Por Moisés Ulloa
“JOH JOH, es pa´fuera que vas, es pa´ fuera que vas” se quedó únicamente en una pegajosa canción y en un anhelo más incumplido.
Al espíritu demócrata que aún reside en muchos de nosotros se le brindó la oportunidad de florecer, de hacer mediante el voto sagrado y la voluntad soberana, la realidad que aquel que había violentado la constitución a través de una inexistente reelección presidencial, fuera derrotado en forma pacífica y así enterrar los demonios continuistas que fueron desatados desde el 2009. Pero truncaron el camino, no se podía esperar más de un grupo de personas aferradas al poder a toda costa. El más descarado fraude electoral se ideó ante el camino evidente que por voluntad honesta, Juan Hernández había perdido la elección.
Ya hoy, a casi once meses desde que esos sucesos ocurrieron, Juan Hernández sigue sentado en su trono de hielo encima de un piso de polvorín, sostenido por una estructura de varias fuerzas: las armas, el grupo empresarial tradicional incluyendo medios de comunicación y el gobierno de los EEUU. Poco a poco otros factores se han ido sumando a la fórmula, entre estos una oposición incapaz de generar sentido de unidad y mediante ese afán individualista, cada quien ha ido cayendo en el juego por obtener simplemente un pedazo del pastel llamado cuota de poder.
Es así como hemos conocido la verdadera cara de la oposición, incapaz de articular una estrategia de una voz que sea superior a los esfuerzos y movimientos que realiza el usurpador. Por lo tanto, debemos de admitir que no ha habido capacidad de generar otra serie de acciones meditadas entre todos, encaminadas hacia el fin determinado que haga que Juan Hernández deje el poder obtenido por la trampa y sostenido mediante la negociación bajo la mesa.
Juan Orlando Hernández Alvarado les ha comido el mandado, ha superado en el campo del juego político a todos sus rivales, incluso a aquellos de su mismo equipo que han intentado confrontarlo. Si algo nos han demostrado estos tristes meses en la otrora vida democrática de Honduras, es que JOH conoce de la política y de los actores vernáculos que la juegan, el usurpador sabe que, en el gran contexto de las cosas, su mayor aliado es la farsante oposición que lo rodea.
Mientras Hernández cada día se asienta en su poder, los presos políticos siguen privados de su libertad, los compatriotas muertos en las calles de protesta siguen en espera de justicia, el fraude electoral sigue siendo validado y ni por cerca se asoman las tan discutidas reformas electorales. La única constante en el caos que hoy vivimos, es que Juan Hernández sigue gobernando y esto ha deteriorado dramáticamente nuestra Honduras.
El gran perdedor de este ambiente fracasado en que vivimos y que estamos tolerando ya sea por acomodamiento, incapacidad o simple interés, es la Honduras que pone el lomo, el pecho, lo más necesitados son los que sufren las consecuencias de las decisiones egoístas que los burócratas realizan. Día a día el pueblo es atacado con cargas económicas despiadadas, no hay punto de salida, no hay espacio de respiro: el transporte, los combustibles, el chimbo de gas, la canasta básica, la energía eléctrica, las cargas tributarias han ido en un aumento desproporcionado comparado con los pírricos ingresos de la ciudadanía. Incrementos inhumanos realizados unilateralmente como una medida desesperada del gobierno de facto por calmar la sed de su inoperancia, de su soberbia y de su sistemática corrupción. Como si esto fuera poco, el endeudamiento del país ha alcanzado niveles escalofriantes y la priorización del estado es marcada por su incoherencia en donde es preferible la compra de insumos de guerra, la construcción de un centro cívico gubernamental, que darle al pueblo sus necesidades básicas.
Acumulando a las tristezas y decepciones ya muchos dentro de la oposición abandonaron la lucha del “FUERA JOH” y existe una acomodada resignación de algunos sectores que enfilan toda su estrategia política al 2021. Mientras tanto la colectividad, la silenciosa mayoría que no toma una bandera partidaria, aquella que únicamente la recuerdan al momento de pedir un voto, sufre y llora la angustia de ser desatendido.
¿Cuánto más seremos tolerantes? ¿Acaso no es suficiente lo que ya sufrimos o tendrán que seguir los robos descarados en el actuar político, tendrán que desplazarse otro millón de compatriotas para otras tierras, tendrán que haber más muertos o será el intento (que se viene) por desmontar a la MACCIH la gota que rebalse el vaso aparentemente sin límite de la paciencia ciudadana?
