Por: Tomás Andino Mencía
En la gran mayoría de la población y de las fuerzas política del país, existe el consenso de que JOH debe salir del poder. El pueblo lo clama en las urnas, en los eventos públicos, en las calles, redes sociales, hasta en las playas. Por corrupto, fraudulento, vendepatria y autoritario, la consigna “Fuera JOH” es ya un himno nacional.
Pero ¿es JOH el problema principal? Muchas personas creen que sacándolo se acabarían los males de Honduras, pero ese es un error. Nadie duda que es parte del problema y que es necesario que lo echemos, pero solo sacándolo a él apenas comenzaría a resolverse la penosa situación que vivimos como país. Porque el problema no es él; el problema es el sistema al cual sirve. Este sistema se llama Capitalismo.
El capitalismo es el sistema económico que predomina en Honduras desde fines del siglo XIX, y es parte de un sistema capitalista mundial. Tiene como finalidad incrementar las ganancias de los capitalistas, es decir, de los empresarios, terratenientes, banqueros, grandes comerciantes y transnacionales. Ese incremento lo consiguen explotando, saqueando y sumiendo en la miseria a la mayoría de la población. En el capitalismo la existencia de una enorme mayoría de pobres e indigentes (casi 70% en Honduras), no es una “anomalía” del sistema; es una condición necesaria para que los más ricos aumenten sus cuentas bancarias hasta lo obsceno. Con este sistema no cabe esperar ningún “desarrollo” sino un incremento del abismo entre los que tienen demasiado y los que tienen casi nada o nada.
La oligarquía burguesa que se beneficia de este sistema es el verdadero poder en Honduras. Los presidentes que colocan a través de los partidos políticos de los capitalistas, como el Partido Nacional y Liberal, no son puestos para velar por los intereses de la mayoría del Pueblo, como nos quieren hacer creer, sino de esa ultra minoría. Y JOH no es la excepción. Ha sido puesto para aumentar hasta límites inimaginables, la explotación y saqueo de nuestro pueblo y de nuestros recursos naturales.
SE ACABÓ EL TIEMPO DE LAS REFORMAS. NECESITAMOS UNA REVOLUCIÓN
Dicho lo anterior, convendremos que la estrategia para salvar al país de su crítica situación, y construir un nuevo sistema económico y social, que sea justo, democrático, incluyente y equitativo, no puede lograrse solo sacando a JOH, sino que debe continuar hasta quitarle el poder económico, político y militar a la oligarquía explotadora, corrupta y vende patria. Y eso no se logra solo sacando a la cabeza, sino al sistema oligárquico desde la raíz. De lo contrario, como la Tenia o Solitaria hace en un intestino, aunque se le corte podría generar una nueva cabeza para sustituirla y continuar su dominación.
Cambiar el sistema capitalista, y no solo echar a JOH, es en efecto una idea radical, que no la oirá todos los días. Mas de uno la considera “utópica”; pero, si lo pensamos bien, es de lo más realista. Lo utópico es creer que se podrá “corregir” este sistema mientras esa oligarquía siga en el poder, y que se podrá desplazar del poder a la oligarquía solo participando en elecciones. El ultimo que tímidamente intentó reformar “un poquito” este sistema fue derrocado en 2009 por la oligarquía mediante un Golpe de Estado sangriento; y la última vez que se intentó sacar al dictador con votos, nos robaron el triunfo (por segunda vez) y hubo más de 40 personas asesinadas y miles de heridos y golpeados. Probablemente el lector(a) vivió esto y no se lo contaron.
Lo dicho significa que aquí ya no hay lugar para soluciones desde dentro del sistema. Lo que Honduras necesita es una REVOLUCIÓN que beneficie al Pueblo, es decir, una Revolución Popular. Cualquier estrategia que no se encamine hacia preparar y hacer este cambio revolucionario, que sustituya el actual sistema capitalista por uno nuevo, estará condenada a fracasar al largo plazo y repetirá década tras década, el mismo martirologio que hemos vivido desde hace más de cien años.
QUIÉN ES QUIÉN FRENTE A LA DICTADURA Y EL SISTEMA
En el escenario nacional, hay muchos actores políticos y por momentos cuesta comprender cuáles de estos están en la ruta correcta para hacer esta Revolución y quienes, por el contrario, son nuestros enemigos, quienes no son de fiar y con quienes si vale la pena arriesgarse. El presente aporte analiza el espectro político del país para que el lector pueda reflexionar mejor en este tema.
