Por: Irma Becerra*
Ante los últimos acontecimientos políticos como la guerra intervencionista de Ucrania por Rusia y la expulsión de la oposición nicaragüense por el dictador izquierdista Daniel Ortega, se vuelve necesario precisar, esclarecer y especificar los objetos de estudio de la filosofía política para diferenciarla claramente de la ideología política que avala los hechos anteriores.
En primer lugar, la filosofía política estudia la relación entre la libertad y la autoridad en una sociedad, un pueblo y una nación, para observar si dicha relación es interdialéctica y respetuosa de la voluntad y los derechos humanos del pueblo, a los que estos conceptos se deben.
La libertad implica el respeto a todos los derechos y deberes civiles, humanos y políticos, en especial, el libre debate amplio y participativo de las ideas y las opiniones que se deliberan de forma reflexiva y crítica sin menospreciar ni discriminar a nadie, pero siempre en aras de la defensa de la verdad y la dignidad humanas. Por eso, Jürgen Habermas habla del ejercicio de la democracia como realización deliberativa que debe guiar a la humanidad y, en ese sentido, como verdadero diálogo negociador entre fuerzas opuestas y no solamente como monólogo impuesto entre fuerzas afines.
Pero Habermas no es ingenuo, también ha señalado que con dictadores opresivos como Vladimir Putin no se puede dialogar, y a su violencia militarista que pone en peligro la paz mundial, se debe responder con la defensa militar por parte de las fuerzas democráticas del mundo, unidas en palabras y acciones de pacificación.
Lo mismo vale para la dictadura cubana y la dictadura nicaragüense que, como dinastías familiaristas violan la libertad e instauran el autoritarismo militarista e intervencionista en sus países. Estos dictadores no quieren críticas a sus gobiernos, no desean oposición, no pretenden la diferenciación de las ideas, los intereses y el pensamiento, sino solo admiten el pensamiento único que instaura la identidad absoluta con ellos, en vez de la dialéctica entre identidad y diferencia. Con esto se alejan de la filosofía política como ciencia para solo aplicar pura ideología de funcionarios y activistas serviles a un partido político único y sectario y a una sola línea política.
La filosofía política también estudia la forma de gobernar y ejercer el poder, así como la forma en que las instituciones gubernamentales realizan o llevan a cabo el ejercicio del poder: si es en una forma democrática o autoritaria y represiva de los gobernados.
La represión autoritaria en el ejercicio del poder no es solamente la represión militar por parte de las Fuerzas Armadas de un país, sino, además, la instauración de un sistema de control, vigilancia y opresión de toda crítica, pensamiento y conducta que no sea servil y admiradora del sistema imperante. De ese modo, se reprimen los cuerpos tanto como las mentes de los individuos, al pretender que únicamente exista un solo comportamiento admitido y aceptado por asimilado de manera automática para el sistema en cuestión, porque no le pone en duda y, por tanto, en peligro a este último.
Con gente ideologizada, sin autonomía y sin pensamiento crítico, gente que solo sigue a sus líderes, repitiendo sus consignas y discursos, el sistema dictatorial tiene garantizado su sostenimiento y se mantiene incólume a lo largo de los años. Sin personas incómodas no hay rebeldía y, en consecuencia, el poder no se cuestiona y se puede ejercer cómodamente.
Todo ello es objeto de estudio crítico para la filosofía política que rechaza toda robotización del ser humano y que lucha por su liberación integral. Lo contrario es la ideología política, que es el conjunto de ideas y opiniones de un individuo, familias, grupos o partidos políticos para defender intereses particularistas de estos últimos, y por ello, intereses que no se pueden universalizar por la ciencia de la filosofía por ser egoístas y mezquinos.
Ojalá que, por ende, el Primer Congreso Internacional de Filosofía Política que se pretende realizar con la izquierda latinoamericana presente, en la Casa Presidencial de Tegucigalpa este viernes 24 y sábado 25 de febrero se atenga realmente a los objetivos críticos de la filosofía política y condene a los dictadores en cuestión para que estos puedan ser juzgados por crímenes de lesa humanidad y violadores de los derechos humanos. De lo contrario, dicho evento selecto será un Congreso más de Ideología Política y no de Filosofía Política, o sea, más de lo mismo.
* Irma Becerra es Licenciada en Filosofía por la Universidad Humboldt de Berlín y Doctora en Filosofía por la Westfälische Wilhelms Universität de Münster, Alemania. Es escritora, catedrática universitaria y conferencista. Ha escrito numerosos libros y ensayos sobre temas de política, filosofía y sociología.
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Escritora y filósofa hondureña. Doctorada en filosofía por la Universidad de Münster, Alemania. Es directora de la Editorial Batkún, fundada por su padre, el escritor e historiador hondureño Longino Becerra. Su mas reciente libro “En defensa sublime de la mujer” Ver todas las entradas