3.- Gatopardismo: estrategia política del cambio superficial.
Por: Marta Tomé
Foto portada: Galleria Pananti Casa d’Aste. Florencia, Italia.
Antes de que continuemos con este análisis, quizás sea conveniente que le cuenta un poco sobre mis antecedentes políticos, así podrá comprender y juzgar mejor mis argumentos.
Como muchísimas y muchísimos hondureños, yo me crie con mi abuelita, la paterna; su ejemplo y enseñanzas influyeron en mi carácter y, en la forma de ver y comprender la vida.
En 1955, cuando la mujer hondureña obtuvo el derecho al sufragio, ella, que había nacido en 1883, ya tenía 72 años. En septiembre de 1957 hubo elecciones generales, las que ganó Ramón Villeda Morales (1909-1971) pero no sé si ella participó en esos comicios. Lo que si recuerdo es que siempre tuvo una opinión política, y la exponía sin remilgos:
• En 1954 no aprobó el golpe a Juan Jacobo Árbenz (1913-1971) en Guatemala ni le pareció que Juan Manuel Gálvez (1887-1972) renunciara a la presidencia con la excusa de estar enfermo. Y no es que recuerde esos hechos, pues apenas tenía 4 añitos, pero ella me los contaba, pues para ella la política siempre fue un tema a tratar.
• Los días después de la Revolución cubana (enero/1959), pasaba pegada al radio oyendo los discursos de Fidel Castro (1926/27-2016) en Radio Habana Cuba, que era clandestina. Yo, que estaba por cumplir los 9 años, y como estaba de vacaciones, la ayudaba a cuidar el gallinero. Teníamos algunos pollitos y muchas gallinas ponedoras porque vendíamos los huevos, lo que nos ayudaba a mejorar nuestras finanzas, que no andaban muy bien. Yo era la encargada de alimentar a los pollitos con los restos de la cocina y darles a las gallinas y al gallo la porción diaria de maíz. Con la manguera les ponía agua fresca en la palangana y ayudaba a recoger los huevos. Mientras llevaba a cabo mis obligaciones y mi abuelita las suyas mientras oían a Fidel, me preguntaba cuando trabajaría ese señor si se la pasaba dando discursos todos los días.
Un buen día, aunque no le puedo decir cuando fue, mi abuelita dejó de oír a Fidel, porque según ella repetía siempre lo mismo. Repeticiones de las que tampoco le puedo contar pues yo no oía a Fidel, mis ocupaciones eran en el patio y ella, por precaución, sintonizaba bajito la radio para que nadie se enterase lo que estaba oyendo. A lo mejor todo mundo hacía lo mismo, pero por las dudas era mejor tener cuidado. En todo caso, como mi abuelita era aficionada a la radio, lueguito encontró una emisora que ponía operas. Aunque el volumen del radio era más alto y yo medio podía oírlas en el patio, entre el cacareo de las gallinas, el pio- pio de los pollitos y el constante quiquiriquí del pretencioso gallo, sólo me recuerdo de La Traviata, porque mi abuelita me contó la historia de violeta, la famosa Dama de las Camelias, que ella había oído del locutar de la radio. Ahora sé que esa opera es de Giuseppe Verdi (1813-1901), y que en esos tiempos era María Callas la soprano que solía interpretar a Violeta. Y mire usted como es la vida, pudo haber sido la voz de María Callas la que medio llegaba a mis oídos hasta el gallinero.
• El día que John F. Kennedy (1917-1963) fue asesinado, fue la única vez que vi llorar a mi abuelita, a quien la vida había endurecido y no era muy dada a los sentimentalismos. Yo sabía del gran cariño que le tenía a Kennedy, aunque no comprendía el porqué, pues lo conocíamos sólo por los periódicos. Ya cuando mi inglés me lo permitió, leí y oi todos sus discursos, fue entonces cuando comprendí la perspicacia de mi abuelita. Los discursos de Fidel nunca me dieron por escucharlos, la opinión de mi abuelita se mereció siempre todo mi respeto y si a ella, esos discursos llegaron a aburrirla, pues por algo sería. Ahora que he oído 2 veces los monólogos de Rixi Moncada, comprendo porque a mi abuelita la aburrían los de Fidel y prefería oír La Traviata: https://youtu.be/e48viAGu9TY
• Su última reacción política que recuerdo fue hacía Oswaldo López Arellano (1921-2010), con quien siempre era muy condescendiente, es posible que los discursos de Modesto Rodas Alvarado (1921-1979) le hayan hecho sonar sus alarmas y haya visto el golpe de López como un mal necesario. Y en su gobierno, el segundo de facto, tuve mi primera experiencia profesional, pues ccuando terminé mis estudios de Economía, trabajé como analista de proyectos industriales en la Dirección General de Industrias, Ministerio de Economía. Fue una corta experiencia como empleada pública (dic/1972-mayo/1975), y aunque mi cargo era de poca importancia, me permitió enterarme de cómo funcionaba el gobierno, que seguirá funcionando igual sólo que con otros funcionarios.