En el escenario nacional encontramos tres grandes bloques de posiciones políticas frente al régimen actual, dentro de las cuales se hallan variantes secundarias. Las identificamos así: 1) El Frente Contrarrevolucionario. 2) La oposición burguesa y reformista de centro. 3) Las fuerzas populares antidictadura.
El Frente contrarrevolucionario
Este es el enemigo principal del proceso revolucionario que el país necesita porque ahí se encuentran los sectores de la oligarquía que actualmente saquean el país a manos llenas, en alianza con las transnacionales imperialistas y el crimen organizado. Es el sector que detenta el poder real en Honduras. Este bloque está unido para sostener a este gobierno hasta el próximo proceso electoral, y después de éste, está decidido a continuar con la dictadura.
Pero dentro de este bloque hay matices importantes, debido a la coyuntura política nacional e internacional. Están, por un lado, los oligarcas incondicionales a JOH y, por otro, quienes le dan un apoyo condicionado y temporal.
Como incondicionales a JOH, encontramos a su círculo más cercano de compinches dentro del Partido Nacional. Es un círculo muy cerrado y ultra minoritario, en el que visiblemente solo lo acompaña el equipo de gobierno y algunos alcaldes (Tito Asfura, parece ser uno de ellos) porque el dictador se está quedando sin el típico apoyo ciego que lo caracterizó hasta el año 2017, cuando se vio obligado a entregar a los tribunales de Estados Unidos a varios líderes de su propio partido. Lo único que lo sostiene es la fuerza policial, militar y paramilitar, en particular la Policía Militar del Orden Público. Para compensar su debilidad política, JOH trata de mejorar su relación de fuerzas en el Congreso Nacional con iniciativas desesperadas, como adelantar las elecciones internas, incorporar como diputados a miembros afines del PARLACEN, o chantajear a sus rivales con incluirlos en la lista de “entregables” a los tribunales gringos. Pero esto, en lugar de solventar su debilidad, ha incrementado sus enemigos internos.
El otro grupo, que apoya condicionada y temporalmente a JOH, es el grupo de quienes cuestionan, abierta o secretamente, la viabilidad de JOH para seguir en un nuevo periodo consecutivo en las elecciones de 2021, pero que defienden su permanencia en el poder hasta entonces, porque quieren evitar la salida del poder del Partido Nacional. Como la mayoría de su liderazgo está involucrado en los grandes negocios producto del tráfico de influencias, corrupción y narcotráfico, temen que una salida de JOH antes del 2021 les deje sin oportunidad de sucederlo en el gobierno y eso los exponga ante la justicia, por lo que harán todo lo posible para seguir en el poder. En ese sentido, este subgrupo es el más interesado en mantener la dictadura oligárquica, con JOH o sin él. Aquí se ubica la mayoría de líderes del Partido Nacional, como Mauricio Oliva, quien ya lanzó su precandidatura, Porfirio Lobo Sosa, quien adversa públicamente el continuismo de JOH, y otras figuras del cachurequismo como Ricardo Álvarez.
Este grupo plantea que hay que ir a elecciones en 2021, para lo cual hicieron “reformas electorales” cosméticas en las que se mantiene la hegemonía del Partido Nacional y Liberal, mientras que sutilmente tratan que JOH sea excluido de las mismas.
Como anzuelo para que otras fuerzas de oposición los acompañen, hábilmente este sector del cachurequismo coquetea con otras fuerzas políticas en el parlamento hondureño, haciéndoles propuestas atractivas. Por ejemplo, proponen que para las próximas elecciones se instale una Cuarta Urna en la que se consulte sobre las otras reformas electorales pendientes (reelección, segunda vuelta, constituyente), a lo que el Partido LIBRE, que participo en las pláticas, no ha aceptado pero tampoco lo ha rechazado. La pregunta que surge es ¿si tanto interés tienen, por que no las aprueban ahora que tienen mayoría absoluta? La respuesta es evidente: Porque a la cúpula nacionalista no le interesa que se aprueben y de repente ni hacer la consulta en sí, sino prolongar el actual estado de cosas, y por tanto, la vigencia del actual gobierno, hasta el próximo proceso electoral.
Hacia este último grupo parece inclinarse también la cúpula del Partido Liberal dominado por Carlos Flores Facusse o Micheletti, pues todo indica que no quieren perder la alianza estratégica que mantienen con el grupo de parlamentarios y magistrados cachurecos que controlan el Congreso y la Corte Suprema, la cual eventualmente podría salvarlos también de rendir cuentas ante la justicia.
