Extorsión en Tegucigalpa provoca cierre de negocios y migración

Informes establecen que cerca de 600 pulperías han cerrado en Tegucigalpa en 2017 y esto que hay muchos que no denuncian

 

Por: Redacción CRITERIO

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Un nuevo informe señala que miles de tiendas de barrio han cerrado en la capital de Honduras en los dos últimos años por causa de la extorsión y están llevando a los residentes a huir, un ejemplo desolador del impacto económico que puede tener este negocio ilegal en los dueños de negocios y en la economía.

La pregunta que se hace el pueblo hondureño es que hace la Fuerza Nacional Antiextorsión que vive ufanándose por los medios del sistema

Según las autoridades de la Asociación de Consumidores y Usuarios de Honduras (Aconsumeh), en los dos últimos años se han cerrado en Tegucigalpa más de 1.500 tiendas de esquina, conocidas popularmente como «pulperías». El estudio afirma que esto representa el 30 por ciento de las pulperías de la capital, según El Heraldo.

Más aún, entre enero y junio de este año cerraron por extorsión cerca de 600 pulperías en la capital, de las cuales se estima que 30 por ciento no han vuelto a abrir, según las autoridades municipales.

El 50 por ciento de los dueños de los negocios declaró que cerraban por falta de negocios y bancarrota, 30 por ciento por cambio de dirección, y 20 por ciento sin motivo aparente, según El Heraldo.

Los pandilleros suelen extorsionar a los dueños de negocios por 200 a 600 lempiras (entre US$8,50 y US$25) mensuales, según El Heraldo. Pero los cobros pueden ser mucho más elevados. La dueña de una pequeña tienda, identificada  como «María» fue obligada a cambiar de residencia luego de que los criminales le exigieran el pago de 50.000 lempiras (alrededor de US$2.100).

«Ese momento fue para mí como una sentencia de muerte», declaró. «Con letras de periódico, los criminales me pidieron que les pagara la primera cuota al día siguiente. Todo lo que pensé fue irme con mis niñas».

Análisis de InSight Crime

La escala de cierres de pequeños negocios en la capital hondureña es en realidad una emergencia nacional, pues cada cierre de un negocio puede afectar a varias familias, no solo a los dueños del local. Más aún, el informe más reciente se centra solo en las pequeñas tiendas, lo que indica que el impacto de la extorsión puede estar mucho más extendido. Y, como se señaló en el informe de El Heraldo mediante los numerosos testimonios recogidos, la extorsión que más inciden en la migración.

Para la mayoría de las pandillas callejeras en Honduras —incluyendo a la MS13 y a Barrio 18— el control del territorio, mediante la extorsión en gran medida, es la base de sus empresas criminales. Y estas mafias extorsivas no se centran únicamente en los dueños de pequeños negocios. Por ejemplo, una investigación realizada por InSight Crime en 2016 estimó que las ganancias anuales de una sola pandilla por extorsión al sector transportador de Tegucigalpa pueden superar los US$2,5 millones.

En 2016, las autoridades hondureñas realizaron una serie de operativos antiextorsión en un esfuerzo por contrarrestar los impactos sociales y económicos de esas mafias en la sociedad, pero la extorsión parece mantener su dinamismo.

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