Usted sabe que el golpe de Estado del 3 de octubre de 1963, fue el que permitió que en Honduras se instaurara la dictadura militar que se extendió por casi 2 décadas, hasta el 27 de enero de 1982, y que representó un punto de inflexión en nuestra historia política, que yo espero mi abuelita también lo haya reconocido, aunque murió 2 años antes que esa dictadura.
La dictadura de López Arellano fue el marco de mi adolescencia. En1969, después de la Guerra del Fútbol, el Dr. Miguel Andonie Fernández (1921-2013) y el Dr. Enrique Aguilar Paz (1931-2024) como alternativa a los 2 partidos políticos que se habían confabulado con los militares, tuvieron la idea de formar un nuevo partido, que fuese una verdadera opción ante el bipartidismo.
En 1970, durante mi tercer año de universidad, fundaron el Partido Innovación y Unidad Social Demócrata (PINU-SD) pero por la fuerte oposición tanto de nacionalistas como de liberales y militares que no querían competencia, fue hasta 8 años después, en 1978 que la solicitud fue aceptada y pudo constituirse el PINU. Rompiendo con el bipartidismo tradicional.
En Honduras, donde nada es transparente y las autoridades utilizan el poder para su propio beneficio no se puede decir a ciencia cierta cual ha sido la razón del fracaso del PINU, pues a pesar de que sus miembros y representantes han sido figuras prominentes, preparadas y honestas nunca dejaron de ser un partido minoritario. Las razones podrían ser:
1.- Que los hondureños seamos un pueblo completamente dundo, no sólo fanáticos en el deporte, sino completamente ciegos en la política.
2.- Pero también existe la posibilidad, para mí la más factible, que desde la 1a participación del PINU en elecciones, esas hayan sido manipuladas en detrimento del PINU, que desde el comienzo le hayan robado los votos y le dieran sólo un número reducido para eliminarlo desde el principio de la conciencia y mente del pueblo.
Yo nunca voté en Honduras, la única vez que lo pude haber hecho fue en las elecciones generales de marzo de 1971, la única elección durante la dictadura militar de Oswaldo López Arellano que yo presencié, disputada entre Ramón Ernesto Cruz (1903-1985) por el PN, quien la ganó, y Jorge Bueso Arias (10919-2023) por el PL. Pero en esa fecha yo todavía no había cumplido la mayoría de edad, que en ese entonces era de 21 años. Es posible que no hubiese votado porque ya era simpatizante del PINU pero éste todavía no había sido inscrito.
Mi simpatía por el PINU se la debo a German Edgardo Leitzelar Vidaurreta (1945), el novio, ahora el esposo, de una de mis compañeras de colegio. Él fue mi segundo mentor político, pues ya en esos tiempos había descubierto su vocación por la política, era de lo único que hablaba y se la pasaba leyendo libros de filosofía política. Así que mientras mis amigas leían a Corín Tellado, yo leía a Maquiavelo y a Rousseau por recomendaciones suya. Y como era uno de los juniors del PINU, fui descubriendo el no alineamiento político, que desgraciadamente no ha podido germinar en Honduras.
En 1977 llegué a Alemania, pero pude ejercer el sufragio hasta 21 años más tarde, en 1998, después de haber adquirido la ciudadanía alemana. O sea que la primera vez que vote ya tenía 48 años, ya era una votante madura pues había tenido suficiente tiempo para analizar detenidamente las ofertas y la orientación de todos y cada uno los partidos políticos, y mis votos siempre han sido bien meditados.