Aún estarían por definirse los partidos de maletín recién creados o asaltados por el oficialismo, como el PAC, FAPER, VAMOS y aquellos partidos enanos, que se han acostumbrado a recoger las migajas del poder, como la DC y UD, entre otros. Pero es previsible que hacia donde se incline la balanza de esta pugna interna en el cachurequismo, muy probablemente hacia ahí se dirijan estos oportunistas de derecha.
Mención aparte merece el gobierno norteamericano, que también forma parte de este Frente contrarrevolucionario. Este ha apoyado a JOH hasta la actualidad, porque le ha servido para sus negocios en el país, para seguir los lineamientos del FMI y su política internacional en Venezuela, Palestina, la OEA, etc. Pero este apoyo no es incondicional. De hecho, las recientes declaraciones de legisladores demócratas en el Congreso y el anuncio de la suspensión de la cooperación económica de Estados Unidos al triángulo norte centroamericano por parte de Trump, auguran que puede producirse un cambio, por el cual JOH podría ser sacrificado para dar lugar a un gobernante menos incómodo, en el contexto del proceso electoral presidencial en aquel país, en el cual los vínculos del gobierno de JOH con el narcotráfico, crecientemente demostrados en los tribunales de New York, pueden ser una piedra en el zapato para las aspiraciones reeleccionistas de Trump.
Pero no hay que engañarse. Aunque eso sucediera, a quien el gobierno gringo apoye, no seguiría los intereses del Pueblo sino de la oligarquía y los suyos propios de imperio.
La “oposición” burguesa de centro izquierda y de derecha
En el lado de la oposición burguesa, encontramos un espectro variopinto de sectores que, desde la centro-izquierda hasta la ultra derecha, buscan la salida de JOH del poder, pero difieren en sus posiciones políticas, sobre todo en torno al próximo proceso electoral. Debe aclararse que aquí tomaremos como medida para hacer el análisis, los hechos más que los discursos de sus liderazgos.
El Partido LIBRE
LIBRE es un partido de centro izquierda, de lejos el más numeroso y organizado de la oposición. Su liderazgo mantiene un discurso de izquierda, llamando a la insurrección y a conformar “Comandos Insurreccionales”, incluso proponen una sociedad socialista y una Constituyente. Pero, haciendo a un lado esa fraseología, encontramos una práctica totalmente opuesta frente al régimen, a pesar de ser el más golpeado por su represión. Por ejemplo, fue el único partido de oposición que coincidió en intereses con el cachurequismo para aprobar las mencionadas reformas electorales, que le aseguran al bipartidismo tradicional su hegemonía en los nuevos organismos electorales. La armonía con el ala del Partido Nacional en el Congreso fue tal que LIBRE prefirió romper la alianza que sostenía con el resto de la oposición en pro de reformas más sustanciales, como la segunda vuelta, el voto electrónico, entre otras, para concertar una alianza practica con la bancada del partido Nacional, conformándose en lo inmediato con reformas cosméticas.
Estas coincidencias con el cachurequismo no son nuevas. En el pasado reciente se produjeron otros armónicos alineamientos entre los partidos Nacional, Liberal y LIBRE, para nombrar representantes ante el Registro Nacional de las Personas, el Tribunal Superior de Cuentas, el Instituto de Acceso a la Información Pública y la Unidad de Política Limpia. ¿Coincidencias?
No olvidamos tampoco que meses antes de la crisis electoral de 2017, LIBRE fue el único partido opositor que defendía la tesis de la reelección (con diferencias sobre la forma de aprobarla); aceptó incorporarse al nuevo Congreso Nacional ilegitimo, y recibió sin chistar inaceptables incrementos de sueldo en el Congreso, repudiados por sus bases.
Adicionalmente, pese a contar con una gran capacidad de movilización, la cúpula de LIBRE se ha hecho de oídos sordos para liderar una movilización sistemática en los momentos de mayor debilidad de la dictadura y de mayor necesidad del pueblo, salvo uno que otro evento extraordinario, generalmente conmemorativo, que solo confirma la regla. Ejemplos de esta pasividad fue lo ocurrido en el caso de la reciente lucha de Pajuiles, donde LIBRE prácticamente estuvo al lado del alcalde de Tocoa, enemigo del movimiento popular, y el abandono de la lucha que libra el pueblo de Choluteca, así como su falta de actividad en la lucha por la libertad de los presos políticos, entre quienes se incluye a una de sus más destacadas lideresas, como es María Luisa Borjas, a punto de estar en prisión.
