Tomado de elPaís.es
Una cumbre organizada por Washington y México reúne en Miami a líderes centroamericanos para tratar una estrategia multilateral
Migrantes subidos a un tren en México rumbo a EE UU. EFE
EE UU quiere impulsar el desarrollo de Centroamérica destinándole menos dinero.
Si en el año fiscal de 2017 la partida de ayuda de Washington para el llamado Triángulo Norte -Guatemala, El Salvador y Honduras- fue de 650 millones de dólares, la del próximo año fiscal será de 460 millones, según el presupuesto que debe ser aprobado todavía por el Congreso. El recorte se contradice con el compromiso con la región expresado este jueves en una cumbre en Miami auspiciada por EE UU y México y a la que acuden los presidente de esos tres países.
El vicepresidente Mike Pence afirmó en su comparecencia: «Queremos permitir que ustedes crezcan, su éxito es nuestro éxito». Pero el acento de su discurso estuvo en la prioridad que concede la Administración de Trump a secar la corriente migratoria del sur. «Nos aseguraremos de que nuestras fronteras estén cerradas para aquellos que busquen hacernos daño y de que sean infranqueables para las drogas que están asolando nuestras familias y comunidades». Al proyecto estrella del presidente de completar un muro en toda la frontera con México se suma ahora el mayor hincapié en involucrar más a su vecino del sur y a los países centroamericanos en su política de contención migratoria.
El secretario de Estado Rex Tillerson formuló la misma idea. «Buscamos impulsar la seguridad nacional estadounidense, garantizar nuestras fronteras y avanzar en nuestro interés económico», dijo al abrir la Conferencia para la Prosperidad y la Seguridad en Centroamérica, indicando a continuación que «promover la prosperidad» de la zona «es un componente central en este esfuerzo». «Lo que sucede en estos países afecta directamente (…) a EE UU y otros países de la región’.
El canciller mexicano, Luis Videgaray, se refirió a Centroamérica como «una responsabilidad compartida». «Tenemos que proteger nuestras regiones y mejorar su desarrollo económico». En una entrevista con la agencia EFE, El secretario de Seguridad Nacional de EE.UU., John Kelly, ha planteado que las fuerzas de seguridad mexicanas entrenen a las centroamericanas. «Tienen una gran experiencia en la lucha contra la corrupción dentro de la policía y los gobiernos, los mexicanos tienen una gran experiencia en eso, lo hacen todos los días, tienen una gran experiencia en operaciones militares para llegar a las instalaciones donde se ubican las drogas».
El presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, ha declarado que «una Centroamérica convulsa, con falta de oportunidades, con violencia, es un enorme riesgo tremendo para Estados Unidos, para México y para la región». También acuden a la conferencia el mandatario salvadoreño Salvador Sánchez Cerén y el guatemalteco Jimmy Morales. Entre los tres países, según datos oficiales, hubo en 2016 15.809 asesinatos, una tasa de 50,6 por cada 100.000 habitantes, cinco veces más del porcentaje que establece la Organización Mundial de la Salud para hablar de una epidemia de homicidios.
El Banco Interamericano de Desarrollo anunció el miércoles una iniciativa para invertir 2.500 millones de dólares en infraestructura en los países del Triángulo Norte, 750 aportados por el BID y el resto proveniente de fondos públicos y privados. El director del organismo, Luis Alberto Moreno, resaltó a este diario la importancia de que la palanca de desarrollo sean los propios gobiernos y sectores privados de la región: «El núcleo del compromiso tiene que venir de sus propios países», dijo, y apuntó como un vector de progreso para estos tres países, «pensados como una plataforma de 30 millones de habitantes», su «integración en las cadenas de producción de México» hacia EE UU.
España estuvo representada por el secretario de Estado de Cooperación Internacional y para Iberoamérica, Fernando García Casas, que, según dijo a EL PAÍS, apreció entre los representantes centroamericanos la convicción de que se encuentran ante «una ventana de oportunidad por el interés de EE UU en acercarse a la región».
La atención de EE UU a Centroamérica se disparó en 2014 con la crisis de los migrantes menores. Cerca de 100.000 llegaron sin compañía de adultos entre octubre de 2013 y julio de 2015 desde el Triángulo Norte, en pleno recrudecimiento de la ola de homicidios criminales en sus países. En 2016 trataron de alcanzan EE UU en busca de asilo 164.000 ciudadanos de esos tres países, según cifras del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).
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Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas
2 respuestas
Lo que no analiza EUA que apoyando gobiernos corruptos de A.L. abre las puertas a la indignacion de lis pueblos..buena ayuada seria que no los tomen como borreguitos…a quien le importa la seguridad de ellos si son los que propician la desigualdad de las poblaciones.
La repugnante hipocresía de Juan Orlando Hernández no tiene límites, la convulsión social en muchas ocasiones es producto de la falta de inversión social: educación, salud, vivienda, recreación y más; pero todo lo anterior no puede materializarse en un país donde impera abiertamente la corrupción en las más altas esferas gubernamentales y privadas.
No es producto de la casualidad que países europeos estén invirtiendo importantes recursos económicos para tratar de frenar la corrupción existente en Honduras, Estados Unidos, aunque de manera hipócrita también ha señalado que Honduras tiene serios problemas de corrupción y que este mal debe ser combatido de inmediato.
Como RATA acorralada Juan Orlando Hernández se vio obligado por la presión social a solicitar a sus compinches de la OEA para que estos crearan la MACCIH, esto a manera de detener el enorme desgaste político que el Partido Nacional sufría por las enormes acusaciones de la sociedad hondureña con respecto a la corrupción llevada a cabo por la dirigencia de este partido político.