Mi único referente político alemán era Willy Brand (1913 -1992), quien en 1971 se ganó el Premio Nobel de la Paz y por quien sentía mucho respeto y admiración, pero cuando llegué ya se había retirado de la política (1974) y sus herederos de la socialdemocracia no me convencían para nada, mucho menos los de la democracia cristiana ni los liberales de centroderecha. Pero en enero de 1980 se fundó el partido ecológico de centro izquierda: “Die Grünen” (Los Verdes), basado en el liberalismo, el pacifismo, el feminismo y en una economía mixta y sostenible para proteger el medio ambiente como centro de su política ecológica. Un lujo político que como al PINU no podía ignorar. Desde su fundación, mucho antes de poder votar, me convertí en una ambientalista convencida y de corazón. Lo sigo siendo, pero debo confesar que siguiendo la lección del enfoque independiente que me dio mi abuelita y como últimamente la filosofía política de los verdes se ha vuelto muy diletante y alejada de la realidad alemana, he dejado de votar verde. Una etapa no igual, pero semejante por la que también ha pasado el PINU.
Como usted sabe, una obra, cualquiera que sea su naturaleza, necesita un título de la misma forma que las personas necesitamos un nombre que nos identifique, nos individualice. Pero el título de una obra va más allá, pues es la pista que el autor da sobre el contenido de su obra. Viene a ser un puente entre el lector o espectador y la obra. Por eso, también quiero contarle que encontrar el título de este rompecabezas me costó algo de tiempo y de reflexión, ya que no sólo tenía que identificarlo sino también representar, de la mejor manera, su contenido:
1.- Al principio pensé que la famosa frase: “Algo está podrido en el Estado de Dinamarca” me podría servir. Ya que esa frase dicha por Marcelo, el soldado raso y personaje secundario del Hamlet de William Shakespeare (1564-1616), define la podredumbre y corrupción política. Sólo hubiese tenido que cambiar Dinamarca por Honduras. La descarté porque en Honduras no es sólo “algo” sino casi todo lo que está podrido.
2.- Después pensé en Zavalita, el Santiago Zavala de Mario Vargas Llosa (1936-2025) en Conversación en la Catedral, y en la pregunta que se hace: ¿En qué momento se había jodido el Perú? Sólo hubiese tenido que cambiar Perú por Honduras. Pero el propio Vargas Llosa al tratar de responder a su pregunta, tiempo después diría que “No hubo ningún momento específico en que se haya jodido el Perú, sino que han sido en realidad varios momentos a lo largo de su historia”. Y ese es, exactamente, el caso de nuestra querida patria, y como este análisis tiene un enfoque hacia el futuro, el factor histórico es un elemento muy importante, pero no su objetivo. Sin embargo, la pregunta dio muchas vueltas en mi cabeza: ¿Qué acontecimientos eran los responsables de que Honduras estuviese tan jodida? Luego hablaremos de ellos.
3.- Cuando John F. Kennedy (1917-1963) fue asesinado el 22 de noviembre de 1963 yo tenía 13 años. Ese día ha quedado grabado en mi mente como que si hubiese sucedido ayer porque fue la única vez que vi llorar a mi abuelita. A principios de 1964, Paul Simon (1941) escribió el texto de una canción queriendo expresar su estado de ánimo por ese asesinato y logró dejar en él un trozo de melancolía. La llamo “The Sound of Silence” y la interpretó en dúo con Art Garfunke (1941). Por si le apetece oírla, aquí el enlace: https://youtu.be/p2ZqYrAV0ic
En 1967 vi la película “El graduado” con Dustin Hoffman (1937), me encantó, y mucho más porque me enteré que Simón la había compuesto en honor a JFK.
Como mi propósito es romper el silencio que generalmente nos caracteriza a los hondureños frente a los abusos de poder que sufrimos, pensé que podría sacudir a muchos de mis compatriotas con lo que les dijo Paul Simon a esos miles de personas que, en su sueño, vio que hablaban sin conversar, que oían sin escuchar… que no se atrevían a romper el sonido del silencio: «Tontos, no se dan cuenta que el silencio crece como un cáncer”. No solo por esa advertencia sino por todo lo que el texto de la canción encierra estuve a punto de tomar su nombre como el título de este rompe-cabezas, pero en esa canción hay demasiado misterio, también lo hay en la actuación de Mrs. Robinson y mi intención es aclarar y no exponer enigmas. Así que, a mi pesar, la busqueda tuvo que continuar.