Tanta “coincidencia” nos lleva a la hipótesis de que la dirigencia de LIBRE se orienta a no hacer acciones que incomoden la gobernabilidad del Partido Nacional y, por otro lado, a coincidir con el sector cachureco que lidera Mauricio Oliva, para posicionarse mejor de cara a los próximos comicios generales, con cuotas de decisión (en minoría, claro) y de burócratas en el RNP, TNE, TJE, TSC, entre otros, pero al precio de ubicarse entre las fuerzas políticas que, sin confesarlo abiertamente, están dispuestas a aceptar la permanencia de JOH en el poder hasta 2021, lo cual puede explicar su pasividad frente a la crisis actual.
Como muestra de lo anterior, hemos visto el lanzamiento de precandidaturas prematuras a su interior, cuando la crisis social y política obliga al Pueblo a pensar en otras formas de sacudirse al régimen, lo cual solo fortalece la estrategia de desmovilización de la oligarquía para conducirlo a la vía muerta de las elecciones.
Esta conducta ambigua entre su discurso y su práctica ha producido un fuerte desgaste en el liderazgo de su Coordinador General y su cúpula, dado que la base de dicho partido nació en la lucha contra la dictadura y es, por su propio origen, antisistema; por tanto, no ve con buenos ojos estos deslices que, a fin de cuentas, le hacen un gran favor a la dictadura.
Por lo dicho, LIBRE no avanza hacia la Revolución que necesita el Pueblo, sino en sentido contrario. A pesar de su discurso y a algunas acciones aisladas de calle, la más sonada de las cuales fue el paro nacional del 27 de enero de este año (en el primer aniversario de la toma de posesión ilegítima de JOH), en las altas esferas se le encuentra cada vez más coincidiendo o contribuyendo con la estabilidad del régimen, lo cual lo lleva a desdibujarse progresivamente como partido de oposición. De persistir por ese camino, poco a poco se irá posicionando como el partido que vendría a sustituir al Partido Liberal, en un remozado bipartidismo.
La primera “Plataforma Ciudadana”
El sector de la oposición de derecha y centro derecha se aglutina en diversos agrupamientos socio políticos, que fueron surgiendo desde el año 2015 a 2019. En un principio, surgió la llamada “Plataforma por la Democracia”, aprovechando el clima de inconformidad social que genero el Movimiento de los Indignados de 2015. Esta primera plataforma agrupo a sectores de derecha, algunos de los cuales en el pasado participaron en el Golpe de Estado de 2009, como Ramón Custodio, Jorge Illezcas, Fito Facussé, Romeo Vásquez Velásquez, entre otros, quienes tuvieron el descaro de pedir que, quien debía sustituir a JOH fueran las golpistas Fuerzas Armadas. Carente de base popular efectiva, dado los antecedentes nada democráticos de sus miembros, esta iniciativa no pasó (más vale!) de algunas apariciones mediáticas.
Tras la crisis electoral y la disolución de la Alianza de Oposición contra la Dictadura en enero 2018, apareció la “Plataforma Ciudadana por Honduras”, que arrancó el 16 enero 2018. Inicialmente se propuso como objetivo ser “un mecanismo de diálogo para la consecución de los grandes acuerdos para el desarrollo del país, la consolidación de la paz, democracia y gobernabilidad de la nación, y garantizar el pleno goce de los derechos humanos y las libertades del pueblo hondureño” (Manifiesto de la PCH, 16 de enero 2018).
En otras palabras, en ese momento de crisis de la dictadura, la PCH promovió la idea de un dialogo entre la oposición política y social, y el gobierno, a fin de discutir en Mesas de trabajo los diferentes temas de preocupación nacional. Para ello, la PCH propuso al gobierno que la Organización de Naciones Unidas actuara como facilitadora y mediadora, incluso proponiendo candidatos para ello.[1] De ahí que no fue una casualidad que en el Diálogo propuesto por JOH intento participar Salvador Nasralla, teniendo tras de si ese respaldo.
Poniendo las cosas en su contexto, proponer un diálogo que obliga a reconocer que un usurpador tiene la condición de gobernante “legítimo”, es una forma elegante de avalar. Tal diálogo solo podía favorecer a JOH, porque alargaba las cosas en el tiempo, permitiéndole a este consolidarse en el poder.
Pero hay otros datos importantes.
