Por: Irma Becerra
El sistema económico capitalista-imperialista necesita estar en constante cambio y movimiento, especialmente de desarrollo e innovación tecnológicos, para poder realizar la capitalización de los bienes que produce. Esto significa que necesita incentivar un crecimiento económico constante en el que invertir los bienes producidos, así como la tecnología desarrollada.
Pero, debido a las limitaciones de la propia naturaleza, que no es infinita, como ya decíamos en nuestro ensayo anterior, el crecimiento económico capitalista-imperialista tampoco puede ser infinito ya que, con la excesiva producción de bienes, su distribución, transporte y consumo se produce también una contaminación ilimitada, irracional, imparable y destructiva de la naturaleza y sus recursos naturales no renovables y renovables.
Antes de profundizar en un próximo ensayo, acerca de las formas en que las propias leyes de la naturaleza y la realidad objetiva limitan al sistema capitalista, nos vamos a detener aquí a explicar con sencillez, en qué consiste dicha contaminación ambiental, específicamente que ha derivado en el calentamiento global, el cambio climático, el efecto invernadero y la contaminación del aire en todo el planeta.
Para entender el calentamiento global y el cambio climático, es necesario comenzar por definir el efecto invernadero y ver ¿cuáles son las consecuencias y sus causas? El aumento progresivo de las temperaturas provoca el deshielo, la severidad de fenómenos meteorológicos como los huracanes, así como sequías e inundaciones.
Ahora bien, ¿qué es el efecto invernadero? Antes de resolver la pregunta, es importante entender cómo funciona un invernadero. Un invernadero es una estructura hecha de plástico o metal que sostiene un material traslúcido hecho de plástico o vidrio, que permite que la luz del sol entre, reteniendo el calor y la humedad en su interior.
Ahora, imaginemos que la Tierra es un gran invernadero. El plástico o el vidrio que retiene la temperatura, en este caso, son los diferentes componentes de la atmósfera. Los principales gases que proceden el efecto invernadero son el vapor de agua, el dióxido de carbono, el óxido nitroso, el metano y el ozono. Es decir, todos estos elementos retienen el calor en nuestro planeta, haciendo que su temperatura se eleve.
El efecto invernadero es un fenómeno en el cual la radiación de calor de la superficie del planeta es absorbida por los gases en la atmósfera, y es emitida de nuevo en todas direcciones.
Específicamente, la luz solar que es absorbida por la superficie terrestre vuelve a la atmósfera en forma de calor. Allí, los gases de efecto invernadero (GEI) retienen parte de este calor; el resto se escapa al espacio. Cabe mencionar que cuantos más gases de invernadero, más calor es retenido.
Debido a este funcionamiento de permitir el paso de la luz y mantener el calor, como las paredes de un invernadero, es que cobra ese nombre. El efecto invernadero es lo que hace posible la vida en la Tierra.
Los gases de efecto invernadero son los más eficientes en absorber el calor, como el dióxido de carbono (CO2). Sin embargo, un incremento de éstos resulta perjudicial para el planeta y para toda vida en él.
¿Cuándo da comienzo este efecto invernadero? Muchos estudiosos apuntan al nacimiento de la Revolución Industrial. A partir de ese momento, la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera creció enormemente, sobre todo debido al uso de combustibles fósiles y a la producción de energía eléctrica.
Como el CO2 es el gas que más aumentó sus emisiones desde la revolución industrial, principalmente por la quema de combustibles fósiles provocada por la actividad humana, se produce el calentamiento global: un aumento en la temperatura de la atmósfera y de los océanos. Cabe destacar que el mayor incremento se registró durante los últimos 30 años. El calentamiento global es uno de los impactos más visibles del cambio climático.
Por su parte, el cambio climático es el conjunto de alteraciones climáticas. Es decir, es un cambio significativo y duradero en la distribución de los patrones del clima. Puede explicarse de forma local o global. Los efectos son visibles y palpables.
Este aumento acelerado en la temperatura afecta los ciclos que se llevan a cabo en el planeta. Por ejemplo, la acumulación de dióxido de carbono que provoca la acidificación de los océanos afecta a la biodiversidad (crecimiento, reproducción y otros fenómenos). Asimismo, el aumento en el nivel del mar, debido al deshielo y reducción de masas gélidas amenazan las zonas costeras.