4.- Cuando a comienzos de septiembre de 2024 se publicó el narco-vídeo de Carlos “Carlón” Zelaya Rosales que popularizó la frase: “La mitad para el comandante”, tengo que confesarle que por un momento pensé que sería un buen título para mi rompe-cabezas. Posiblemente sea la frase más popular en Honduras, una que todo hondureño conoce y hubiese podido servirme de señuelo para que algunos compatriotas se interesasen por mi análisis. Pero como título no acabó de convencerme pues este análisis, aunque en formato de rompecabezas, lo planeaba como algo serio, por lo tanto, así debería ser su título.
5.- Sólo unos días después de la publicación del narcovideo de Carlón, Marcio Carias, compartió en Facebook uno de sus magníficos mensajes culturales: la película El Gatopardo. De inmediato supe que había encontrado el título correcto:
“EN HONDURAS TODO HA CAMBIADO PARA QUE NADA CAMBIE”.
Si usted, estimada o estimado compatriota, es amante de la literatura política o de los grandes filmes de la cinematografía, el Gatopardo no le será desconocido. Esa famosa obra del siciliano Giuseppe Tomasi di Lampedusa (1896-1957), cuya historia Luchino Visconti (1906-1976). llevó a la pantalla, convirtiéndola en uno de los grandes filmes de la historia del cine, con Burt Lancaster (1913-1994) y Claudia Cardinale (1938-2025) en los roles principales.
La obra se basa en lo que luego la teoría política le dio el nombre de gatopardismo. Concepto que expresa la idea de llevar a cabo una transformación política que sólo cambia en la superficie de las estructuras del poder, mientras la médula se mantiene intacta.
Lampedusa, que era siciliano, en el Gatopardo narra la historia de Don Fabrizio Corbera, príncipe siciliano de Salina, y paralelamente la de su sobrino Tancredi, quien no se ocupa más que de mujeres y de juego. Tiene lugar en tiempos del Risorgimento, movimiento que llevó a la unificación de Italia como nación en el siglo XIX (1861), y por el que la nobleza siciliana, como miembro de la Casa de Borbón, perdió sus privilegios al anexarse Sicilia a la Casa de Cerdeña y formar parte de la Italia unificada con Víctor Manuel II de Saboya (1820-1878) como rey.
El príncipe de Salina ve con melancolía como llega el final de su familia, mientras Tancredi, que es joven y ambicioso, ve que, con ese cambio radical político, la única oportunidad que tiene de conservar su estatus es fingir aceptar y aprobar el cambio. Cuando se da cuenta que Giuseppe Garibaldi (1807-1882) y los camisas rojas iban a tomar el poder del sur de Italia no dudó en traicionar al rey Borbón y cambiarse de facción. Así logró mantener todos sus privilegios.
Camuflarse, simular promover un cambio… ¿No es lo que, a su manera, han hecho nuestros políticos a través de toda nuestra historia, y lo que, desgraciadamente, siguen haciendo? Engatusarnos aparentando querer el cambio, cuando lo único que buscan es obtener el poder para su propio beneficio.
Así que nada mejor que el gatopardismo para darle nombre al engaño que hoy, como siempre, se lleva a cabo en Honduras. Ese título no sólo resume, sino que expresa la realidad político-social de nuestra peligrosa situación actual, aunque heredada, y de cómo nuestros políticos se han venido disfrazando desde hace mucho. En Honduras se vuelve realidad lo que Lampedusa supo explicar tan claramente en su obra: “Cambiarlo todo para que nada cambie”. Porque los cambios son sólo en la epidermis sociopolítica, por lo tanto, puramente cosméticos, mientras la medula podrida se conserva intacta. Cambian los actores, los gatos, que llegan al escenario político con otro estilo, otros proyectos, otros valores, otra ideología; pero su fin es el mismo de siempre, obtener el poder para utilizarlo en beneficio propio. La corrupción se mantiene, sigue su marcha devastadora, sólo cambian, de vez en cuando, los intérpretes del teatro.
Para las élites corruptas, no sólo en Sicilia sino en Honduras y en todas partes, la política es el arte de engañar al pueblo con cambios superficiales con los que maquillan la realidad, mientras la esencia, con sus intereses personales y su corrupción, continúa intacta.
ESENCIA POLÍTICA DEL GATOPARDISMO: “Si queremos que todo siga igual, es necesario cambiarlo todo”. Suena paradójico, pero es el guion de la obra política hondureña.