El primer dato que permite entender el fondo de esta iniciativa, es que la Plataforma Ciudadana contó en ese momento con el apoyo de la Asociación para una Sociedad Más Justa (ASJ) que aportó un Secretario Técnico a tiempo completo[2]. Como es sabido la ASJ tiene un vinculo muy importante con la USAID, de donde recibe importantes aportaciones.
Como nada se mueve por casualidad, mi hipótesis es que detrás de la iniciativa de la primera Plataforma Ciudadana estaba la mano de la Embajada gringa. Esta suposición es coherente con el apoyo explícito al recién impuesto dictador que le diera la Encargada de Negocios de Estados Unidos en Honduras, Heidy Fulton desde el mismo día de declaración de resultados electorales, que solo en su imaginación fueron democráticos. También es coherente con el hecho de que el primero de los ocho temas que se propuso impulsar la PCH, fue el de las reformas electorales, tal cual era la posición de Luis Almagro, Secretario General de la OEA, por entonces uno de los más acérrimos “justificadores” de JOH y de reconocida inclinación pro USA. Que este fuera el primero de los temas no significaba otra cosa que retrasar la solución de la crisis para el 2021, algo totalmente inaceptable.
Sin embargo, es sabido que Nasralla rompió su participación en el diálogo ya que no logro que JOH aceptara tratar el tema del fraude electoral; también es conocida la historia de que el Partido Nacional se opuso a las reformas electorales más importantes (segunda vuelta, voto electrónico, entre otras) y de que proponían la reglamentación de la reelección, como una forma de legitimar su continuismo. En vista de esto, el primer intento de diálogo impulsado por la Plataforma Ciudadana por Honduras fracaso y no tenemos evidencia de que una coalición con ese objetivo haya renacido. Por el contrario, las cosas evolucionaron en otra dirección, como se podrá apreciar a continuación.
Fuerzas populares antidictatoriales
En este tercer bloque encontramos a un conglomerado de fuerzas sociales y políticas, que tienen como planteamiento común la inmediata salida del dictador, sin esperar el proceso electoral de 2021. También aquí hay matices, por lo que la exposición se subdivide en dos secciones; por un lado, la denominada “Acción Ciudadana contra la Dictadura” y por otro una serie de movimientos sociales regionales dispersos en varias partes del país.
De la segunda “Plataforma” a la “Acción Ciudadana contra la Dictadura”
En 2017, diversos líderes empresariales (Juliette Handal, Manuel Gamero, Juan Zablah) y políticos (como Julio Raudales, Rebeca Santos) habían conformado un grupo denominado “Convergencia Ciudadana” para exigir la no aprobación de las reformas penales que limitarían la libertad de expresión [3]; y por otro lado, diversas organizaciones de derechos humanos (CIPRODEH, CPTRT, entre otras) habían conformado la “Coalición contra la Impunidad” para demandar respeto a los derechos humanos de las personas que protestan y a los defensores de estos últimos. Sectores como estos participaron de la primera Plataforma Ciudadana en enero de 2018, pero tras el fracaso de esta, quedaron sin referente.
Para el año 2018, los escándalos de corrupción, las reiteradas violaciones a la Constitución y la suprema prepotencia política del régimen usurpador, sumieron al país en una sentimiento de hartazgo, que movió a varias de esas agrupaciones a unirse de nuevo, en sucesivas y cada vez más amplias coaliciones cívicas.
El 8 de noviembre de 2018, se conformó una nueva agrupación denominada “Plataforma Social Ciudadana de Honduras” (el nombre es parecido al de la primera plataforma, pero no son lo mismo), la que sumó todos esos grupos en la búsqueda del siguiente objetivo: exigir “la inmediata salida del poder” de Hernández “haciendo uso de las vías constitucionales, jurídicas y políticas existentes”, entre ellas “consultar al pueblo sobre la reelección presidencial, una salida acordada políticamente o ejercer nuestro derecho constitucional a la insurrección”; además demanda que se convoque a “elecciones generales anticipadas” a través de “un gobierno provisional” que tenga “garantías de respeto de la voluntad popular” para que los comicios se celebren dentro de los seis meses posteriores a la salida del gobernante Hernández. [4]
Justificaron esta petición en que “la ruptura del orden constitucional por la ilegal reelección presidencial y el irrespeto de la voluntad soberana con el fraude electoral de noviembre de 2017, del empobrecimiento y abandono de la población que sufre las consecuencias de la criminal corrupción y la impunidad que corroen a los Poderes del Estado”. (Ídem)
Esta nueva Plataforma Social Ciudadana fue conformada esa fecha por sectores políticos y sociales. Entre los políticos incorporó a sectores de todas las tendencias: De la centro derecha, como Enrique Ortez Colindres (PL), Salvador Nasralla y Luis Zelaya; de la ultraderecha, incorporó a perlas como Ramón Custodio López, y de la centro izquierda a personajes como Nelson Ávila y Rasel Tomé, del sector disidente de LIBRE. En el ámbito social sumo, según afirman, a unos 200 gremios, centrales sindicales y en general a organizaciones sociales de todos los matices.
