Por: Patricia Murillo Gutiérrez
Un accidente a finales de enero me tiene apartada por casi 3 meses de la misión que el pueblo votante de Cortes me encomendó el 26 de noviembre último: cumplir como diputada en el Congreso Nacional la función de representar los máximos intereses de los ciudadanos.
El tema de la Salud en Honduras representa avatares que usted jamás podría imaginar hasta que cae en los diferentes círculos que transitara para recuperar la salud perdida. Si hay tema sensible y en el cual todos y todas deberíamos mostrar la mayor solidaridad, compasión genuina y empatía hacia él prójimo es cuando enfrentamos o enfrentan nuestros seres queridos y amigos, las duras pruebas que implica en el país más pobre de América el torear los obstáculos para enfrentar esos males.
Como periodista en tantas décadas he visto el deterioro de la calidad de vida de nuestro pueblo, al extremo que a nadie pareciera asombrar, la caída vertiginosa en el Desarrollo Humano que tenemos, donde las expectativas de vida aminoran y el irracional empleo del escaso presupuesto oficial en armas y mecanismos para mantener reprimida a la gente, constituyen la gran paradoja.
Dígame sino es mortal haber llegado a acumular una deuda pública no menor de 15 mil millones de dólares según el Fosdeh, que seguramente se fue vendiendo humo al pueblo.
Mi transitoria incapacidad, me dio más dimensiones de las irracionales conductas, del despreciativo lenguaje y de los manejos del vocabulario falsario (incluyendo de ciertos Medios de Comunicación) para encubrir la cruda realidad que nos aqueja.
Y tal situación me hace creer que, si hay país en el mundo donde la mayoría de los políticos en el poder, parecen gustar provocar la INFELICIDAD de este noble pueblo, es Honduras.
Y ante la escalada de violencia de toda índole este 2018, he descubierto que aquí impera esa histérica y maldecida corriente de hacer política que intelectuales del primer mundo llaman La Necro política. En contraposición a la Política por la Vida, por el Buen Vivir y Estado de Bienestar.
Necro, significa muerte. Y Política para fines operativos: ciencia que trata del gobierno y la organización de las sociedades humanas especialmente de los Estados, donde los que gobiernan aspiran a resolver los problemas que les afectan.
Honduras tiene olor a muerte por todos lados y aquí estamos llegando a situaciones de exclusión tal que los que controlan el Estado, los que gobiernan sea siguiendo la línea de los que crearon la República Bananera, la Maquilera y el Portaviones Honduras y de los organismos de crédito internacionales , mas sus propias ambiciones incalculables, perdieron la perspectiva mínimamente razonable, metiéndonos en una ingrata lucha por sobrevivir que cada día produce más excluidos y quita a los incluidos los escasos benéficos sociales que aún gozan.
Fijémonos amigos que lógica más perversa de los promotores de la Necro política en nuestro país: en tanto en Costa Rica hace casi 70 años se estableció la revolución de los cuadernos, al extremo que hoy, poseen la tecnología de punta para poner en órbita el primer satélite centroamericano y vigilar los avances del mortífero cambio climático, aquí los necro políticos, ensalzan la cultura de las armas , elogian los macro penales que hay y habrán aun cuando Los Pozos y las Tolvas son auténticas caldos de cultivo de los peores comportamientos a futuro porque allí no existe el mínimo sentido de la rehabilitación.
Llegamos al momento en que los cuerpos humanos serán eliminados si nos estorban o no hacen lo que queremos. Las agresivas conductas del machísimos patriarcal parecería que han escalado tras el fraude Electoral del 2017 e impone la ley de la selva, de los instintos y si una mujer especialmente joven sino se deja violar o no acepta el galanteo de un varón simplemente será eliminada.
Sabemos que la violencia es un germen inherente a todo ser humano, pero que esa raíz sea la que impera en muchísima gente especialmente la que tiene el, poder y nos dominan, es absurdo porque sojuzgan los principios elementarles de la convivencia humana, como es el mínimo respeto a las libertades y a los derechos humanos.
Y eso que estamos en el Siglo 21, la edad del superconocimiento, de la postmodernidad, donde la robótica y las tecnologías de la información nos elevan a miles de años luz de nuestros ancestros, los cavernícolas.
El control social del pueblo hondureño se da en los manuales que desembocan con la muerte del más rebelde a los ojos de quienes usurpan el país. El exterminio se da también, en la mala alimentación, en el auge de las enfermedades, en la escases de medicinas y tratamientos de calidad, en la falta de agua potable, en la mala salud mental que impera ante tantas tensiones y miedos que vive diariamente él y la hondureña.
Aquí parece que la vida es una moneda de cambio y quienes se apropia los los ríos a la brava, de las montañas, de los recursos naturales en fin de los bienes comunes, con la ayuda del poder político y sus brazos represores los militares y paramilitares, no les importa acabar con quienes sea para lograr sus objetivos económicos.
Es el lado más terrible, insano y grosero de este Neoliberalismo violento que está privatizando todo lo he significa negocio y dejándonos en las ruinas. No digamos a las inmediatas generaciones estas que nacen desde el año 2 mil para acá. Que cree usted que les heredara.
Esta necro política patológica sigue expulsando a nuestra niñez y juventud, la que aquí no tiene absolutamente nada que ganar y prefiere enfrentarse a las bandas criminales en México y los exabruptos de Donald Trump, antes de seguir siendo víctimas de este sistema hondureño.
Le pregunto a mis compañeros diputados del Congreso Nacional ¿si son ellos, ellas necropolíticos? Si se han puesto en el lado doloroso de los excluidos que son el 70 por ciento de los habitantes y si no han pensado que, aunque hoy estén muy incluidos en los círculos de poder, la vida no tiene barreras y de un momento a otro podemos o nuestros descendientes pasar a engrosar el triste ejercito de excluidos.
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Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas
Un comentario
No debería preguntarles,son Necropoliticos desde el momento que aceptan el primer soborno.
Sí el sueldo de un diputado fuera por su capacidad,o si fuera su sueldo el salario mínimo actúal,no existiría el congreso nacional.