Honduras no puede seguir por este camino que lo único que garantiza es continuar bajo el yugo de una dictadura despiadada que posiblemente en algún momento cambie de rostro, pero que continuará siendo lo mismo; otros actores, pero con los mismos resultados, esa es la verdadera dictadura en que los políticos tradicionales y los malos hondureños, nos han tenido sumidos desde ya hace mucho tiempo.
Los liderazgos de la verdadera oposición deben rescatar nuestro país, no de Juan Orlando Hernández únicamente, sino de todo el sistema que su tradicional cúpula de poder representa. No se engañen estimados lectores, en el paquete de los beneficiados de Hernández existen mucho más actores que nacionalistas, hay de todos los colores, incluyendo farsantes que públicamente gritan “Fuera JOH”, pero en la comodidad de la oscuridad se abrazan y determinan juntos, los destinos de sus intereses.
Es responsabilidad de la oposición retornar la patria al sendero democrático. Para esto es indispensable que los actores del liderazgo de la oposición del país se reúnan en un diálogo franco de la oposición nacional y dicten una tregua de cero ataques entre las partes y a través de este punto de convergencia se les brinden respuestas a las impostergables exigencias de la ciudadanía. Entre estas la liberación de los presos políticos; formular una investigación independiente con acompañamiento internacional de los eventos ocurridos poselectorales (muertes) y del supuesto, pero evidente fraude electoral, con un tiempo de entrega de sus hallazgos y conclusiones de no más de seis meses. Dependiendo de estas investigaciones se deberá determinar el curso de acciones a seguir, sin descartar incluso exigir el retiro inmediato de Hernández del poder y la convocatoria a un nuevo proceso electoral. También se deben formular las reformas electorales y entre estas reformas se debe contemplar el plebiscito que permita que el pueblo se pronuncie sobre el tema de la reelección. La depuración del censo electoral y la nueva tarjeta de identidad son elementos necesarios, pero serían apenas medidas cosméticas si las reformas electorales no se concretan.
Mientras conocemos la verdad y se hace justicia por los eventos ocurridos en noviembre del 2017, es fundamental que la oposición le otorgue a la ciudadanía una muestra coherente de su compromiso por Honduras y esto implica girar la orden a las bancadas de sus respectivos partidos en el Congreso Nacional, de no aprobar ningún incremento que afecte los bolsillos del pueblo; esto conlleva el bloqueo inmediato al aumento de todo tipo de tarifas y a congelar los precios de los combustibles (perfectamente se puede hacer, imponiendo que el impuesto que percibe el estado sea quien subsidie cualquier variación a la alza en el precio internacional de los combustibles), canasta básica, energía eléctrica y la reducción inmediata de los salarios de los diputados al estado actual en que se encontraban en la legislación anterior. Además, todos los miembros de la oposición en el legislativo, deben de firmar un acuerdo donde se comprometen a no apoyar iniciativa alguna que tenga como intención no renovar el acuerdo con la MACCIH, sino todo lo contrario, queremos el compromiso irrestricto de apoyar y respaldar los esfuerzos a la lucha contra la corrupción e impunidad.
Hoy más que nunca debe primar la madurez política y la sensatez por parte de la oposición para llegar a estos acuerdos, en tal forma que no se continúe con la sensación pública que la fuerza opositora es una farsa cuyo actuar es dominado al antojo pleno de quien hoy usurpa el poder de la nación y/o de los intereses individuales. Caso contrario, de no lograr avenidas de acercamiento entre los diferentes liderazgos de la oposición, se corre el enorme riesgo que la población cansada y marginada pierda de una vez por todas la credibilidad en la clase política del país y como consecuencia, que el pueblo se subleve. En dicho caso que Dios perdone sus pecados, porque un pueblo arrinconado y llevado al punto de la explosión ciudadana estoy seguro no lo hará.
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Me encanta desafiar el poder y escudriñar lo oculto para encender las luces en la oscuridad y mostrar la realidad. Desde ese escenario realizo el periodismo junto a un extraordinario equipo que conforma el medio de comunicación referente de Honduras para el mundo Ver todas las entradas
Un comentario
Sr. Ulloa: de su extenso artículo se deduce dos cosas: Usted olvida que representa a un claro actor y altamente responsable de este desmadre que estamos viviendo, que es el partido liberal ( más partido que nunca ) y su escrito se limita a señalar a otros grupos o partidos como ÚNICOS responsables; la participación de SU partido comienza con la cobardía del «candidito» elvin santos de no pelear por las elecciones 2010 dejando el premio en manos de pepe robo y lo demás es de todos conocido. Y usted olvida también que en esta tragedia que estamos viviendo con una «vida mejor» su partido es y ha sido el brazo derecho de la corrupción y continuismo de juan robando; así que en ese contexto, sus palabras son parte de un discurso inútil, intrascendente y vacío.