Lo distintivo de esta agrupación es que se propone agotar primero los medios legales e institucionales del régimen, y en caso extremo hacer el llamado a una “insurrección popular”.
Como una bola de nieve una agrupación aún más amplia surgió en enero de 2019 para incorporar a otros sectores que no participaban de las anteriores, como por ejemplo, la Convergencia Contra el Continuismo. La nueva agrupación de tercer nivel se denominó “Acción Ciudadana contra la Dictadura” (ACCD), por iniciativa y facilitación del Padre Melo.
Esta agrupación, de acuerdo a la versión de Salvador Nasralla, la conforman: “Convergencia Ciudadana, Convergencia contra el Continuismo, Plataforma Social Ciudadana por Honduras, Partido Salvador de Honduras, Partido Liberal, Partido PINU, Movimientos del Partido Libre y muchos ciudadanos comprometidos con la restauración del Estado de derecho de Honduras”. [5]
Una de las primeras medidas que dicha Plataforma tomo fue demandar al Ministerio Público que ampliara la acusación del caso Pandora para incluir a Juan Orlando Hernández, ya que este no lo incluye en el juicio, a pesar de que fue citado por uno de los testigos. Seguidamente, la Acción Ciudadana convocó a una movilización de calle el 20 de enero para exigir la renuncia de JOH, y junto a LIBRE a un paro nacional para el 27 de ese mismo mes. [6]
En resumen, la ACCD es el mayor agrupamiento no partidario alcanzado por sectores populares, clases medias y sectores empresariales, en demanda de la salida anticipada del dictador, la formación de un gobierno provisional y la convocatoria a elecciones a 6 meses de su salida. Sin embargo, es necesario decir que este grupo, por su composición económica y social, no es propenso a generar movilización de masas, es decir que no convoca a la movilización de forma sistemática sino episódica, y además rechaza la violencia popular defensiva, en respuesta a la represión policial y militar.
De alguna forma esto se reflejo en el hecho de que la convocatoria a la movilización del 20 de enero fue raquítica y es porque ni los empresarios ni las clases medias son propensos a la lucha de calle. De hecho, se han dado discusiones al interior de la ACCD entre el sector empresarial, por naturaleza opuesto a las protestas callejeras y a la autodefensa popular, y los sectores que vienen de estas tradiciones de lucha. El otro problema es que la coexistencia de propósitos de clase muy diferentes dificulta la estabilidad de esta coalición, pues para mantenerla, obliga al movimiento popular a reducir sus demandas y la radicalidad de sus métodos de lucha, lo cual no es aceptable.
Nota relacionada Oposición, que no es oposición
Estos problemas hacen que una coalición de este tipo sea poco viable como alianza estratégica, y mucho menos como opción de gobierno, ya que, por regla general, los empresarios tienen pánico a la movilización radicalizada de masas, les da un infarto las demandas populares y sus métodos de “lucha” (marchas con banderitas, conciertos, etc), resultan inofensivos para el régimen, aparte de que los motivos que los llevan a oponerse a este son muy diferentes. De hecho, este sector de centro derecha y ultraderecha añoran ser ellos parte de la oligarquía y en el fondo son enemigos jurados de la Revolución. Por su naturaleza burguesa, más que a la lucha social, son proclives a llegar a entendimientos con el régimen y sumarse al frente contrarrevolucionario, si este actúa inteligentemente y le hace algún tipo de concesión.
Por eso, estos sectores conservadores no son de fiar, y solo pueden ser acompañantes de las luchas populares si se comprometen de manera concreta a hacer algo efectivo, es decir, en la acción, contra el régimen, más allá de lo cual difícilmente podremos entendernos sin hacer concesiones inaceptables. Por eso no es correcto hablar de “alianzas estratégicas” sino de alianzas tácticas, puntuales, y condicionadas a la lucha concreta. A eso es lo que se llama Unidad de Acción. Por lo dicho, si la ACCD se entiende como un espacio para la Unidad de Acción, y no para la conformación de una opción alternativa de gobierno a JOH, sería correcto apoyarla.
