Por: Nicole Vaquero
Perdiendo el miedo a sonar repetitiva, pero más bien queriendo impactar de la misma manera que yo me he visto impactada ante las noticias de los atropellos que sufren las mujeres a diario; debo confesar, y digo esto con cierto temor y vergüenza, que para mí el femicidio no debería de ser categorizado como un delito aparte. Me parece que el brutal asesinato, sin importar el género, es de trascendencia. Sin embargo, me he visto tocada por los diversos movimientos alrededor del mundo que gritan y lloran desesperadamente la violencia y la muerte de las mujeres.
El pasado miércoles se llevo acabo en Argentina un marcha multitudinaria, dirigida por el colectivo «Ni una menos». La marcha fue convocada a causa del brutal abuso sexual que causó la muerte, por un dolor insoportable, de una joven de Mar del Plata, llamada «Lucia». La fiscal del caso en Argentina expresó nunca antes haber visto algo como lo sucedido. La convocatoria no se hizo esperar y rápidamente se movió hacia Chile, México, Guatemala, Uruguay, Paraguay, Bolivia, Francia y España.
La espectacular marcha, llena tanto de mujeres y hombres en Argentina, gritaban al unísono «NI UNA MENOS». La misma se llevo a cabo en escuelas, universidades, lugares de trabajo y dependencias públicas.
Vestidas todas de negro, las mujeres se tomaron una hora del medio día para salir y expresar su luto, dolor, miedo y angustia.
¿Sabían ustedes que cuando una mujer interpone una denuncia por alguna situación en específico con su pareja, lo primero que le preguntan es: «¿y usted que hizo?» ¿Sabían ustedes que se estima una mujer muerta cada 30 horas? ¿Sabían ustedes que el 98% de los casos de femicidio a nivel mundial según ONU Mujeres, queda en la impunidad?
Después de ver estos datos tan escalofriantes, cambié mi opinión acerca del femicidio y su calificación. Las mujeres son ultrajadas, maltratadas, violadas inhumanamente, humilladas, degradadas y vilmente destruidas todos los días a la vuelta de cada esquina. Muchos me podrán decir que esto es cuestión de cultura, ya que pasa en países en vías de desarrollo como el nuestro, ya que Honduras, Guatemala y El Salvador son países con las tasas más altas en dar muerte a las mujeres de una manera violenta y escalofriante; Pero se equivocan, pasa todos los días en las grandes y más desarrolladas capitales del mundo.
La mujer es reducida a nada por causa de celos (siendo esta una de las principales causas), machismo, alcohol, drogas y venganzas entre miembros de pandillas. Violencia no es solo golpes, destrozos de dientes, partirle la cabeza a alguien, sangre; violencia es el grito, el maltrato, la indiferencia, es crueldad, es barbarie.
Nunca asimilarán que no es necesario golpear, gritar, romper y matar para entender.
Después de haber visto estas marchas y cada uno de estos sucesos, no puedo más que sentirme impotente e incluso, culpable. El no hacer nada por nosotras mismas, por no apoyar, por no educar, nos hace descuidadas de nuestro género y del mundo que dejaremos para nuestras hijas, sobrinas y nietas. ¡Lancemos un grito de lucha y solidaridad a cada una de las mujeres en el mundo para que nos pronunciemos en contra de la violencia, del dolor y de la impunidad! ¡Unámonos en un espíritu de ayuda donde no exista temor de ser mujer! Gritemos «por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres».
#Niunamenos
¡Feliz Viernes!
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Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas
Un comentario
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