Analistas coinciden en que Washington actúa guiado por sus propios intereses estratégicos y que el verdadero problema es la dependencia de la clase política hondureña, mientras El Mirón concluye que la frase de Salazar sobre “entregar” la base a China es falsa.
Tegucigalpa, Honduras. — A pocos días para las elecciones generales del 30 de noviembre, la cubano-estadounidense y congresista republicana María Elvira Salazar, en compañía con otros congresistas, celebraron una audiencia sobre la transparencia de los comicios generales en Honduras.
La audiencia del Subcomité de Asuntos Hemisféricos del Congreso estadounidense, presidida por Salazar, y celebrada el pasado 20 de noviembre, reafirma cómo Honduras se convierte en vitrina de disputas ideológicas y estratégicas en pro de los intereses de Estados Unidos.
¿QUÉ VERIFICAMOS?
María Elvira Salazar, de padres cubanos, tiene en la mira al gobierno del partido Libertad y Refundación (Libre) y, cada vez que tiene tribuna en Washington o frente a los medios, aprovecha para lanzar críticas y advertencias sobre el rumbo político de la administración de Xiomara Castro.
Durante la audiencia del Subcomité de Asuntos Hemisféricos del Congreso estadounidense, la congresista refirió que Honduras se encontraba en “crisis económica”. Esta crisis, a su criterio, es debido a que «la señora Castro (Xiomara Castro) le abrió las puertas al régimen comunista de China y hasta ha dicho que podría entregarle la base aérea de Palmerola, que es una instalación militar estadounidense, la más importante en América Latina».
¿QUÉ DIJO XIOMARA CASTRO?
Durante la comparecencia del 01 de enero de 2025, transmitida en cadena nacional, la presidenta Xiomara Castro, envió un mensaje al presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump quien, tras su triunfo, actuando como presidente electo, anunció la aplicación de leyes a inmigrantes más severas, y retornar a sus países de origen a miles de personas sin un estatus migratorio legal, entre ellos hondureños.
Ante la amenaza de Trump, Xiomara Castro, manifestó que su gobierno esperaba que la nueva administración estadounidense estuviera abierta al diálogo y que no se tomaran represalias en contra de los migrantes hondureños.
Castro, advirtió que de concretarse la deportación masiva de hondureños, que sostienen la economía del país y frente a la actitud hostil de expulsión masiva, “tendríamos que considerar un cambio de nuestras políticas de cooperación con Estados Unidos, especialmente en el campo militar”.
Al tiempo que recordó que el país del norte, tienen bases militares, “sin pagar un centavo”, en décadas, las cuales, según Castro “perderían toda la razón de existir en Honduras”.
Durante la cadena nacional, en la que habló de una diversidad de temas nacionales, previo a mencionar lo de la base militar, la mandataria hondureña expresó una invitación a Donald Trump para invertir en el proyecto del Tren Interoceánico.
El Mirón, la sección de verificación de Criterio.hn buscó y analizó las comparecencias públicas y discursos de la presidenta Xiomara Castro, especialmente el mensaje emitido el 1 de enero, encontrando que la mandataria no ha expresado la intención de ceder a China la base militar, como lo asegura María Elvira Salazar.
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EE.UU. PIENSA EN SUS INTERESES NO EN HONDURAS
La lectura que hace el analista político Luis León sobre la audiencia en el Congreso estadounidense es que, más que una injerencia directa, responde a los propios intereses estratégicos de Estados Unidos, como la base de Palmerola y la relación de Honduras con China. A su juicio, quienes vieron completa la sesión deberían tener claro que “Estados Unidos está pensando en sus intereses, no en los de Honduras”, aunque desde Washington se envíe un mensaje al electorado hondureño para “defender su democracia, su institucionalidad y sus votos”.

El analista considera que la clave está en que sea la ciudadanía la que decida sin tutelas externas ni manipulaciones internas, y por eso llama a un voto masivo sin importar la preferencia partidaria. “Si el pueblo quiere que Libre gane, que gane Libre; y si el pueblo quiere que gane el Partido Nacional, que gane el Partido Nacional, pero que sea el pueblo el que lo decida, no los juegos de intereses y manipulaciones políticas”, plantea, subrayando que ni Estados Unidos, ni la OEA, ni la Unión Europea ni la ONU pueden sustituir la voluntad popular.
Además, advierte que, aunque figuras como María Elvira Salazar digan, “no voten por la izquierda”, si la mayoría se inclina por esa opción, Washington no puede impedirlo, más allá de adoptar posturas políticas, sanciones o medidas comerciales que terminan afectando al conjunto de la población.
León también advierte sobre los costos de una mala elección en las urnas, pues cualquier giro brusco en la relación con Estados Unidos podría traducirse en golpes económicos y diplomáticos que profundicen la crisis en la que ya se encuentra el país. Por ello, coincide parcialmente con el llamado externo a “decidir bien”, pero enfatiza que este deber no es una concesión a Washington, sino una responsabilidad histórica del propio pueblo hondureño.
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“INTERVENCIONISMO DESCARADO Y FRACASO DEMOCRÁTICO”
Las acciones –consideradas por varios analistas como injerencia— de congresistas estadounidenses en la coyuntura electoral hondureña es, para el periodista y analista nacional, Manuel Torres, el síntoma más visible de un problema más profundo: el fracaso de la democracia en Honduras y la dependencia estructural de su clase política.
“El intervencionismo electoral y político descarnado que estamos viendo de congresistas norteamericanos es una prueba más de nuestro fracaso democrático y que ese fracaso tiende a ser más grave en todo sentido”, advirtió Torres, al señalar que resulta igual de vergonzoso que haya candidatos viajando a Washington “para pedir buques de guerra” como que en cada gobierno se normalice el peregrinaje de funcionarios para entregar la conducción de la economía a cambio de préstamos que los mantengan en el poder.
En su criterio, son los propios políticos quienes han permitido que “gobiernos, instituciones y grupos de poder extranjeros” sigan viendo a Honduras como un “protectorado” donde se imponen agendas ajenas, una humillación que termina pagando la ciudadanía porque “a la mayoría de los políticos no les importa humillarse con tal de alcanzar sus ambiciones de poder”.

Torres subraya que la relación con la comunidad internacional —sean gobiernos, organismos multilaterales o actores de sociedad civil— debe basarse en vínculos sólidos y observación electoral independiente, no en observadores “amordazados” ni en tutelajes que crucen la línea entre solidaridad e intervención.
El analista sostiene que, históricamente, ha sido la ciudadanía la que ha “salvado los trastos” en los momentos más críticos, desde la devastación del huracán Mitch en 1998 hasta el golpe de Estado de 2009, y expresa su esperanza en que sean nuevamente los hondureños y hondureñas quienes “rescaten y luchen por la dignidad de Honduras” tomando decisiones correctas y actuando en consecuencia.

El Mirón concluye que no hay evidencia de que la presidenta Xiomara Castro haya dicho que va a “entregarle” la base de Palmerola a China; esa es una extrapolación o interpretación política de María Elvira Salazar, no una cita verificable de la presidenta, por lo que es Falso.