Sectores populares movilizados
Por otro lado, existe un conjunto de movimientos sociales, algunos de vieja data, como el movimiento campesino del Bajo Aguan, el pueblo Garífuna, el pueblo Lenca, el movimiento feminista y la juventud universitaria e intelectuales, así como movimientos de reciente creación, como el movimiento de los Indignados, los movimientos populares antidictatoriales de algunas regiones del país como Choluteca y Choloma, a nivel popular, y como el Colegio Médico de Honduras nivel de clases o capas medias, que hacen una frontal resistencia a los planes neoliberales del régimen.
Estos sectores populares se caracterizan porque promueven una movilización continua y sistemática, continua, decididos a crear condiciones para la salida de JOH en base a la lucha, no a la negociación. En ese sentido, son el tipo de movimiento que definitivamente se coloca en la perspectiva de una salida revolucionaria del dictador, por lo cual son los movimientos más rabiosamente reprimidos por el régimen.
En este grupo de fuerzas antidictatoriales encontramos un planteamiento anticapitalista o anti sistema, sin embargo, no aparece claramente en su horizonte de cambio, la lucha por el Socialismo al menos explícitamente.
La Izquierda marxista
La gran ausente en este tercer bloque es la izquierda revolucionaria y socialista de origen marxista, que podría aportar esta perspectiva socialista de cambio. Esta invisibilidad puede deberse a que, por cálculo político, teme desmarcarse abiertamente del gran caudillo de LIBRE (en el caso de la izquierda marxista que milita en dicho partido, como ocurre con “Izquierda Socialista”), o porque su fuerza es aún tan incipiente, que, a pesar de la justeza de sus planteamientos, apenas es perceptible su existencia (en el caso de la que milita por fuera del LIBRE, como ocurre con el PST o con “Izquierda Revolucionaria”).
Cualquiera sea la causa, los compañeros de estas agrupaciones marxistas deberían a revisar sus estrategias porque es evidente que no están calzando con las necesidades de la situación política del país y, mientras no pierdan el miedo a plantarse frente al caudillismo y al oportunismo, no estarán en condiciones de postularse como alternativa anticapitalista a las opciones de centro y de derecha.
CONCLUSIONES
Del análisis anterior, se puede extraer algunas conclusiones.
El poder se encuentra en un importante momento de debilidad política, enfrentado a sus contradicciones internas, tanto nacionales como internacionales, manteniendo una precaria unidad en torno a sostener al dictador hasta el proceso electoral de 2021. Llegar hasta ese proceso electoral, es una cuestión de vida o muerte para la dictadura, porque será la oportunidad que tendrá para remozarse, para continuar con JOH o sin él.
La estabilidad que tiene hoy día la dictadura se basa en la dispersión política de las fuerzas de oposición, que oscilan entre posiciones reformistas, de conciliábulos con un sector del cachurequismo, hasta posiciones de ruptura con este, demandando su salida con movilización popular. Afortunadamente, existe un sector de la juventud, los movimientos territoriales, el feminismo, el movimiento obrero y de clases medias, todavía incipiente, que se plantea una perspectiva consecuente de ruptura con la dictadura, alrededor de los cuales debería articularse un movimiento nacional social y político.
En respuesta al título del artículo, la oposición tal como está, no tiene las condiciones aún, ni para sacar a JOH, mucho menos para encaminarse a un proyecto de transformación nacional de naturaleza socialista. Reconocerlo es el primer paso para solucionarlo. Que esta situación pueda corregirse, es posible y necesario. Pero para que eso suceda, son necesarias, por lo menos, cuatro condiciones:
La primera: Que la base y la dirigencia más consecuente de LIBRE haga una campaña para que su dirigencia rompa todo acuerdo y componenda que implique aceptar la vigencia del dictador hasta el proceso electoral de 2021. Asimismo que suspenda toda campaña pre electoral que haya iniciado a fin de que todos sus esfuerzos se centren en echar al usurpador de la Presidencia.
La segunda: Construir la más granítica UNIDAD DE ACCIÓN de las fuerzas sociales y políticas, tanto de la resistencia popular como de la oposición política burguesa y de clases medias, para movilizarse en convergencia con los movimientos de indignados y movimiento obrero hasta sacar al dictador. Para esto es necesario que la dirigencia de LIBRE deje de poner excusas para no sumarse a la convergencia de esfuerzos que se hacen desde la ACCP para movilizar al pueblo contra la dictadura. Su aporte vendría a potenciar de forma extraordinaria las iniciativas de unidad que aquí se han descrito, y le darían al proceso la masa critica para sacar a JOH.
