Por: Alex Navas
Profesor de Ciencias Políticas y Derechos Humanos (UNAH)
El 05 de febrero de 2024 inicia el juicio contra Juan Orlando Hernández (JOH), expresidente de Honduras (2014-2022), causa iniciada por la Departamento de Justicia de los Estados Unidos ante una Corte del Distrito Sur de New York por cargos asociados con narcotráfico a gran escala y posesión de armas. Anteriormente, el hermano del exmandatario, Antonio Hernández alias “Tony”, fue condenado por cargos similares una cadena perpetua más 30 años de cárcel[1] por ese mismo tribunal.
De la misma forma, Joaquín “el Chapo” Guzmán y Genaro García Luna, reconocidos personajes del “narco” mexicano ya fueron condenados por ésta misma Corte y las posibilidades de la defensa de JOH para ganar esté caso son realmente escasas, debido a la solidez de la carga probatoria, que presentó más de 3500 documentos clasificados y una docena de testigos “estrella”, muchos de ellos, narcotraficantes hondureños que supuestamente fueron socios de Hernández.
Si bien es cierto, este juicio será como una novela, al puro estilo de “Narcos” de Netflix, también será el retrato más oscuro de la historia política hondureña, donde los testimonios revelaran el secuestro que sufrió el Estado hondureño por una estructura criminal, concentrando el poder para impulsar desde la propia institucionalidad, un mecanismo efectivo para el trasiego de drogas y la corrupción a alta escala. De la misma forma, se podrán conocer las profundidades, de cómo el fallido sistema de justicia, coludido con esta organización mafiosa, no pudo encender las alertas rojas que pudieran contener al “Leviatán” desbocado, que amenazaba la propia existencia del Estado hondureño.
Seguramente, los relatos testimoniales de la defensa y la fiscalía harán cimbrar las estructuras políticas y económicas del país, abrirán una caja de pandora y liberaran todos los demonios que están dentro, al conocer de primera mano, los personajes políticos, empresariales, militares y policías de alta graduación que tuvieron vínculos estrechos con Hernández y colaboraron para traficar drogas, lavar dinero y cometer otro tipo de ilícitos. Probablemente, uno de los mayores damnificados en esta trama, será el Partido Nacional de Honduras (PNH), donde sus actuales liderazgos tienen mucha cercanía con el expresidente y probablemente serán señalados en el juicio, creando un cataclismo en sus propias estructuras y debilitando aún mas sus opciones de recuperar el poder político en el país. El PNH sufrirá las consecuencias nefastas de este juicio, y mas aún, por negarse a realizar una profilaxis interna y seguir empecinados en apostar por figuras ligadas íntimamente al juanorlandismo.
No es de extrañar, que los vínculos de algunas agencias de seguridad de los Estados Unidos (CIA, DEA, Comando Sur) con Juan Orando Hernández no saldrán a la luz, protegiendo la política exterior norteamericana, que tiene algunos claros oscuros, cuando se trata de proteger a dictadores y tiranos que siguen las directrices de Washington. Lamentablemente, para estos personajes, cuando ya no son útiles para sus intereses geopolíticos norteamericanos, son encadenados de pies y manos, como es el caso del General Manuel Antonio Noriega en Panamá, un monstruo creado en el mismo Departamento de Estado, que cobró vida propia, y que atacó violentamente a su propio creador, como el Frankenstein de Mary Shelley.
Lo mas importante de este juicio, no será la sentencia que podría imponérsele a Hernández, sino más bien, el rastro de sangre y violencia que dejo su paso por el poder en Honduras y las consecuencias que tendrán que pagarse como sociedad. Un informe de la revista Insight Crime de finales de 2023, señala que “Honduras pasó de ser un país de tránsito de cocaína a ser también un país productor de droga”[2]. De la misma forma, la implementación de la estrategia de “tierra arrasada” de las instituciones del país, solo ha dejado un peligroso desequilibrio democrático y una erosión casi completa del Estado de derecho.
Hernández, paso del cielo al infierno, de ser el hombre más poderoso de Honduras, con el control total de las instituciones, a ser un prisionero mas en el sistema de justicia norteamericano, donde se convirtió en el centro del juicio más importante de la historia de Honduras, con el riesgo de no poder volver a ver a su familia y ser recluido en una cárcel de máxima seguridad, donde solo vera la luz del sol pocas horas a la semana y como el mismo lo señaló “ Tres cadenas perpetuas podrían convertirme en un muerto en vida” [3]
La historia continuará y la sociedad hondureña seguirá viviendo los estertores del capítulo mas oscuro de su historia, con la estructura del crimen organizado y la corrupción intacta e incrustadas en todas las esferas del Estado, que no ha podido ser desmantelada debido a una institucionalidad frágil y una clase política que no ha hecho acto de contrición y continúa con las mismas prácticas que distorsionan los valores democráticos. Se debe apostar para construir verdaderos cerrojos constitucionales, impulsar un efectivo equilibrio de poderes y fortalecer las capacidades de la sociedad, que tiene la responsabilidad de ser mas efectiva en la construcción de procesos que encadenen al poder, para que este monstruo de aguas profundas, no se vuelva en contra de ella misma.
[1] Disponible en: https://elpais.com/internacional/2021-03-30/ee-uu-condena-a-prision-de-por-vida-por-narcotrafico-al-hermano-del-presidente-de-honduras.html
[2] Insight Crime (2023). Cultivar y consumir el miedo: la coca hondureña. Disponible en: https://insightcrime.org/es/noticias/cultivar-consumir-miedo-coca-hondurena/
[3] Disponible en: https://www.elpulso.hn/2022/03/28/joh-tres-cadenas-perpetuas-podrian-convertirme-en-un-muerto-en-vida/
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Abogado, Magister en Estado y Políticas Públicas, con una especialidad en DDHH. Profesor Universitario y activista y defensor de derechos humanos Ver todas las entradas
Un comentario
Gracias por el aporte investigativo y por compartir una problemática trágica que vive el pueblo hondureño. Es un paso importante en la historia de Honduras, que se haya extraditado a un expresidente para que rinda cuentas ante la justicia… sin embargo no puedo dejar de pensar en todos los horrendos crímenes cometidos con el pueblo hondureño y que estos quedaran en la impunidad y junto a ello de igual manera quedaran impunes todos los criminales que no fueron extraditados y que nunca serán llevados ante la justicia. sus crímenes quedaran en la impunidad. dentro de 10 años volveremos a tener otros personajes extraditados por los mismos delitos. la puerta quedó abierta y el negocio continua con mucha pujanza. Las extradiciones no resuelven la criminalidad generada por el crimen organizado y el narcotráfico. Mientras haya consumidores existirán productores y vendedores y mientras sean negocios generadores de mucha riqueza sobrarán mega corporaciones financiares con redes en todo el mundo para legalizar el dinero sucio venga de donde venga. Las soluciones no están en Estados Unidos, mucho menos con la extradición. Debemos fortalecer las capacidades de gobernanza, la legislación, la autonomía , la soberanía, la capacidad productiva, la educación y un desarrollo sostenible que promueva un bienestar y mejoramiento de condiciones; sociales, políticas, económicas, de seguridad, servicios de calidad en salud, educación, vivienda, acceso a la tierra …y a las oportunidades dignas para el autodesarrollo. Estados Unidos es responsable en gran medida de todo lo que sucede, el modelo económico voraz de saqueo y despojo que promueve e impone en el mundo empobrece y genera las condiciones para el surgimiento de propuestas oscuras y peligrosas para la vida de cualquier pueblo.