El empresario y político liberal recorre el Municipio del Distrito Central, prometiendo empleo a la juventud, agua «sin corrupción» y un gobierno cercano a la gente, mientras su presencia en redes y barrios crece a medida que avanza la recta final de la campaña.
Las huellas de su gestión como regidor y su papel en el fallido Trans 450 ponen en entredicho su discurso de transparencia, obligando a los capitalinos a sopesar su apuesta por la renovación en las próximas elecciones.
Tegucigalpa, Honduras. – “Aquí está su próximo alcalde, Eliseo Castro, candidato a la alcaldía con manos limpias”, dice Eliseo Castro, del partido Liberal, quien en su intento por sentarse en la silla municipal del Distrito Central se sube a los autobuses o los famosos rapiditos de la ruta urbana solicitando el voto a la ciudadanía.
En su intervención, propone trabajo para la juventud y además asegura que con la dupla de Salvador Nasralla, candidato a la presidencia, vendrá “el cambio”. Otra de las propuestas de Castro Pavón es “agua para todos, sin excusas y sin corrupción”.
A medida que se acercan las elecciones, Eliseo Castro aparece en concentraciones en barrios y colonias, la razón: quiere un gobierno “cercano a la gente”, de igual manera, su presencia en redes sociales y medios de comunicación corporativos es más frecuente. Criterio.hn intentó contactarse con él para conocer –de viva voz— su plan de gobierno para la comuna capitalina, sin embargo, no obtuvimos respuesta.
EL TRANS 450: LA SOMBRA DE ELISEO CASTRO
Ante el problema de congestionamiento vial en la capital, los candidatos a un cargo de elección popular, parecieran ingeniosos. Eliseo Castro propone un teleférico –al igual que su contrincante del Partido Nacional, Juan Diego Zelaya—. Pareciera que las propuestas políticas, son recicladas o copiadas.
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Según el candidato a alcalde por el partido Liberal, en una entrevista a un medio local, el proyecto lo tiene avanzado en estudios. Sus aspiraciones, señala, es que los capitalinos lo entiendan como “una realidad”.
“No es un proyecto de mentiras como el que algunos miembros o dirigentes de la capital constituyeron con el Trans 450”, asevera, y agrega que no quiere llegar a “improvisar” a la comuna capitalina y que su proyecto de teleférico no tiene un cálculo presupuestario y se desconoce el tiempo que esta construcción –en los aires de La Quezada y La Torocagua (colonias piloto)— llevaría.
Castro Pavón se presenta como “el de las manos limpias”, pero enfrenta contradicciones en su historial político. Durante su gestión como regidor de la municipalidad, Castro avaló el millonario contrato del fallido Trans 450, una obra que hoy es símbolo de corrupción y despilfarro en la capital hondureña, lo que pone en entredicho su discurso de transparencia.
En 2010, el entonces alcalde Ricardo Álvarez, del Partido Nacional, anunció la construcción de un sistema de metrobus con capacidad para 160 pasajeros, articulado por autobuses de aproximadamente 18 metros de longitud, equipado con tecnología avanzada de acceso, cámaras de vigilancia y centros de control.
Posteriormente, el 30 de octubre de 2012 se firmó el acta que contenía el acuerdo municipal para la ejecución del Trans 450, suscrita por Juan Diego Zelaya, alcalde legal en ese momento, junto a los regidores: Mario Enrique Rivera Callejas —actual candidato a la presidencia por el partido Democracia Cristiana—, Elisa María Ramírez, Lorenza Durón López, Santos Eliseo Castro, Julio Romilio Salgado, Doris Gutiérrez —actual designada presidencial—, Douglas Ortega Aguilar, Estela Hernández y Carlos Alberto Andino.
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En 2012, el Trans 450 fue presentado por Ricardo Álvarez como “una solución de transporte moderna, segura y económica”, pero la obra nunca se concretó. En ese momento, se buscaron tres fuentes de financiamiento: 30 millones de dólares del BID, 10 millones del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) y 18 millones de la Tesorería General de la Alcaldía.
Santos Eliseo Castro Pavón, empresario y político liberal, fue regidor durante el período 2010-2014, cuando se aprobó y ejecutó este polémico proyecto, concebido como la principal apuesta para modernizar el transporte urbano de Tegucigalpa. Sin embargo, el Trans 450 terminó siendo un símbolo de deuda y corrupción; financiado con préstamos multilaterales y fondos municipales, nunca funcionó y dejó a la ciudad una estela de abandono y millonarios pasivos.
Castro admite públicamente que, como autoridad edilicia, defraudaron a los capitalinos, aunque responsabiliza directamente a los alcaldes Ricardo Álvarez y Nasry Asfura por la ejecución y administración del fraude. Argumenta que los regidores eran “ajenos” a las decisiones ejecutivas, pero esta defensa resulta insatisfactoria ante la falta de fiscalización, pues la corporación municipal tenía mandato de supervisar el uso de fondos públicos.
La falta de transparencia y el silencio institucional en el caso del Trans 450 generaron impunidad y dudas sobre la posición ética de los regidores involucrados. El proyecto, que debió ser sometido a seguimiento y deliberación pública, terminó como un referente negativo de la participación edilicia bajo esa administración.
¿QUIÉN ES ELISEO CASTRO?
Santos Eliseo Castro Pavón es originario del municipio de San Isidro, Choluteca, nació el 19 de mayo de 1952, cursó sus estudios primarios en la escuela José Trinidad Reyes antes de trasladarse a Tegucigalpa, donde concluyó la secundaria en el Instituto Central Vicente Cáceres, graduándose de Perito Mercantil y Contador Público y más tarde se graduó en administración de empresas en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH).
En 1978 se convirtió en vendedor de ropa en los mercados de Comayagüela, ciudad gemela de Tegucigalpa, y su facilidad para concretar negocios lo llevó a consolidar lo que hoy es la Plaza La Norteña, considerada el primer centro comercial de Comayagüela, cerca de los más importantes mercados capitalinos.
Pero su vida política inició tras el paso del huracán Mitch en 1998, cuando aprovechó su liderazgo para la reconstrucción de los mercados. A partir de entonces, Eliseo Castro incursionó de lleno en la política, apoyando campañas presidenciales liberales. Al no tener éxito en sus pretensiones de ser alcalde capitalino, se convirtió en regidor municipal durante los periodos 2002-2006, 2006-2010 y 2010-2014.
En su discurso público, promueve la transparencia, la generación de empleo y el acceso al agua potable, proponiendo un modelo municipal cercano y orientado a la resolución de necesidades básicas de la ciudadanía.
De cara a las elecciones, queda a juicio de los habitantes del Municipio del Distrito Central decidir si las propuestas de Castro representan una oportunidad real de cambio o si sus antecedentes sólo refuerzan las dudas sobre la renovación política en la capital.
Un comentario
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