano Félix”.

Por lo que ahora, dice Ortega, “lo previsible es que ‘El Chapo’ haga algunas alianzas y se fortalezca, para lo que serán importantes ‘El Mayo’, Caro Quintero y ‘El Azul’, que para la DEA no está muerto, aunque para el gobierno mexicano sí; los hijos del Chapo, ‘El Licenciado”, señala Ortega.

JALISCO, ZONA DE CONFORT

El reporte entregado por Ortega al gobierno de Aristóteles Sandoval, denominado “Jalisco: la amenaza del crimen organizado”, retoma los antecedentes históricos de la función que ha tenido esta entidad en la conformación de lo que el investigador llama el único cartel que ha habido en México, el de Guadalajara, formado, recuerda el abogado, desde el Gobierno federal para controlar el creciente negocio del narcotráfico en México.

En ese sentido, la investigación considera a la región como la “zona de confort de los capos” como Rafael Caro Quintero –relacionado incluso con la sobrina de un ex gobernador del estado- y explica por qué, si éstos eran en su mayoría de Sinaloa, decidieron desde finales de los años 70 establecer la organización originalmente desde Guadalajara.

“Al parecer fue Leopoldo Sánchez Celis (gobernador de Sinaloa entre 1963 y 1968) el primero en concebir la idea de una organización del narcotráfico altamente centralizada, protegida y férreamente controlada por agentes del Estado (…) Si en lugar de surgir el Cártel de Culiacán surgió el de Guadalajara, fue porque ante el auge de la adicción a las drogas provocó una dura reacción del gobierno de Estados Unidos (Operación Cóndor)”, recuerda el diagnóstico.

“…Era impensable un Cártel de Culiacán, porque la atención del gobierno y la opinión pública de Estados Unidos estaba enfocada en, precisamente, el Triángulo de Oro. Los capos debían ser sacados de la zona y concentrados en algún lugar: el lugar elegido fue Guadalajara, Jalisco. ¿Por qué Guadalajara? ¿Por qué Jalisco? Por varias razones: Aunque no estaba dentro del Triángulo Dorado, tampoco estaba tan lejos de esa región y otras en las que se desarrolló la producción de mariguana a gran escala (además del trasiego de cocaína). Guadalajara era la segunda ciudad más poblada del país, lo cual ya de suyo podría facilitar cierto anonimato, al menos por encima del de ciudades menos pobladas. Guadalajara ofrecía comodidades para que los capos pudieran vivir y dirigir las operaciones de narcotráfico, pero también para que pudieran lavar su dinero sin dificultad. En ese sentido la ciudad era una ‘zona de confort’ para los capos y lo seguiría siendo por mucho tiempo”, agrega.

Entre quienes “compraron la idea del Cártel de Guadalajara”, dice el reporte de Ortega, destacaron Rubén Zuno Arce, cuñado del ex presidente Luis Echeverría y “uno de los más representativos caciques” de Jalisco, y Javier García Paniagua, hijo del general Marcelino García Barragán (ex gobernador de Jalisco y secretario defensa de Gustavo Díaz Ordaz).

“A mediados de 1978, la decisión de crear el Cártel de Guadalajara y los lineamientos generales de cómo operaría estaba tomada, sólo faltaba definir quién sería máximo jefe operativo (los jefes políticos eran varios y estaban por encima de los capos). Quien parecía llamado para la posición, dado su liderazgo natural, era el capo sinaloense (como sinaloense eran casi todos los demás capos de la nueva organización) Pedro Avilés, pero éste sujeto fue asesinado en septiembre de 1978 por agentes de la Policía Judicial Federal. Este asesinato parece muy poco probable que haya resultado de la confusión, sino que, todo parece indicar, se trató de una ejecución, del bautismo de sangre del Cártel de Guadalajara”, recuerda Ortega en el texto.

“Después de todo, Avilés parecía menos dócil y más distante del promotor original del proyecto (de la organización criminal centralizada), Leopoldo Sánchez Celis. Muerto Avilés, la decisión de quien sería el ‘jefe de jefes’ recayó en Miguel Ángel Félix Gallardo, un incondicional de… Sánchez Celis. Félix Gallardo fue policía en Sinaloa, guardaespaldas de Sánchez Celis y capo consentido del ex gobernador: su completa hechura. Por debajo de Félix Gallardo y con un nivel de protección menor (como probarían los hechos de los siguientes años) quedaron los otros capos prominentes de lo que sería el mayor oligopolio criminal del país: Ernesto Fonseca Carrillo, Rafael Caro Quintero, el hondureño Juan Ramón Mata Ballesteros; Juan José y Rafael Emilio Quintero Payán y Juan José Esparragoza Moreno “El Azul”, agrega.

En la entrevista con SinEmbargo, Ortega menciona que los antecedentes del Cártel de Guadalajara y todos los lazos de lo que hoy se conoce como Cártel de Sinaloa en Jalisco son importantes porque no se ha investigado qué tantas empresas relacionadas con los capos originales podrían estar financiando a los actuales grupos o a la “nueva generación” de crimen organizado.

“Evidentemente, esa parte no ha sido investigada, y es lo que digo: que se tiene que investigar, porque el Cártel Jalisco Nueva Generación no está solo, sino que usa empresas, hombres de negocios para lavar todo ese dinero, que es muchísimo”, dice Ortega.

“Y se tiene que ver el origen: cuando ‘Nacho’ Coronel operaba, y era del Cártel de Sinaloa, Nemesio era su brazo ejecutor; entonces, ahora lo que veo es un alineamiento”, agrega. (Cortesía Sin Embargo).

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