Por: Óscar René Vargas
“… a pesar de tantas víctimas y tanto dolor por la represión, centenares de presos políticos y desaparecidos y miles de exiliados, la dirigencia política (el gran capital y el empresariado) no termina de aprender las lecciones de la historia”.
Silvio José Báez.
- De acuerdo con el “Informe Mundial de la Ultra Riqueza, en Nicaragua hay 210 millonarios que acumulan más riqueza que 6 millones de nicaragüenses. Un gobierno progresista debe asegurarse que los ricos paguen sus impuestos y destinar esos ingresos a mejorar las condiciones de vida de las personas más pobres (más del 50 por ciento de la población): agua potable, salud y educación de calidad.
- En los últimos años (2007-2020), no sólo el número de los millonarios ha aumentado, sino que también lo ha hecho el nivel de su riqueza, y ello ha sido conseguido a costa de que el nivel de rentas de los sectores populares (asalariados, trabajadores, clases medias de renta media y baja) haya descendido.
- Este descenso del nivel de vida ha afectado con especial intensidad a los jóvenes que no acceden a estudiar ni tampoco a un trabajo, los NI-NI, los cuales, en perspectiva, no vivirán mejor que sus padres.
- A finales de 2019 se bachilleraron entre 90 mil y 100 mil jóvenes y se topan con un mundo hostil que no les ofrece nada. Alrededor de 70 mil jóvenes no podrán entrar a las diversas universidades públicas y privadas; tampoco podrán obtener un empleo. Se incrementará el número de los NI-NI: ni estudian ni trabajan.
- El descenso de los salarios reales ha ocurrido en todos los sectores de actividad económica. Como consecuencia, las desigualdades sociales se han disparado producto de las políticas públicas favorables a la acumulación acelerada de capital de parte de los sectores “de arriba” de la escala social.
- Según las cifras del Banco Central de Nicaragua (BCN) el salario real cayó desde US$ 274.55 dólares en 2006 hasta US$ 161.18 dólares en 2015. Es decir, el salario real se redujo en términos absolutos en US$ 113.37 dólares, equivalente al 41.29 por ciento. Desde esa fecha, el salario real no ha tenido ninguna recuperación para alcanzar el salario del año 2006.
- El fracaso del modelo económico corporativo, producto de la alianza de la nueva clase con la vieja oligarquía, se expresa en la incapacidad de inclusión social y productiva para la mayoría de la población. De acuerdo a los datos del Banco Central de Nicaragua nos muestra que la capacidad adquisitiva del conjunto de las familias trabajadoras ha disminuido en el período 2007-2020 debido al incremento del precio de la canasta básica, al congelamiento de los salarios y la disminución del salario promedio real.
- La derrota política del gran capital fue la consolidación y la autonomía política relativa del régimen autoritario, el afianzamiento de la relación partido-familia-estado y en la primacía de las reglas políticas informales frente a la normativa formal; es decir, las leyes establecidas.
- Por su alianza con los poderes fácticos le permitió al régimen Ortega-Murillo transfigurarse en un poder dictatorial autoritario. La consolidación de esa relación nefasta del partido-familia-estado fue alimentada por el pacto oligárquico, cuyo lubricante fue el reparto de los recursos públicos. Lo que permitió que las reglas informales continuaran imperando al lado de las leyes vigentes, pero no acatadas.
- A lo largo de la historia política de Nicaragua se puede observar que el incremento de las contradicciones sociales, económicas y políticas siempre produce una respuesta y un rechazo: esa es la característica de la insurrección ciudadana de abril.
- A partir de la rebelión de abril de 2018, el movimiento sociopolítico que denunció la injusticia, la represión y falta de libertades. La consigna “que se vayan todos” expresaba el hartazgo de la población empobrecida. La rebelión de abril fue el origen de una reivindicación que exigía democracia y que desde el inicio provocó gran temor a los millonarios, a los altos funcionarios públicos y a la dictadura.
- Los mayores errores políticos de la dictadura fueron: no negociar una salida política al inicio de las protestas y apoyarse en los paramilitares que torturaron, asesinaron y mataron a los jóvenes y autoconvocados para mantenerse en el poder.
- La gente millonaria o muy rica en Nicaragua (que representan una ínfima minoría de la población) influye desmesuradamente en la sociedad, en los partidos políticos y en la Alianza Cívica, configurando, en gran medida, las decisiones y el acontecer político cotidiano, promoviendo e influyendo su manera de pensar en muchos sectores sociales para favorecer sus intereses.
- Al mismo tiempo, tienen un rechazo abierto y/o encubierto hacia aquellas fuerzas políticas sociales que propongan reducir sus intereses o beneficios. Para tal fin, moviliza recursos políticos, económicos y mediáticos a su alcance para debilitar y/o eliminar a los que ellos (los millonarios) consideran una amenaza real o potencial.
- Con ese fin establecieron la estrategia de influenciar a los grupos de jóvenes a través de sostenerlos económicamente, promocionando seminarios de formación política, financiando sus viajes al exterior. Otra manera de influenciar fue a través de sus organizaciones de investigación en temas económicos y/o políticos.
- Todo ello con el objetivo de crear un clima político, intelectual y cultural afín a sus intereses estratégicos, tratando que sus acciones tácticas se presenten y se perciban como la “sabiduría convencional del país” o los intereses de la sociedad en su conjunto.
- La consecuencia es que una minoría, los millonarios o el gran capital, tenga tanta influencia política en el acontecer político nacional, lo que se traduce en el hecho que sea la “salida al suave” de la dictadura se haya transformado en la opción principal en detrimento de la caída inmediata de la dictadura y, por lo tanto, el peligro es que nos enrumbemos hacia un “orteguismo sin Ortega”, con una democracia restringida y sin justicia.
- El movimiento de abril 2018, propugna un cambio notable en el bienestar de las clases populares, para revertir el descenso de la calidad de vida, lo cual necesariamente requiere reducir y eliminar los beneficios y la antidemocrática influencia de los millonarios que tienen hoy en el país.
- Sectores de la clase política, empresarial, comercial, financiera y hegemónica actúan como si fueran pasajeros de primera clase del transatlántico “Titanic”, pensando que la solución de la crisis sociopolítica se resuelve con elecciones, con o sin reformas.
- Los violinistas de los poderes fácticos tratan de hilvanar alguna historia sobre las “circunstancias especiales” de los pasajeros de primera clase, sin percatarse del peligro de un naufragio de la embarcación.
- El problema de los riesgos políticos y sociales de la sociedad y su salida, afecta lo mismo a los “de abajo” como a los “de arriba”. Sin embargo, los pasajeros de primera clase siguen bailando, riéndose, bebiendo champaña y divirtiéndose, sin tener conciencia que el régimen está herido de muerte.
- El mensaje de fondo es: no importa que seas pasajero de cubierta o de primera clase, todos corremos los mismos riesgos si la dictadura se mantiene, ya sea con un “orteguismo con o sin Ortega”.
- En ambos escenarios, implicaría que la economía no se recupera los niveles de antes del año 2017 en el próximo quinquenio, la represión continuaría, la desigualdad se profundizaría y un nuevo tsunami sociopolítico tendría características más violentas.
- Finalizo diciendo: estoy de acuerdo con una unidad, pero una unidad “para salir de la dictadura, no para transar con la dictadura, y no para caer en pactos o transacciones que alarguen más a la dictadura”. (frase de PJ Chamorro).
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Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas