Por: Filiberto Guevara Juárez
Estimado lector(a): El título del presente artículo, es la antítesis del pensamiento atribuido al gran pensador Nicolás Maquiavelo, originario de la entonces ciudad Estado, Florencia, Italia, el cual da entender en su obra El Príncipe que, en materia política, el fin justifica los medios. Sin embargo, la mayoría de los expertos e historiadores coinciden en señalar que la famosa cita atribuida a Maquiavelo es en realidad, el resultado y transformación de una frase extraída del texto en latín ¨ Medulla theologiae moralis¨ (1645) y cuyo autor fue el teólogo alemán Hermman Busembaum, que dijo: cuando el fin es lícito, también lo son los medios.
En realidad, lo que Nicolás Maquiavelo dijo fue lo siguiente: ¨trate, pues, un príncipe de vencer y conservar el Estado, que los medios siempre serán honorables y loados por todos¨. Así pues, ¨Los dos elementos del axioma son: el fin que se persigue y los medios para conseguir tal fin¨.
Los exégetas coinciden que fue Napoleón Bonaparte el que en realidad popularizó la frase de que el fin justifica los medios. Es bueno saber también que Napoleón Bonaparte tuvo como su libro de cabecera el Príncipe, del autor Nicolás Maquiavelo.
Todo lo expresado anteriormente es de primordial importancia para entender por qué los políticos en general, y los nuestros en particular, ponen en práctica el pensamiento, de que el fin justifica los medios. Pero se les olvida que el autor de la Divina Comedia, Dante Alighieri, contemporáneo de Maquiavelo en la época renacentista de Florencia Italia, da a entender que, ¨el camino hacia el infierno está empedrado de personas con buenas intenciones¨.
Esto es de mucha importancia, porque nuestros políticos y quienes nos gobiernan actualmente y gobernarán en el futuro, deben tener bien claro que no deben mentirle al pueblo hondureño para lograr sus propósitos. Por algo dentro de los diez mandamientos contemplados en la Biblia, se afirma que la mentira es un pecado, y según el magisterio de la Iglesia Católica Romana: un pecado mortal.
En la Biblia también se afirma que satanás es el padre de la mentira y homicida desde el principio. Todo esto lo debemos tener muy en cuenta nosotros los hondureños, porque muy frecuentemente comprobamos que la mayoría de nuestros políticos nos mienten a cada instante. Sin embargo, parece ser que, nuestros políticos nos han tomado la medida en el sentido de que, aunque nos demos cuenta de sus mentiras seguirán contando con nuestro apoyo, porque ellos y muchas otras personas creen que el fin justifica los medios. Es más, por sus expresiones faciales llenas de cinismo hasta ellos terminan creyéndose sus propias mentiras.
Así pues, vivimos inmersos en un mar de falsedad que tanto daño nos ha hecho, nos hace, y nos hará si no adquirimos conciencia que la mentira como pecado mortal nos conducirá a la pérdida de nuestra fe y esperanza como nación.
La mentira para justificar nuestras actuaciones no es algo banal o sin importancia. Por el contrario, es algo de vida o muerte en nuestra existencia como nación. Es lamentable, que nosotros los hondureños no hagamos conciencia de ello. Otros pueblos como los europeos y el estadounidense, son tan radicales en su posición frente a la mentira, que son capaces hasta de destituir a un gobernante que les mienta.
Para esos pueblos el fin no debe justificar los medios, lo ético y lo moral prevalece, ante todo. Así pues, el día en que nosotros lo hondureños tomemos conciencia que la mentira es dañina y que el fin no justifica los medios; entonces y solo entonces, habremos dado el gran paso para que nuestro país salga del envilecedor subdesarrollo socioeconómico en el cual estamos inmersos, por culpa de nuestros políticos, gobernantes y gobernados por acción y por omisión.
Es tan grave el axioma de que el fin justifica los medios que, al basarse en él, se puede cometer una injusticia inconmensurablemente dañina tal y como sucedió con nuestro Señor Jesucristo, cuando en el momento de su pasión el Sumo Sacerdote Caifás afirmó: ¨ Ustedes no entienden nada.
No se dan cuenta de que es mejor que muera un solo hombre por el pueblo a que perezca toda la nación¨ (Juan 11,49-50). Para llamar en estos tiempos de inversión de valores éticos y morales a la más profunda reflexión, podemos decir lo anterior a manera de corolario del presente artículo: El fin no debe justificar los medios.
San Pedro Sula, 10 de enero de 2023.