Por: Galel Cárdenas
¿Qué ética se cierne sobre el periodismo nacional que responde visceralmente a los pavorosos intereses de la élite más conservadora de la región centroamericana, que no admite bajo ninguna circunstancia la pérdida moral de su odio clasista?
El periodismo hondureño en su rol de mercenario político se desgañita ante micrófonos, pantallas televisivas y planas periodísticas como un vocero desquiciado que pregona, bajo la carpa viscosa de la oferta y la demanda, una realidad fictiva que solo en sus afiebradas mentes mercantiles existe.
El mundo dejó aquella circunstancia unipolar para convertirse en un vertedero de visiones de mundo donde el ser humano es el centro inequívoco de la sociedad terráquea.
El viejo anticomunismo imperial que fue diseminado por toda la prensa internacional, nacional y local, ya no posee aquella magia de convencer a los pobres que los pobres son sus propios enemigos.
El mundo neoliberal es una falsía del tamaño de la galaxia en que vivimos. ¿A quién se le puede ocurrir que debemos entregar nuestras vidas, haciendas y raigambres al oro grosero de la explotación del hombre por el hombre mismo?
El sentido histórico de la patria subsiste aunque los tarifados vendedores de sus conciencias al mejor postor narco-traficante, que ha penetrado las ambiciones desmedidas por una riqueza espuria, sigan sosteniendo en sus gargantas y plumas mercantiles que la verdad de la historia es una mentira inventada por vagabundos enajenados, que suelen expresar acá y acullá que el sistema político hondureño es injusto, es inequitativo y dependiente del imperio.
Si, la élite económica está penetrada por el narcotráfico, la policía y los gobernantes nacionales, ese dinero putrefacto lavado como sábana sucia de pasta blanca alucinógena va a para a los bolsillos de los periodistas mercenarios que divulgan falacias estratosféricas como que la Constitución tiene menor peso jurídico legal que una sentencia judicial emitida por la Corte Suprema de Justicia.
Así todo aquello que se desprende de la ambigua moral del dinero asqueroso que alimenta las cuentas personales financieras de los periodistas venales, constituye de inmediato un apoyo al delito internacional que mina las bases primordiales de la honestidad ciudadana, ya que, en el entramado, venimos a consumir productos de una élite corrupta que es capaz de fabricar pastillas de harina haciéndolas pasar por medicamentos que controlan las enfermedades sustanciales que conducen a la muerte.
La pregunta sobre si existe un periodismo cachiro, la responden los defensores de esa élite narcotraficante que apoya al Partido Nacional, socio y cómplice principal para la construcción de un narco Estado.
La frontera de la honestidad, la honradez, la probidad y la rectitud han sido borradas del mapa de la información y la comunicación social para mostrar un rostro donde debajo de la máscara que cubre el semblante, se encuentra un comunicador mafioso que vende su profesión por unos dólares manchados de muerte y deshumanización.
El país fundado por Dionisio de Herrera (primer derrocado por las fuerzas reaccionarias de la época), Francisco Morazán, José Cecilio del Valle o José Trinidad Cabañas, fue enterrado el día en el que en que se cambió la pluma, la voz y el rostro, por un aparato de contar billetes en los bancos mismos de la cachirecada.
Desde entonces, y partiendo de la catapulta horrorosa del golpe de Estado de 2009, entraron al territorio hondureño todas las pandillas políticas, militares, eclesiásticas, nacionales, internacionales e imperiales, a imponer el modelo de una sociedad modélica de como el crimen organizado estructura un gobierno para usufructuar el territorio libre de ataduras judiciales, morales, honorables y dignas.
Pero la patria incólume se alimenta todavía de los pensamientos sublimes de los fundadores de la patria altiva, tal como lo pregona el magnífico poeta Pompeyo del valle, premio nacional de literatura.
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Me encanta desafiar el poder y escudriñar lo oculto para encender las luces en la oscuridad y mostrar la realidad. Desde ese escenario realizo el periodismo junto a un extraordinario equipo que conforma el medio de comunicación referente de Honduras para el mundo Ver todas las entradas
9 respuestas
No uno,todos los tarifados periodicos y supuestos presuntos periodistas.
El escritor Galel Cárdenas me remitió-sin duda alguna- a Renato Alvarez, Eduardo Maldonado y su pacotilla, al Rodrigo Wong Arèvalo, Rosendo García que se da el taco de llevar en “exclusiva” a su mulata hijita a conciertos de Justin Bieber, Edgardo Melgar, Roberto Ordóñez, y no digamos TODOS LOS ARRASTRADOS RELACIONADORES PUBLICOS… tantas bajezas e ingratitudes en manos de estos cachiroperiomicrofoneros!!!! Qué dañinos estos tipos
Son narco petiodistas
Se avisto que los medios an abandonado al pueblo solo se an puesto afabor del gobierno despota y corructo y violador de la costitucion
Me imagino que si.
Este pendejo se quedó anclado pero muy arriba, desfasado con ese discurso
Cicariato mediatico.
Si ombe
CLARO EL VIOLADOR