Resumiendo, estas son algunas de las principales causas del efecto invernadero:
- Emisiones de gases de efecto invernadero: la quema de combustibles fósiles como el petróleo, el gas natural y el carbón emiten gases como el dióxido de carbono, metano y óxido nitroso a la atmósfera.
- Deforestación: la tala indiscriminada de árboles, la eliminación de bosques y selvas enteras elimina la capacidad que tiene la vegetación de absorber el dióxido de carbono de la atmósfera.
- Agricultura: la ganadería intensiva, el uso de fertilizantes y la quema de residuos agrícolas.
- Industrias y procesos de fabricación: la producción de materiales como el acero o el cemento, entre otros, liberan grandes cantidades de dióxido de carbono.
- Medios de transporte: los vehículos que utilizan combustibles fósiles también son responsables del efecto invernadero.
Algunas consecuencias del efecto invernadero, para resumir:
- El cambio climático,
- El derretimiento de glaciares y hielo marino.
- Cambio de estaciones.
- Sequías e inundaciones.
- La contaminación extrema del aire o contaminación atmosférica
Como podemos observar, todos estos fenómenos no son inventados sino procesos en curso que van en aumento y en detrimento de toda la vida en el planeta poniendo en peligro a la especie humana y a las especies.
Es por eso por lo que la autora alemana, Ulrike Herrmann, en su libro “El fin del capitalismo: ¿por qué el crecimiento económico y la protección del medio ambiente no son compatibles o unificables?”, nos señala que la tecnología capitalista no es la solución así como tampoco la economía circular que establece “reciclar tanto como se produce” dentro del sistema capitalista, sin explicar ¿qué pasaría con los puestos de trabajo que quedarían fuera del proceso total de reciclaje? Ello, porque el capitalismo tiende por naturaleza a la expansión y explotación indetenible e inmisericorde de los recursos naturales, mientras que, por otro lado, para evitar el crecimiento económico, tendría que despedir a todos los empleados de las industrias que producen CO2 en exceso, como el transporte y las comunicaciones (aviones, barcos, cruceros, yates, autos, turismo, hoteles, etc.), con lo que enfrentaría una gran crisis de desempleo de millones de personas en todo el planeta.
Sin embargo, el crecimiento económico capitalista sin un final o infinito no es ya posible. ¿Qué hacer entonces? La autora recomienda un sistema global de racionamiento, especialmente de los multimillonarios, tales como Jeff Bezos, y de las personas en los países industrializados, que son las que vuelan en aviones a cada rato, tripulan yates y barcos, se compran carros de último modelo constantemente, etc., y son, por lo tanto, las que más CO2 emiten. De otra parte, y paralelamente, la autora propone una planificación estatal a nivel de cada país del globo, que se encargue de asumir el problema de la eliminación de las industrias contaminantes y, por lo tanto, el problema de los puestos de trabajo que harían falta. Sin racionamiento global y sin planificación estatal, que nos hagan reducir la calidad y el nivel de vida y llevarla a la década de los setenta, especialmente, en las sociedades desarrolladas, no es posible, para Herrmann, solucionar el problema de la creación destructiva del capitalismo y el final terminal de la naturaleza misma.
Eso significa, que la iniciativa se encuentra en los países industrializados, los cuales deben poner restricciones a los bienes producidos en detrimento de la naturaleza que provienen de los países subdesarrollados, al mismo tiempo, que nos enseñan nuevas técnicas, métodos y tecnologías sostenibles para elevar nuestro propio nivel de vida en nuestros países sin que sigamos destruyendo la naturaleza y el mundo.
Parece una utopía irrealizable. Pero la etimología del concepto de utopía que es un “no lugar” situado concretamente, nos lleva a sostener que se trata no solamente de una idea posible, sino de un lugar de protección de la naturaleza y su historia racional, “en todas partes del mundo”. Por eso, a los que creen que estamos tristes, abatidos o consternados porque pareciera que nadie nos escucha nuestras advertencias filosóficas les decimos que seguiremos adelante, advirtiendo y denunciando lo que algunos perversos seres humanos no quieren entender y que ya manifestase la ambientalista asesinada injustamente, la hondureña Berta Cáceres: “El final del mundo está más cerca de lo que pensamos, y ya queda poco tiempo para hacer algo al respecto”.
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Escritora y filósofa hondureña. Doctorada en filosofía por la Universidad de Münster, Alemania. Es directora de la Editorial Batkún, fundada por su padre, el escritor e historiador hondureño Longino Becerra. Su mas reciente libro “En defensa sublime de la mujer” Ver todas las entradas