La tercera: En ese camino, el movimiento popular debe ser consciente de que, aun cuanto sea correcto caminar un trecho con aquellos sectores de la derecha o del empresariado a fin de sumar la fuerza necesaria para sacar al dictador, eso nunca debe llevarnos a perder nuestra independencia como movimiento popular frente a estos, y a no bajar nuestros métodos de lucha y nuestras expectativas sociales, para acomodarnos a los estándares de estos sectores burgueses.
La cuarta; No olvidar que nuestra meta al final del proceso es sustituir el sistema capitalista por el socialismo.
Para el largo plazo es una necesidad iniciar un debate sobre el tipo de organización revolucionaria que necesita el país, para enfrentar el reto de la transformación de largo plazo de Honduras, ya que, en la coyuntura histórica actual, ninguna de las opciones analizadas presenta una propuesta de superación del capitalismo, para dirigirse a una sociedad socialista. En ese sentido, una alternativa revolucionaria y anticapitalista todavía brilla por su ausencia.
[1] Ver: 1) http://asjhonduras.com/webhn/plataforma-ciudadana-por-honduras-urge-a-la-onu-a-actuar-como-facilitadora-de-dialogo/, y 2) http://asjhonduras.com/webhn/plataforma-ciudadana-por-honduras-propone-candidatos-internacionales-para-mediar-dialogo/
[2] http://asjhonduras.com/webhn/tag/plataforma-ciudadana-por-honduras/
[3] https://criterio.hn/2017/02/16/crean-convergencia-ciudadana-recuperar-la-institucionalidad-evitar-aprobacion-reformas-penales/
[4] https://www.efe.com/efe/america/portada/nueva-plataforma-ciudadana-por-honduras-pide-la-salida-del-presidente/20000064-3806433
[5] https://www.facebook.com/watch/?v=670143093383437
[6] https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=245973&SEO=oposicion-llama-a-paro-nacional-por-una-honduras-libre
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Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas
9 respuestas
Perdon. Sr. Andino.
Excelente columna Sr. Molina.
No hay necesidad de escribir un testamento. Aquí en Honduras manda el imperio gringo por medio de su embajada; los demás solo son mandaderos con caretas de poder.
No sólo es sacarlo que pague con carcel todos sus crimenes y atrocidades y despojarlos de todo su dinero y propiedades a el y todos los que lo rodean ya deve hacer un grupo de personas que los tengan biem reconocidos para despojarlos a todos heyos no solo a juan jolote al pueblo lo del pueblo
Ay Andino….Andino….
Nooooo, no tiene la unidad tampoco cojones
Si el capitalismo fuera la razon de los problemas entonces los paises como venezuela brasil y otros que lograron la transicion al socialismo no estubieran como estan.El problema no es el sistema sino la corrupccion que lamentablemente es parte integral de todos nuestros politicos sin excepcion.Eso fue presisamente el fracaso del gobierno de zelaya y no los utopicos cambios que nunca intento realizar.Por lo menos hoy hay instituciones que por primera vez han tenido logros reales en el combate a la corrupccion.
Abel Orlando Zeron Cabrera
El problema que veo, en Honduras la gente siempre encuentran otras cosas que hacer.
Salvador Nassrallah gano las elecciones en Noviembre.
Entonces hubieron unas protestas. Pero la navidad ya vena en Diciembre. La gente dejo de protestar, para ir a celebrar la navidad y el año Nuevo.
Hay vino Enero, la gente estaba cansada de tantas fiestas en Diciembre decidieron descansar.
En Febrero no podian protestar, pues el 14 venia y tenian que celebrar el amor.
Haci va la historia cada mes. Hay que descansar, despues de las fiestas.
Y Honduras nunca cambia, cada año esta mas peor.
La gente envez de pelear por sus derechos.deciden irse para los EEUU.
El pais con ideologia que a hecho Honduras un hoyo de lamentos.
Lilly usted ha hecho una descripccion casi perfecta del sentimiento de cada protestante…..olvido un detalle importante: los lideres supuestos ganadores no se estan al frente….y para colmo tienen por costumbre declararse ganadores sin tener siquiera el requisito minimo para probar el fraude: las actas que nunca aparecieron ni explicaron la razon.Por lideres asi yo no protesto.